Por: Juan Manrique
Fotos: Antonio Camarillo

TIJUANA BC, 27 DE DICIEMBRE DE 2011 (AFN).- Para Rogaciano García, deportado desde hace tres meses del vecino país a esta ciudad, estas fechas de fiesta son como cualquier otro día, en donde él mismo dice “no esperar nada”.

  García originario de Acapulco Guerrero, vivió por siete años en Long Beach, California junto con su hermano. Se desempeñaba en el área de la construcción hasta hace tres meses, cuando al volver a su casa después de un largo día de trabajo, fue detenido por la policía de California.

Al revisar su historial salió que tenía “provecho” como ellos lo llaman, es decir que se encontraba bajo supervisión, tras salir de prisión, por lo que fue deportado.

Un año antes, fue detenido por elementos policiacos de aquel estado manejando bajo los influjos del alcohol. A partir de ese incidente, decidió transportarse a sus diferentes destinos en bicicleta, pero de nada le sirvió la noche en que fue deportado.

“Uno que no tiene ¿a qué le tira verdad? No más a echarse el problema… está cab…”

Ahora, duerme algunos días en la canalización del Río Tijuana, lugar mejor conocido como “El Bordo”, y en cualquier otro lugar donde le permitan pasar la noche.

Asentado en esta ciudad fronteriza, dice sólo esperar la oportunidad para intentar cruzar de nuevo y regresar a  Estados Unidos.

La primera vez, platica al reportero de Agencia Fronteriza de Noticias, cruzó por Tecate. En esa ocasión le cobraron mil 500 dólares y no tuvo problemas. Ahora afirma, que “está más difícil”, no sólo para intentar cruzar, sino que también para sobrevivir en esta ciudad.

 “No hay trabajo aquí” dice con la voz cansada y la mirada perdida en el horizonte, donde se perfila una unidad de la Patrulla Fronteriza, estacionada en los límites fronterizos de México y Estados Unidos. Refiere que él sale a buscar trabajo, pero que desafortunadamente no lo encuentra. Y  el mayor problema al que se enfrentan es la Policía, ya que lo detienen por no contar con identificaciones y se lo llevan a la cárcel.

Asegura haber ido caminando hasta Playas de Tijuana y Otay en busca de empleo “en cualquier trabajo” que lo acepten, ya sea de construcción o lavando autos, pero “es rara la vez que cae un trabajo”; además la diferencia de sueldo, asevera, es muy notoria ya que asegura, “es poco lo que pagan aquí”.

La víspera de Navidad, según recordó, acudieron feligreses de diversas Iglesias al sitio hasta donde se encontraban él y otros que comparten su suerte, para ofrecerles una cena caliente que consistió en pollo y espaguetti, sin embargo, la realidad la vivió al día siguiente, ya que no contó con la misma suerte, porque le dieron las 21:00 horas y apenas si probó bocado, tras reunir 15 pesos, que es la cantidad que a su decir le cobran en algunos albergues para proporcionarles comida y un lugar dónde dormir.

Cuando la suerte está de su lado, según dice, llega a un lugar cercano a la central de Autobuses en la cual es atendido por monjas, en donde si hay espacio lo dejan  pasar las noches.

Tras una larga plática, nos hizo saber que tiene tres hijos en la colonia Morelos de Acapulco, Guerrero, los cuales están en compañía de su señora madre, su esposa que después de tantos años “pues ya no sé si me siga esperando”.

Para este fin de año, desea que alguien le proporcione un trabajo o una cena, en el “mapa”, lugar ubicado frente a las instalaciones del PRI (Partido Revolucionario Institucional), en la avenida Internacional.

La oportunidad la espera durante el próximo mes de enero en que pretende reingresar a Estados Unidos o regresarse a su lugar de origen, para reunirse con su familia.