El último suspiro
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El último suspiro

TIJUANA BC - viernes 6 de abril de 2018 - AFN.
2066

Por: Joebeth Terríquez

TIJUANA BC 6 DE ABRIL DE 2018(AFN).- Los últimos suspiros de una persona raramente son atestiguados por una multitud, sin embargo, cuando este evento  sucede crea una apertura para adentrar a la sensación colectiva del suceso más natural que los humanos conocemos y a su vez lo que más eludimos, la muerte.

En el camino a casa, como es de rutina, abordé un taxi sobre uno de los bulevares más transitados de la ciudad, en el caso de este día aún más caótico, debido a un partido de fútbol. Mientras más se acercaba el vehículo de transporte público al estadio se podía divisar las multitudes entusiasmadas para poder asistir a este evento, a su vez, su servidor algo molesto, porque lo que menos quería era estar atorado en el horroroso tráfico que estos espectáculos ocasionan en la ciudad, sin embargo, se trata de algo que no se puede evitar cuando uno se arriesga a emprender su camino a casa por esta vía.

Una vez en la primera parada de mi camino, bajé del transporte y caminé unos metros para llegar a la esquina, y ajustar mis audífonos para no tener que escuchar los sonidos típicos del centro de la ciudad que en este momento me ocasionaban disgusto, por el momento frustrante que acababa de pasar con el terrible tráfico.

Ahí, en ese momento y sobre esa esquina, observé a lo largo las luces rojas de lo que parecía una ambulancia. Como ocurre en mi labor diaria, en vez de ignorarlas decidí dirigirme hacia donde se desprendían dichas luces. Al cruzar la calle confirmé que era una ambulancia, por lo que seguí en camino a ver de qué se trataba, recorrí una calle y vi que había una unidad de bomberos a un lado y también una patrulla. Al llegar a la esquina, frente al lugar de los hechos logré darme cuenta de que se trataba de una persona herida, saqué mi cámara fotográfica y crucé la calle para documentar.

Con una costumbre casi mórbida de dirigirme a esos hechos sin verdaderamente observar mis alrededores comencé a retratar todo, aunque, esta vez vi a un hombre en el suelo, en el Interior de un restaurante de comida mexicana, -un hombre de entre 50 y 60 años-. Sobre de él, dos paramédicos intentando hacer reaccionar su corazón. 

Pensé, nadie lo hirió, nadie lo atacó (ya que es algo que acostumbro registrar en esta ciudad), algo que en lo que va del año, y en el año anterior, es lo único que he registrado, ataques violentos por el crimen organizado, pero esta vez, hoy, fue un hombre en el último de sus días, quizá un padre, un esposo, un hermano o un hijo, pero en ese momento solo fue un desconocido que moría.

Al tener esta sensación fúnebre penetrar mi insensible ser, acostumbrado a, en cierto modo vivir de la muerte, me quité los audífonos y escuché esos sonidos que intentaba negar, y lo que escuché fue un sonido gratificante para el alma; escuché a la humanidad, mientras hay quienes ven estos hechos con tinte morboso, con cada segundo que pasa, con cada empuje de resucitación que daban los paramédicos, todo cambiaba.

Los morbosos se convirtieron en los familiares y amigos de este señor, alentándolo a salir adelante, mientras una mujer con sus hijos solo decían: “dios mío, por favor despierta”. Un señor de origen asiático no se despegaba de la ventana, con los ojos cerrados murmurando algo en su idioma natal, otro señor expresaba contrariado: “así no se tiene que morir ese cabrón”,  y una familia completa sin moverse, ahí perplejos hasta que una de las dos niñas preguntó: “papi, que le pasa al señor”. 

Fue en ese momento, cuando me di cuenta que la gente no estaba ahí solo para ver al señor morir, la gente estaba destinada a acompañar a este hombre a terminar su última travesía por este mundo.

Una vez terminada mi labor de documentar, guardé mi cámara, pregunté a un oficial lo que había ocurrido, me contestó que el hombre comía en el restaurante y se desplomó. “Se le llamó al 911, -me tocó atender el llamado-, al ver que se trataba de un paro cardíaco inmediatamente solicité una ambulancia y al llegar los paramédicos se lanzaron a intentar salvar la vida del hombre”. 

Es toda la información que logré sacar, la identidad del hombre no se me dio, solo la aproximación de su edad, como es normal en los reportes policiacos, el sexo, una aproximación de la edad y la causa de muerte, -así todos los días-, así todos los muertos, sin embargo, este día me tocó ser un testigo, un amigo y un familiar de este hombre, a quien solamente conocí como: "17:15 horas, un hombre desconocido de aproximadamente 50-60 años, falleció por complicaciones al corazón, en la calle 5ta y Niños Héroes, Zona Centro".

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