Grupo armado la obligó a cruzar droga
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Grupo armado la obligó a cruzar droga

Tijuana BC - miércoles 13 de junio de 2018 - AFN.
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*.- Por José Enrique García Sánchez

•Un juez decidirá su suerte en Riverside

•“Solo lloramos y rezamos”, dice esposo de la detenida

TIJUANA BC 13 DE JUNIO DE 2018 (AFN).- Roselia López y su marido José Ontiveros, habían escuchado hablar de “mulas ciegas”, es decir, personas que transportan sin saberlo, droga escondida en sus automóviles, pero nunca imaginaron que vivirían un episodio incluso peor, que está a punto de destruir la vida que han construido en la Union Americana, donde atienden un par de negocios modestos y han procreado dos hijos hoy adultos jóvenes.

La mañana del pasado cinco de abril Roselia López había concluido sus actividades en Tijuana y se preparaba para regresar a San José, California, desde donde suelen venir a esta ciudad en promedio cada quince días para acondicionar una vivienda en la zona oeste, y en cada viaje, traer algún mueble, electrodoméstico o pieza de equipamiento.

Recientemente habían decidido buscar un hogar para su retiro en esta ciudad por donde hace casi tres décadas cruzaron y lograron su propósito no solo de emigrarse sino convertirse en ciudadanos estadunidenses. Ahí se veían disfrutando en tranquilidad los últimos años de vida, respaldados por unos modestos ahorros y los beneficios médicos y económicos derivados de su pensión.

Con frecuencia conducían desde su actual lugar de residencia hasta Tijuana pero esta vez Roselia hizo el viaje sola y ese día temprano abordó el Volkswagen Touareg de su sobrina, se dirigió a una tienda de conveniencia cercana a su nuevo hogar y se enfiló hacia la garita cuando la interceptaron siete sujetos armados a bordo de dos vehículos y la secuestraron durante más de una hora.

Cuando Roselia fue abordada por los desconocidos (una mujer entre ellos), y obligada a subir a uno de los dos vehículos, uno de ellos revisó su bolso, leyó sus identificaciones y confirmó a sus cómplices que era la persona que buscaban. “Es ella”, recuerda haber escuchado Roselia mientras se mantenía tirada en la parte trasera de uno de los autos.

Uno de los delincuentes tomó control del Volkswagen y arrancaron hacia un destino que nunca pudo confirmar. Durante el trayecto le impidieron asomarse para identificar la zona donde se hallaban, pero en algún momento pudo percatarse que se dirigían hacia el crucero de la Cinco y Diez, y habían pasado por la estación de la Policía Municipal Margarito Saldaña. Enseguida, el movimiento del auto y la gravedad de su propio cuerpo le hicieron saber que habían dado una vuelta pronunciada, que cree se produjo a la altura de llantera Jaramillo, como entrando a la populosa zona de Camino Verde.

Ingresaron a una casa y ahí la mantuvieron poco menos de una hora, después de lo cual le ordenaron cruzar hacia Estados Unidos a través de la garita de Otay, pero por el susto le había bajado la presión y explicó que se sentía mareada y eso limitaba su visibilidad. No obstante las amenazas insistió y sugirió ir en busca de una comadre suya para que le ayudara a conducir.

La recogieron en la zona de Plaza Monarca y le advirtieron que al menor intento de salirse del camino o entregarse a las autoridades lo pagaría con el asesinato de sus familiares. También le amenazaron si se atrevía a revelar lo ocurrido a su comadre.

Por la información que le dieron, entendió que sabían sobre su familia y lugar de residencia, y quizá no vacilarían en la amenaza de matar a sus seres queridos.

Sin mayor problema cruzaron a Estados Unidos al filo de las 10 de la mañana, Roselia tomó el control del volante por instrucción de los delincuentes y pudo percatarse que algunos de sus captores los seguían de cerca en una de las unidades usadas para su secuestro previo.

Siempre preguntándose que podría hacer para dar la voz de alerta y obtener ayuda, llegó hasta un retén ubicado en la zona del poblado de Murrieta y por instinto cambió de carril abruptamente para provocar ser detenida por agentes de la Patrulla Fronteriza estacionados en el sitio, lo cual ocurrió.

Estuvo a punto de confesarles lo ocurrido pero se percató de la presencia del auto de los delincuentes y guardó silencio, dijo a los policías que se había sentido mareada. Después del interrogatorio, tomó el volante mientras rezaba para que ocurriera un milagro y este aparentemente se produjo. Los agentes sospecharon que algo ocurría y la obligaron a orillarse para una inspección detallada con el auxilio de un perro y la detención se produjo. Eran las 11:45 de la mañana.

La policía encontró escondido un aparato GPS y aproximadamente 40 libras de droga, y Roselia y esposo supieron que esta se hallaba tan bien escondida que por eso no la detectaron en la garita de Otay, y están convencidos de que cargar el estupefaciente difícilmente pudo haber ocurrido durante el tiempo que la tuvieron en la casa de seguridad.

El vehículo de su sobrina había permanecido fuera de su casa en Tijuana durante los 15 días previos, y sospechan que pudo haber sido entonces cuando hicieron el operativo. No descartan incluso la posibilidad de que personas que residen en San José y los conocen, pudieron estar relacionados con los delincuentes.

Antes que ellos, muchos casos de “mula ciega” fueron documentados en la frontera entre Tijuana y San Diego. No pocos conductores terminaban detenidos en territorio norteamericano al descubrirse que en la parte baja del auto alguien había pegado un pequeño cargamento de droga mediante el uso de un imán de uso industrial.

En este caso, la victima solo tenía la sospecha de que le estaban obligando a cruzar algo, posiblemente droga, pero lo confirmó hasta el momento de la detención, incidente del que su comadre salió libre unos días después al quedar claro su desconocimiento sobre los hechos.

José Ontiveros afirma que desde hace 13 años tiene un taller de hojalatería y su esposa un negocio de limpieza de casas, una actividad que a ella le permitió obtener ingresos adicionales por 24 ños. No viven con lujos “pero necesidad de andar con tarugadas no tenemos”, dijo a Agencia Fronteriza de Noticias, pero hoy lo único cierto en su futuro es la incertidumbre. En las últimas semanas han perdido sus ahorros y solo lloran y rezan, particularmente porque próximamente un juez del condado de Riverside decidirá la suerte legal de Roselia, quien obtuvo libertad condicionada y porta un brazalete electrónico, mientras acata la prohibición de abandonar California.

“Estamos en un limbo, toda esta semana es de oración, para que la verdad salga a flote y que el juez sea consciente de que no tenemos nada que ver nosotros”, relató Ontiveros, quien espera que las últimas lágrimas que derramen sean de felicidad por su declaración de inocencia y liberación.

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