Por: Marco Antonio Samaniego
TIJUANA BC 29 DE AGOSTO DE 2019.- El gobernador pronto se va. El 1 de noviembre entra el nuevo representante del poder ejecutivo y de seguir las cosas como van, el adeudo con la UABC, llegará a cifras históricas. Se trata de 1, 139, 908, 021.26 pesos. Es decir, poco más de un billón de pesos, y al ´parecer hasta el momento no se ha establecido una probable fecha para cumplir con las responsabilidades.
Esto significa que cientos de estudiantes, sino es que todos en diferente medida, han dejado de recibir una parte de su educación superior. Pueden ser prácticas de laboratorio, libros que no se pudieron adquirir, bases de datos que quedaron inconclusos, viajes a eventos nacionales o internacionales, estudios de campo, ganado que no pudo ser observado, cultivos que se dejaron de hacer, y mucho más que se puede agregar. La lista es interminable.
Es decir, debido a que no se cumple con lo establecido en la ley, se genera un efecto dominó con múltiples consecuencias. Los objetivos que se deben cumplir para formar un licenciado, maestro o doctor, no tendrán el resultado deseado. Es decir, dependiendo del área de conocimiento, algo va a faltarle a alguien es su preparación, misma que puede repercutir en el ejercicio profesional.
Si el número resulta escándalo en términos históricos, el efecto que se tiene es peligroso. Sienta un mal precedente, una idea falsa y equivoca que la educación superior puede esperar. Evidentemente, por ser parte de la institución, nuestro juicio no es imparcial. Pero quizá sea importante indicar que la cifra ha llegado a niveles peligrosos, francamente irracionales.
De seguir esto así, dado que incluso no se han realizado los pagos de los últimos meses, este endeudamiento va a quedar en la memoria colectiva de varios miles de bajacalifornianos. Un momento de inflexión en el cual la propuesta educativa se mantuvo en el limbo, porque los responsables no actuaron en tiempo y forma.
Hace algunas semanas se indicó por parte del gobernador que el adeudo era también heredado de la administración pasada, en este caso, un egresado de la UABC, como el también panista Guadalupe Osuna Millán. Sin embargo, cuando el actual gobernador, Francisco Vega, tomó el cargo, no indicó nada al respecto. No recordamos una denuncia pública de ello, tampoco un señalamiento de que el adeudo estaba ahí. Sin duda, el pertenecer al mismo partido político influyó. Dicho de otra manera, lo dijo hasta que se vio con el agua al cuello, dando patadas de ahogado en una administración que será marcada por el adeudo.
¿Porque, de ser cierto, no se dio a conocer la información hace seis años? ¿Por qué en la actual condición, se tardó en indicar que no era sólo en su sexenio parte de la enorme deuda? ¿Por qué la enorme cantidad de dinero que se debe a los universitarios, es decir, a un sector amplio de bajacalifornianos, no genera una explicación sobre la no relevancia de la educación superior? ¿Por qué no se cumple con la ley? ¿Y si estuvo mal de la pasada administración, porque no cumplir con la parte que le corresponde?
Sin duda nuestra falta de objetividad es evidente. No nos vestimos de imparciales. Nuestras preguntas van cargadas de un visión de alguien que está convencido de la importancia de la educación superior en su condición pública. Pero los objetivos de docencia, investigación y extensión, parecen no importar a quien se va. Heredar el problema, en caso de que suceda, va a quedar como marca de un sexenio. Cuando lo panistas se pregunten por qué luego de treinta años, de haber sentado un precedente importante en la historia política del país, concluyen una etapa de Baja California con malas cuentas, la cifra aquí citada debe estar entre una de sus autocriticas. Esperemos que se den, porque si bien el sexenio termina, los recursos al partido siguen. Se paga para que hagan política de nivel, no deudas que hunden la educación.
* Marco Antonio Samaniego López. Doctor en historia por el Colegio de México.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.