DESDE MI SOFÁ

Por: Obed Silva
(Militante del PRI)

TIJUANA BC 26 DE MAYO DE 2019.- A pocos días de elegir al quinceavo gobernador de Baja California, el debate sobre el periodo que desempeñará el futuro Ejecutivo estatal continúa.

Dicen que la misma agua no pasa por debajo del puente dos veces y eso es cierto. Pero hay hechos que por su similitud aparecen como Déjà vu.

Conforme a su definición, Déjà vu "es un tipo de paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que sentimos como si se hubiera vivido previamente".

Básicamente se trata de un suceso que sentimos que ya vivimos pero en realidad no.

Es esa la sensación que experimentó con relación a la actual discusión respecto al periodo del próximo gobernador y lo que en 2007 aconteció acerca de la mal llamada Ley antichapulín.

En aquella elección, como ahora, existía la expectativa de la alternancia política en el gobierno del estado y también se emprendió una larga lucha para combatir la reforma a la Constitución que el Congreso Local había aprobado.

Durante año y medio se exploraron muchos escenarios dentro y fuera del Congreso, hasta que por fin se obtuvo del consejo estatal electoral una respuesta favorable para el registro del candidato priista.

Los reclamos y condenas al órgano electoral por parte del PAN y sus aliados, como ahora, no se hicieron esperar. Finalmente fue la sala superior del Tribunal Electoral de la Federación quien en pleno proceso electoral, como ahora, zanjó el diferendo prevaleciendo nuestra candidatura.

El caso de la mal llamada Ley antichapulín produjo una resolución que sentó precedente respecto al "convencionalismo", por haberse apoyado en la Convención o Pacto de San José, que garantiza los derechos políticos de los seres humanos y cuyo signatario es México.

Como es sabido, el resultado electoral en aquel año nos fue adverso, profiriendo al PRI una herida que no se podrá cauterizar con ninguna renuncia ya que los que se van solamente se llevan la disputa a otro lugar.  

Hoy y al paso de los días, crece la expectativa sobre la resolución que emitirá la sala superior del tribunal de justicia electoral con relación al periodo del próximo gobernador.

Quienes han medido "su tiempo político" se promueven como los hacedores de un resultado que estiman los ubicara en la cúspide del reconocimiento a su gran talento.

La rivalidad al interior de Morena para colgarse las medallas del probable triunfo seguramente está en todo su apogeo.

Si el resultado no es el que profetizan, el duelo entre los expertos morenistas se convertirá en reclamos y acusaciones mutuas. Bien dicen que el triunfo tiene muchos padres y la derrota es huérfana.

En el lado contrario, los aliados del PAN se desgarran  las vestiduras promoviendo ante el desprestigiado Congreso Local un juicio político en contra de los Magistrados que osaron en emitir su criterio jurídico. Difícilmente esa demanda de juicio prosperará.

En tres días concluirá la campaña electoral y se abrirá la denominada "etapa de reflexión", durante la cual es probable que se resuelva la duda de si el próximo gobernador lo será por dos, cinco o seis años.

De lo que no queda duda es que PAN, PRD y sus aliados ya se resignaron a perder esta elección y desesperados luchan por evitar que la catástrofe sea por seis años.

NOMAS POR JODER:

El encargado de la presidencia priista Óscar Almaraz corrió a dar cuentas al CEN respecto a la chamaqueada que le pegaron quienes apenas unos días antes le había reiterado su fidelidad al tricolor.

Una semana después regresó para enterarse de que, por primera vez en su historia, el PRI no completo su representación en casillas.

El consuelo que le queda al encargado del PRI es que en una próxima visita de Claudia Ruiz Massieu a Baja California la podrá llevar a comer langosta estilo puerto nuevo.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.