Dr. Marco Antonio Samaniego López *

TIJUANA BC 14 JUNIO 2019.- Hace algunos meses indicamos en esta columna que el futuro de las caravanas no podía seguir siendo como el de las primeras experiencias que sorprendieron a muchos, no por el fenómeno  migratorio al que estamos acostumbrados, sino por la forma de viajar en grupo y llamar la atención de los medios. Los eventos de hace unos meses dejaron una experiencia que pronto ha cobrado forma.

La secretaria de Gobernación, Olga  Sánchez Cordero, dijo a unos cuantos días de asumir el cargo, que las caravanas ya no eran tema, que en cinco días la 4T había  generado respuestas al asunto y no había de que preocuparse. No compartimos el comentario  e indicamos que el asunto era de mayor peso.

En una semana el tema se volvió  el más importante para todo el país, para las finanzas de todos los mexicanos que al ver el escenario, en lo primero que pensamos es en la paridad peso-dólar. El festejo del sábado pasado en esta ciudad, lejos de ser un tema trivial, nos marca en una condición de subordinación por la capacidad del presidente estadounidense  de  aludir a medidas de emergencia y sin violar la relación con el congreso, amenazar con terminar  el libre intercambio de mercancías entre los dos países. Si bien los efectos son negativos para los dos, los primeros en sentirse afectados  vivimos en este lado.

El festejo y los que aplaudieron  dieron el mensaje claro, a pesar de la ironía que rodeaba  el evento, estamos con López Obrador. Se festejaba que por escasos 45 días no habría aranceles, siempre y cuando cumplamos  lo que dijo Trump.

Para alguien que trabaja temas de la relación México- Estados Unidos y en particular el significado del límite fronterizo, indicamos que no es nada nueva esta postura, si acaso es más  resonante por que los medios  penetran de manera más acelerada en la actualidad. Ejemplos  de negociación en los que presiona Estados Unidos sobran: la intervención en el proceso revolucionario en Baja California, Tampico o Veracruz; La expedición punitiva;  los tratados de Bucareli;  la guerra cristera; la educación socialista, la formación de organismos políticos; el programa bracero; el caso de El Chamizal, los procesos de delimitación de las 200 millas de mar patrimonial; la salinidad del rio Colorado; los cambios en la legislación internacional sobre migrantes, y muchas cosas más. Por otra parte, México también es clave para Estados Unidos como lo es el uso de su espacio para organización de orden político y movimientos sociales armados; la apropiación de zonas agrícolas; poblamiento de ciudades como Tucson o Los Ángeles; el impacto de la mano de obra en su proceso productivo o en su caso, aprovechar  que el federalismo estadounidense permite negociar con los estados por su cuenta y por tanto presionar a quienes se sienten afectados. Dicho de manera sencilla, una relación cargada de matices en los que la relación codependiente o subordinada se generan de distinta manera de acuerdo a los temas.

La diferencia para este caso es la cantidad de migrantes centroamericanos que se desbordado el fenómeno hasta volverlo inmanejable. En Estados Unidos se requieren de trabajadores, que México provee en menor dimensión a décadas anteriores, por lo que el cruce no es el tema en lo específico, sino la cantidad que se ha presentado en meses recientes.

Permitir el libre cruce llevó a esta situación donde la negociación se volvió el único camino. El territorio mexicano como espacio libre hasta el límite  fronterizo, donde no hay más que un muro y un conjunto de ideas de que con cruzar van a lograr el  llamado sueño americano. Cosa más falsa, pero razón de la migración en tal dimensión.

Hace unos meses surgieron comentarios de que ante la caravana, algunos sectores de tijuanenses rechazaron la presencia de los centroamericanos. Llegó a utilizarse el término de Tijuana-nazi. Pero las escenas de Tuxtla Gutiérrez, o de los poblados aledaños a Guatemala, hoy se torna común a queja de la presencia de centroamericanos y  africanos.

El tema tocó los bolsillos de todos y entonces los mensajes de apoyo a los migrantes se transformaron en una defensa del libre comercio, neoliberal por cierto, y que salvada nos dimos, cuando menos en los próximos días. Marcelo Ebrard se vuelve el rostro del gran negociador y quien nos salvó del problema  que se provocó por permitir el uso del territorio mexicano hacia Estados Unidos, es decir, indicar que el que quiere pasar era libre de hacerlo. Pero los principios terminan cuando el bolsillo dice hasta aquí. 

Por cierto, Olga Sánchez Cordero, declara que  como secretaria de Gobernación, no se enteró de los 140, 000 migrantes que llegaron en mayo a la frontera con Estados Unidos. Pero en los próximos cinco días, esperemos, lo va a resolver, dado que ahora ya se colocó el tema en la agenda. Ya era hora.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.