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TIJUANA BC 23 DE OCTUBRE DE 2018 (La Silla Rota).- Luego de 10 días de haber salido de San Pedro Sula, en Honduras, parte de la caravana comenzó su marcha por México.
"Estamos exhaustos, ha sido un camino terriblemente difícil. Pero también tenemos esperanzas: estamos en México, lo que significa mucho para nosotros", así le cuenta a BBC Mundo, José Luis, uno de los migrantes de la caravana que intenta llegar a Estados Unidos.
"¡Sí se pudo, sí se pudo!" y "¡México, México!" fueron los coros que más se repitieron.
Llegaron a Tapachula, Chiapas y este domingo a las 5 de la mañana empezaron su travesía por México, en contra de los deseos de México y Estados Unidos.
Las autoridades de México, que han sufrido la presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han repetido que los migrantes deben presentar visa o solicitar refugio.
Paso a paso de la Caravana Migrante
MOMENTOS DE TENSIÓN
La caravana llegó el viernes al puente que divide a Guatemala y México, hubo momentos de caos en los que los migrantes y la policía de México se enfrentaron. La policía lanzó gases lacrimógenos, los migrantes piedras.
Después, las autoridades de México cerraron la valla y hubo una larga espera que desesperó y dividió a la caravana.
México comenzó a tramitar las solicitudes de refugio, que en principio los migrantes no querían, pero a un paso muy lento.
Miles de ellos decidieron no esperar y el sábado cruzaron el río Suchiate, a nado, en balsa, o caminando, con la ayuda de una cuerda que tendieron a lo largo de la barrera natural entre Guatemala y México.
En la mañana del domingo comenzaron a caminar por México, en un bloque larguísimo que ocupaba un extenso tramo de la carretera entre Ciudad Hidalgo, en la frontera, a Tapachula, en Chiapas, en el sureste del país.
Según la Comisión Nacional de los Derechos humanos (CNDH), por un conteo de autoridades locales, pueden ser más de 5,000 inmigrantes, sobre todo de Honduras.
Fueron a un paso firme y muy rápido. A pesar de que había niños, ancianos y personas en silla de ruedas o muletas.
En un punto la Policía Federal (PF) cerró el paso, pero lo abrió justo antes de que la caravana llegara.
En algunos lugares sus vehículos los escoltaron. Les pidieron que presentaran su solicitud de asilo, pero los migrantes se negaron y siguieron su paso.
Como todos los migrantes entrevistados por BBC Mundo, dice que escapa de la violencia y la pobreza de su país.
Sin embargo, una parte de los migrantes está todavía en el puente que conecta a México con Guatemala, pidiendo refugio a México.
BBC Mundo reportó que llevan muchas horas sufriendo el terrible calor. Han dormido dos noches sobre el asfalto, a la intemperie. No tienen acceso a agua corriente, ni a sanitarios y hay un constante olor a orines. Los niños son los más vulnerables a estas condiciones: algunos han sufrido de diarrea o insolación. La basura se ha acumulado en pequeñas montañas. Se han visto escenas de desesperación: algunos niños y mujeres se han desmayado.
De acuerdo con información de la CNDH quedan unos 1,500 en el puente y más personas han seguido llegando.
VIDAS EN PELIGRO
Las autoridades mexicanas comenzaron a dejar entrar a migrantes con una solicitud de refugio, aunque las otorgan a un ritmo que a ellos les parece demasiado lento.
Por su parte, el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, aseguró a BBC Mundo que están recibiendo a los migrantes y tramitando solicitudes de refugio.
Dijo que cada día procesarán en promedio las solicitudes de unos 300 inmigrantes.
En la caravana hay muchos bebés y niños que son especialmente vulnerables a las duras condiciones de la caminata.
Edgar Corzo Sosa, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, aseguró que no ven el "mínimo interés" de las autoridades de México de cuidar a los menores.
Ellos han decidido esperar en el puente. Pero, saben que la espera todavía puede ser muy larga: han puesto un plástico atado a la valla que les sirva para proteger a sus hijos del sol.
EL APOYO
A su paso, muchos mexicanos salieron de su casa a alentarlos: "Bienvenidos, ánimo. Sabemos que tienen derecho a buscar una mejor vida", les decía Jesús Cancino, a la entrada de su casa. Otros les daban agua o comida.
Cuando llegaron al final de su trayecto del día, después de más de 10 horas de caminar, en el Parque Central de Tapachula, los migrantes por fin descansaron.
Estaban exhaustos de su viaje, una de las caminatas más difíciles de la ruta hasta ahora: bajo un tremendo sol y mucho calor. Sin embargo, estaban contentos de estar en México.
"Ya estamos en México, no vamos a parar", era una frase que se repetía entre ellos. Ahora, planean su próximo destino: Estados Unidos.