"Dios acomodó las cosas": Oficial Munguía
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"Dios acomodó las cosas": Oficial Munguía

TIJUANA BC - jueves 2 de agosto de 2018 - AFN.
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JOSÉ ENRIQUE GARCÍA SÁNCHEZ

TIJUANA BC 2 DE AGOSTO DE 2018 (AFN).- Para la oficial de la Policía Municipal Nati Munguía no hay duda: “Dios acomodó las cosas para que las cosas ocurrieran como ocurrieron” y salvar la vida del pequeño Enoc, quien sobrevivió al ataque armado de su padre y quedó impactado al ver que este mató a su madre y su pequeña hermanita, el pasado lunes 30 de julio en Playas de Tijuana.

Concluido uno de los episodios violentos más traumáticos que ha vivido la ciudad en los últimos años, Nati pudo soltar las lágrimas, pero durante la intensa experiencia apeló a su entrenamiento y además pidió ayuda divina para no perder el control y encontrar las palabras que le permitieran calmar a Enoc, de 9 años, quien se hallaba alterado y solo quería ser abrazado por su madre.

Esa mañana, después de las 10 de la mañana, cuando escuchó el llamado a través de la frecuencia policiaca, Nati acudió de inmediato al sitio, donde su compañera Daisy ya estaba haciendo frente a la emergencia por haber sido la primera respondiente.

Se acercó a la vivienda donde se desarrollaban los hechos y se reportaba un hombre fuera de sus cabales, disparando. Según el testimonio del propio Enoc, su padre le había dicho que era el anticristo.

Ella y su jefe inmediato oficial se protegieron tras un muro que separaba las dos entradas a la vivienda, repeliendo el ataque, mientras integrantes del Grupo de Operaciones Estratégicas rompían una reja, y protegidos con un escudo ingresaban para someter al atacante.

Dos oficiales resultaron heridos durante el operativo, Giovanni, uno de ellos, recibió un tiro en la cabeza, y esto generó de gran intensidad y desesperación para los oficiales: “Estaba parapetada y calmando a los de atrás porque cuando alguien grita “oficial caído”, todo mundo se desespera, se le va su concentración se le pierde, entonces yo les gritaba”, recordó.

Luego que el atacante fue sometido, uno de los oficiales le entregó al niño: “Yo lo agarré y salí corriendo, ya no pensé, salí corriendo y pidiendo una ambulancia. Le dije no te preocupes, y él me decía: ´es que mi papá mató a mi mamá y a mi hermanita´. Le insistí: no te preocupes y me dijo ´los policías mataron a mi papa´”, rememora Nati Munguía, la mayor de cuatro hermanos, en una familia donde una hermana es paramédico de Cruz Roja.

De inmediato pidió el apoyo de una ambulancia mientras insistía en tranquilizarlo y borrar de su memoria el momento en que vio como los oficiales abatieron a su padre y Enoc respondía “!si, yo vi cuando le pegaron!”. Varios medios de comunicación captaron el momento en imagen y video.

“Ahí es cuando tienes que entrar en el control mental y dejar sentimientos a un lado, y usar la razón, y yo solo dije ´dios mío ponme las palabras que le tengo que decir a esta criatura´. Nati buscó conectar con el niño diciéndole su nombre, reiterándole que también era un ser humano, y en algún momento hasta se despojó de la fornitura, la camisa de su uniforme, y hasta el arma.

Personal de Cruz Roja y policías buscaban tranquilizarlo hasta que llegaron los psicólogos de la Unidad Municipal de Apoyo Social. Entre todos lo abrazaron hasta que calmó su ansiedad. Nati supo que el niño había encontrado una zona de confort cuando otros oficiales quisieron llevárselo y él se resistió y se aferró a ella. “No me sueltes, me dijo, y no lo solté”.

Nati no tiene hijos propios pero si adoptivos. Se ha convertido en madre del hijo de su marido, un bombero de la ciudad, y además prácticamente adoptó a otro joven que hoy es policía municipal y a quien conoció siendo un adolescente integrante del cuerpo de policía juvenil.

Adicionalmente participa en una agrupación denominada “Ven, Cuenta Conmigo”, creada por el policía Rigoberto Silva Frausto, con el propósito de ayudar a cientos de niños huérfanos, a quienes buscan aliviar sus necesidades afectivas y materiales, y con frecuencia les llevan regalos y organizan fiestas en fechas especiales. “Estar viviendo con esos niños que en realidad todo lo que quieren es un abrazo, me ha hecho más humana y más sensible porque vemos la violencia como esta día con día”, dice la oficial, quien tiene 17 años de servicio y en diciembre espera graduarse como abogada para concluir sus estudios de Ingeniería en Sistemas.

Nati no se cansa de repetir el orgullo y emoción que le produce haber sido participe de un acontecimiento donde policías municipales, estatales, socorristas, bomberos y militares, dieron grandes muestras de valentía y coraje. “Fuimos uno solo”, reitera mientras se toca el pecho y se emociona nuevamente al recordar las palabras que le han dedicado o la afirmación de que es una “superhéroe”, pero una y otra vez responde que “no fui yo sola. Se siente muy bonito, pero no soy yo, fuimos todos, somos un equipo y me gustó mucho ver como todos fuimos uno. A la hora de los balazos es cuando se demuestra quien está y quien no está”.

Especial emoción le produce el recuerdo de sus dos compañeros heridos en el incidente, uno de ellos en la cabeza. Se trata de Giovanni, de aproximadamente 25 años quien evoluciona satisfactoriamente para tranquilidad de sus padres, un bombero y una mujer policía. “Viene de familia de superhéroes. Yo no soy superhéroe, soy solo un ser humano”, asegura.

A casi cuatro días de los hechos le ha resultado difícil desprenderse emocionalmente de Enoc. “Nos imaginamos cuanto terror ha de haber vivido y se nos desgarra el corazón y se nos vienen las lágrimas a los ojos y se nos enchina la piel, pero no está en nuestras manos. Yo le agradezco infinitamente a Dios que me haya dejado estar en el lugar y me haya dado las palabras que tuve que haber dicho, haya pasado lo que pasó”.

De buena gana iría a su encuentro pero no desea interferir con la atención que le están proporcionando, para evitar un retroceso en su tratamiento psicológico. “Yo quiero ir a verlo. Quiero abrazarlo y decirle muchas cosas y estar con él. De hecho en uno de los comentarios yo le dije que me lo podía llevar a mi casa, pero no puedo llevármelo por su salud mental, honestamente creo que no sería sano.”

“Cuando sea tiempo va a llegar el momento, y si no va a llegar el momento está en manos de Dios ese niño”, por eso “Pido a Dios y todos que oren por Enoc. Que sea lo mejor para él”. 

Por lo que a ella respecta, sigue adelante con su vida y su trabajo, disfrutando lo que hace sin esperar nada a cambio más que la satisfacción personal de entregarse a lo que le gusta, y proteger a la gente mientras valora la vida, lo que tiene y lo que es, viviendo el momento y guiándose por lo que ha definido como su filosofía de vida:

“A estas alturas no le pido nada a Dios, solo le doy gracias por lo que tengo. Nadie pide nacer, nadie sabe vivir y nadie se quiere morir pero todos tenemos una meta en esta vida, un camino que hacer, somos partícipes de la vida y hay momentos en que vamos a estar con ciertas personas para ayudar, y otras veces para aprender y pues…  aquí estamos”.

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