Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
La “bienvenida” que le dieron al candidato presidencial priísta, Enrique Peña Nieto, en la Universidad Iberoamericana, que algunos presumen que fue maquinada, muestra los riesgos que implica el meterse a los centros universitarios. Para quienes afirmen que todo fue natural, expontáneo, pues resulta interesante observar que los jóvenes universitarios están abandonando la apatía en que se han encerrado por décadas.
Se supone que las autoridades universitarias, de esa y otras instituciones de educación superior, invitan a los candidatos, con el fin de que los jóvenes conozcan en forma directa las propuestas de quienes aspiran a gobernar al país desde la Presidencia de México.
Sin embargo, tampoco se puede negar que son eventos que muchos aprovechan para externar posturas políticas. Los jóvenes, son apasionados, rebeldes, severos críticos, inconformes. La mayoría de las veces tienden hacia la izquierda.
No obstante, hay quienes consideran que hubo “mano negra”, con el propósito deliberado de hacer ver mal al mexiquense. Andrés Manuel López Obrador, con una sonrisa de satisfacción, que ni siquiera hizo la lucha por ocultarla, de inmediato dijo que él no metió las manos en esto, que es ajeno a ello.
Al final de cuentas, prácticamente todos los candidatos han sufrido, de una u otra forma, en alguno de sus eventos, al ser cuestionados por jóvenes, adultos o mujeres, Como decía la canción, nadie es “monedita de oro, para caerle bien a todos.
Cabe observar que hay quienes no se miden. Cualquier referencia, aparentemente favorable, del candidato rival al de “sus amores” o filiación partidista, lo ven y critican como si fuese un mal mayor. Peor que un pecado. Y si se critica o se hace una evaluación desfavorable del candidato cuya camiseta visten, un tanto peor.
Quienes adoptan esas posturas radicales, extremistas, intolerantes, se niegan a reconocer, que todos los partidos políticos conforman un sistema, el sistema que gobierna a México. Gane quien gane, en los comicios del 1 de julio próximo, el sistema seguirá siendo el mismo.
Por ejemplo, la corrupción no se elimina, tan solo por un cambio de partido en el gobierno. Es un mal tan arraigado, que se requiere un programa especial para ello y a largo plazo. El nuestro, no es un gobierno de un individuo. Quien ocupa o llegue a ocupar, la Presidencia de la República, es solo uno de los elementos que gobiernan al país. La nuestra no es una monarquía.
Se debe entender, que el que durante 70 años haya gobernado el PRI, es lógico y natural que una gran mayoría de burócratas, tengan corazón tricolor. En los lugares en donde ha gobernado o gobierna el PAN, ya hay empleados de gobierno que visten la camiseta blanquiazul. Lo mismo ocurre en donde gobierna o ha gobernado el PRD.
Están equivocados, quienes piensan que es una postura valiente cuestionar abiertamente a cualquiera de los candidatos, no para reclamarle que precise o exponga sus propuestas, sino con la evidente intención de exhibirlo y echarle la culpa de todo. Con “gritos y sombrerazos”, no se arreglan las cosas.
Tampoco se trata de aplaudirles. Para nada. Pero es signo de madurez saber escuchar, opinar, criticar y reclamar atención a los problemas que nos aquejan. Qué interesante sería que los jóvenes universitarios, haciendo a un lado posturas partidistas, dialoguen con los candidatos en torno a la problemática educativa. Sería lo ideal.
Asumir actitudes bélicas, airadas, quizás sirva para evidenciar malestar, pero no resuelve nada.
Total, si tal o cual candidato, no les “llena el ojo”, desconfían de él o consideran que representa intereses malévolos y lesivos para el país, pues el 1 de julio próximo, pueden de mostrarlo, al emitir su voto por quien consideren les ha convencido con sus propuestas o es el menos peor.
Al aproximarse el día de los comicios, hagamos un ejercicio mental, a base de meras suposiciones.
Supongamos, que Gabriel Quadri, candidato del Panal, da la sorpresa y gana los comicios. Imaginen quien sería el poder tras el trono. Nada más y nada menos que la maestra Elba Esther Gordillo. Asumiría el poder absoluto de la Secretaría de Educación Pública, y los puestos principales los ocuparían su hija, su yero y sus nietos. Por algo es la “patrona”, según la candidata panista Josefina Vázquez Mota.
Si ganara doña Josefina, pues habría cambio de Presidente de la República, pero todo lo demás sería más de lo mismo. Hasta el propio Vicente Fox ha dicho que no soportaría 6 años más de violencia y otros 50 mil muertos. Vázquez Mota fue funcionaria “ibm” de Fox y de Calderón. Aunque ahora insista en que es diferente, la verdad es que ni ella misma se lo cree. Digan lo que digan, no ha alcanzado la estatura para gobernar a México.
Y si gana Andrés Manuel, ¿en verdad creen que sería tan amoroso como pregona? Dicen que el proyecto de “el peje”, va “viento en popa”. Entonces, que alguien explique ¿por qué no avanza? Todavía hay quienes consideran que más vale malo por conocido, que buen por
Conocer. Y habría qué esperar, para ver qué cargo ocuparía “el señor de las ligas”.
Si gana Peña Nieto, ¿realmente se acabará el mundo ? ¿En verdad regresará el viejo PRI que a tantos asusta o molesta ? Los panistas, que se quedarían sin chamba, no duermen. Los mexicanos deben votar. Gane, quien gane, hay que estar preparados para reclamarle que gobierne lo mejor posible. Es un sentir nacional. Los simples abucheos, no resuelven nada.
