Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
Cuando dos pueblos, o más, están en guerra, acuerdan suspender temporalmente las acciones bélicas, en fechas especiales como días festivos comúnes a las partes. A eso se le llama tregua. Se establecen treguas, con la intención de negociar hacia la búsqueda de soluciones que les permitan vivir en paz.
Los grupos políticos, también recurren a las treguas. De manera específica las dos fracciones priístas en pugna por el control político de la entidad, tuvieron que pactar una tregua, para evitar enfrentamientos, choques, fricciones o discrepancias, que entorpecieran las labores proselitistas del candidato presidencial Enrique Peña Nieto.
Parecía difícil que se pudiese establecer y desarrollar un programa electoral a favor del mexiquense, con un PRI bajacaliforniano fracturado. No dividido, que conste, porque al final de cuentas “no niegan la cruz de su `parroquia”, pero cada fracción tiene su propio “obispo” o líder.
Por una parte, la fracción que liderea el empresario Jorge Hank Rhon, que aunque ya lo intentó en una ocasión y perdió ante el panista Osuna Millán, no niega que aspira a ser Gobernador de Baja California. Ya ha dicho que le volverá a hacer la lucha en este 2013.
La otra fracción, la encabeza el Senador, Fernando Castro Trenti, que a la vez ostenta el control de la estructura partidista. Desde hace tiempo trabaja arduamente en su proyecto personal que tiene como objetivo la gubernatura de Baja California.
Ambos formaban un solo grupo, pero acontecimientos suscitados durante la contienda por la gubernatura en el 2007, provocaron entre ambos una zanja insalvable. Casi como la llamada Falla de San Andrés que recorre la costa, desde allá por San Francisco, hasta Baja California. Aparentemente nadie la ve, pero se sabe que existe y que en cualquier momento ocasionará una catástrofe.
Algo similar ocurre en el ámbito político priísta, ante la separación de ambas fracciones. La de Hank y la de Castro Trenti. Son muchos los bajacalifornianos que saben de éste distanciamiento. Los dirigentes priístas, cuando son cuestionados al respecto, de inmediato colocan la “mampara de la unidad” y fingen amnesia.
Esta semana, el Delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Baja California, Efrén Leyva Acevedo, ante un cuestionamiento periodístico “a bocajarro”, no tuvo otra más que revelar que hay una tregua entre los dos grupos antagónicos priístas en la entidad.
Parece sencilla, simple y franca la postura. No podía decir otra cosa y si lo decía, resultaba más que evidente que estaba mintiendo. Pero resulta que cuando se habla de tregua, en cualquier condición, situación o circunstancia, también se habla de guerra.
Es la primera declaración oficial, de un dirigente priísta, que reconoce el enfrentamiento existente entre las dos fracciones priístas en la entidad, sin rubores, ni titubeos. Como debe ser siempre.
Dentro de esa tregua, ésta semana ocurrió algo que la pone de relieve. La dirigencia priísta, organizó un evento en honor de las madres. El evento fue encabezado por Cristina Díaz Salazar, Secretaria General del CEN del PRI, quien estuvo acompañada por el Delegado, Efrén Leyva, así como por los candidatos a Senadores y Diputados Federales.
Ahí coincidieron doña María Elvia Amaya de Hank, esposa del empresario de los casinos, Jorge Hank Rhon y el Senador Fernando Castro Trenti. Ambos candidatos plurinominales a diputados federales, de esas candidaturas que no requieren de campañas electorales, pero que, la primera menos que el segundo, andan tratando de fortalecer la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
Cuando alguien allegado a Hank, que en este caso lo era su esposa, y el Senador Castro Trenti, coinciden en algún sitio, de inmediato la atención de los presentes se fija en ellos. En cualquier momento puede ocurrir algo y nadie se quiere perder los detalles de ello.
En este caso, Castro Trenti entra al salón donde se desarrollaba el evento, y en el camino hacia la mesa en donde se encontraban los candidatos a legisladores federales, le quita el micrófono al maestro de ceremonias y empezó a hablar de la unidad partidista, del propósito de llevar a Peña Nieto a la Presidencia de la República y luego llegó, micrófono en mano, hasta donde se encontraba doña María Elvia. Saluda de beso en la mejilla a las candidatas mujeres y lo mismo hace con la esposa de Hank, quien serena responde al saludo. Luego Fernando hace hincapié en que están presentes quienes algunos pensaron que era difícil que estuvieran en un mismo sitio, obviamente refiriéndose a la candidata del grupo hankista.
No se ha dicho nada, pero es obvio que la tregua concluye el día 1 de julio, en que habrán de celebrarse los comicios presidenciales. Dependiendo el resultado electoral, se determinará el destino de ambas fracciones priístas y por lo tanto de sus respectivas cabezas, hacia la sucesión de la gubernatura estatal en el 2013.
En el caso de que el voto de las mayorías no favoreciera al PRI, entonces las fracciones priístas en pugna, quedarían libres y se enfrentarían abiertamente, con sus propios recursos, en la lucha por la gubernatura loval. La batalla, advierten, sería casi cruenta.
Si Peña Nieto triunfa el 1 de julio, entonces el mexiquense, ya investido de Presidente de la República, pondrá órden en ésta pugna y decidirá a cual de las dos fracciones le dará su “bendición”. La base de la hegemonía priísta, es la disciplina de sus militantes. Dicen por ahí que “donde manda capitán, no gobierna marinero”. Faltan dos meses.
La “artillería” de ambas fracciones, está guardada. Hay tregua, pero nadie ha claudicado. Para ellos no vale aquello de que “la unión hace la fuerza”. Ni con “colaloca”.
