Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 8 DE AGOSTO DE 2019.- De nuevo, un joven blanco, que rebasa los 20 años, comete un crimen atroz. Es una marca que con excepciones corresponde a quienes realizan actos como  llegar a matar a un supermercado en una ciudad como El Paso, Texas.  Numerosos asesinos entran en esa categoría,  un joven que decide que su idea de religión, raza, preferencia sexual, nacionalidad, debe ser la correcta. 

En estos días mucho se ha insistido en que el lenguaje de odio  que se inició desde 2015, por el actual presidente estadounidense, es un factor de peso. Aquí apuntamos en varias ocasiones que las ideas de Breibart News – con el poco agradable Steve Bannon -  y de Fox News, son una repetición de discursos del siglo XVIII. Argumentos que hace dos siglos fueron superados por Jefferson, o por John Adams.  Evidentemente  la idea de avance con el transcurso del tiempo es incorrecta,  ya que llegaron después los demócratas del sur, encabezados por Andrew Jackson, quienes con su idea sobre la esclavitud de los afroamericanos, la concentración de indígenas en reservaciones  y de un México que no supo ocupar los territorios, llevaron a masacres sin fin durante buena parte del siglo XIX. 

Sin embargo, en esta ocasión el tema electoral para 2020 y los ataques como este, provocan un dilema en el discurso de Trump, Breibart,  Fox News, y otros.  Si mantienen la idea racial para dividir y apostarle al colegio electoral,  pueden generar respuestas contrarias a la que han manejado hasta hoy. El odio al extranjero que provoca todos los males. La condición de inferioridad que se atribuye a lo que viene de fuera. 

Su seguidor, Patrick Crusius, de apenas 21 años, le ha colocado un serio problema.  Si mantiene el discurso lo van a seguir culpando de provocar este tipo de actos, si no, entonces su base electoral puede verse minada.  Lo mismo con el apoyo al NRA, la Asociación Nacional del Rifle, que defiende la segunda enmienda  en base al reparto de millones de dólares entre congresistas, fundamentalmente republicanos. Trump recibió treinta millones de dólares para su campaña de dicha  organización. 

Sin duda, el hecho de que el asesino llegara con el ánimo de matar mexicanos, demuestra la capacidad de penetración de un discurso de odio, que si bien no es la primera vez, si coloca al negocio de la venta de armas en el centro de la opinión pública. 

Por otra parte, los bad hombres a los que se aludió en múltiples ocasiones, están de los dos lados. Acá, en ciudades como la nuestra,  dejan cifras de horror en cada fin de semana. De aquel lado, los bad hombres, son casi bad adolescentes, y muestran que las ideas de superioridad racial no se han ido a pesar de las intensas luchas por los derechos civiles. Y en cualquier caso, coloca a los estadounidenses que piensan de esa forma, en un dilema que en el corto plazo tiene consecuencias. 

Los del NRA y republicanos que los apoyan tienen otro problema. El argumento es que ante un asesino de este tipo, aparece un good hombre con pistola que termina con las intenciones del perpetrador. Ese mito se acabó. En El Paso no apareció nadie armado, en un estado en el cual andar armado es más común, e incluso, es legal exhibir las armas.  No llegó un  pistolero bueno a detener a Patrick,  quien se dio el lujo de entregarse a las autoridades luego de asesinar a veinte personas y dejar heridas a   otra veintena.  Así  pues, el dilema no es menor.

Por otra parte, lo sucedido también explica acciones de nuestro lado. El cruce de armas es tan sencillo que no es de extrañar que se registren en nuestros sitios actos de violencia cotidiana. Una larga lista de pendientes en la relación entre los dos países. O se coopera de alguna forma, o seguirán apareciendo heridos y muertos con harta frecuencia, como de hecho estamos. Y horas después, Dayton, Ohio. 

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.