Infantilismo ideológico
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Infantilismo ideológico

Tijuana BC - viernes 29 de marzo de 2019 - Javier Iván Maldonado Preciado.
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POLITEIA
Por: Javier Iván Maldonado Preciado
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TIJUANA BC 29 DE MARZO  DE 2019.- Aunque para algunos escritores como Luis Pazos hablar de “izquierda y derecha” es anticuado, en la actualidad ha vuelto con fuerza el debate sobre dónde se posicionan los partidos políticos mexicanos. Por ejemplo, siguiendo la línea argumental de Pazos, actualmente no existen políticas de izquierda ni de derecha, sino acciones intencionales que tienen efectos positivos o negativos en la sociedad, es decir, actos de gobierno causales que tienen como objetivo resolver problemáticas de origen público, cuyos resultados pueden ser satisfactorios o caóticos.

Por otra parte, hay actores académicos y políticos que consideran de vital importancia realizar una clara distinción entre las ideologías que abanderan los institutos políticos, pues, desde su interpretación, ello anticipa las agendas y programas de gobierno que implementarán una vez asuman el poder. 

Antes de definir las principales características que describen a un partido político progresista o conservador, conviene referir que el origen de los términos “izquierdista” y “derechista” se suelen atribuir a las primeras semanas de la revolución francesa, concretamente el día 28 de agosto de 1789 (aunque algunos historiadores lo atribuyen al mes de septiembre, tres semanas después). En dicha fecha, se celebró una sesión de la Cámara de los Comunes y los partidarios de que el Rey tuviera derecho al veto se sentaron a la derecha (oficialistas), dejando los curules del lado izquierdo para los opositores. 

Conviene señalar que del lado izquierdo estaba sentado Robespierre, hombre del pueblo del cual podríamos redactar una columna entera, quien estaba en contra de que el Rey pudiera vetar las decisiones de la asamblea, mientras que en el centro se sentaron los indecisos (quienes no tenían una postura fija) y a la derecha los absolutistas, un grupo conformado mayoritariamente por la nobleza y clero.  

Como en aquél entonces solo se votaba a mano alzada, los asambleístas se agruparon según sus inclinaciones ideológicas, sin prever que esa acción significaría siglos de debate e incluso permitiría organizar revoluciones a lo largo y ancho del mundo, sobre todo a nombre de la izquierda. 

Con el tiempo, se establecieron indicadores (producto del constructo sociopolítico), cuyo propósito era diferenciar con mayor claridad las tendencias ideológicas de los partidos y actores políticos, por ejemplo, los conservadores quedaron asociados por el resto de sus días a la derecha, dejando claro que hoy en día se define como “conservador” a aquél que está en contra del aborto, de la legalización de la marihuana y de la agenda LGBT (por citar algunos ejemplos), mientras que los progresistas o izquierdistas abanderan las causas contrarias. 

Hago un paréntesis para destacar lo infantil que es basar nuestra clasificación ideológica en el lado del recinto que se sentaron unos individuos hace tres siglos, pero también para sentenciar que la clasificación entre liberales y conservadores amerita seriedad y estudio, por lo menos en México. 

En honor a la verdad, dicha clasificación (entre izquierdistas y derechistas) es obsoleta, pero sumamente útil. Es innegable la existencia de corrientes liberales y conservadoras, aunque existen casos particulares como el bajacaliforniano, cuya clasificación –desde nuestra interpretación– se resume a actores pro alternancia y conservadores, pues existen entes que pueden abanderar o combatir algunas de las causas citadas con anterioridad, pero no necesariamente ser partidarios de la alternancia. Para ser más explícitos, en Baja California existe el “Phankismo”. 

En dicho marco, conviene disertar sobre el papel histórico del PRI, PAN, PRD y MORENA. El primero se define como un partido “de centro”, aunque se encuentra afiliado a la internacional socialista y pacta cuotas de poder con Acción Nacional, el partido tradicionalmente conservador en México, mientras que la Revolución Democrática y el partido gobernante se definen como izquierdistas. 

En el caso del PRD, lo mismo representa para ellos aliarse con el PAN en Puebla, Oaxaca, Baja California o Veracruz, que apoyar a Ricardo Anaya a la Presidencia y declararse en contra del neoliberalismo al día siguiente de la elección, o bien, posicionarse en contra del autoritarismo del PRI, pero serles funcionales en el Estado de México, facilitando su permanencia en el gobierno de la entidad con mayor número de electores, y ni hablar de avalar el “Pacto Por México” que permitió implementar las reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Por su parte, MORENA define a un izquierdista como aquél que es honesto y ama al prójimo, sin considerar que la verdadera causa de un hombre de izquierda es combatir el neoliberalismo. Pero, en honor a la verdad, MORENA representa una opción distinta a los partidos tradicionales y eso ya sería ganancia para Robespierre.

Haciendo un análisis retrospectivo, el principal error histórico de los movimientos liberales ha sido polarizar las campañas de acceso al poder entre “izquierdistas” y “derechistas”, sin considerar que dicho debate está obsoleto en el siglo actual, pues la sociedad, en general, desconoce la lucha de clases que envuelve dicha disputa. Por su parte, la derecha ejerce mejores labores de comunicación, con propuestas concisas y prácticas que no representan compromisos ideológicos y son más sencillas de asimilar. 

Las próximas elecciones en Baja California serán históricas y las fuerzas pro alternancia deben considerar que los electores, particularmente en el norte del país, no emiten su voto con base en ideologías, sino en relación a su nivel de satisfacción económica y social. 

A su vez, el próximo proceso será protagonizado por la coalición “Juntos Haremos Historia” y “El Hipódromo”, que aglomera a todos los partidos tradicionales, incluidos los renegados de la coalición. En suma, el año 2019 representa un “ahora o nunca” para las corrientes liberales y pro alternancia de Baja California. 

Javier Iván Maldonado Preciado es un hombre de letras libres, egresado de la Licenciatura en Administración Pública y Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Baja California, ha sido distinguido como campeón nacional de investigación política, además de fungir como columnista para diversos portales y ser analista político.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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