Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT

Bajo el argumento de las libertades, los mexicanos pueden optar por ver un partido de fútbol o un debate político, casarse con una mujer o con un hombre, ser heterosexual u homosexual, ser político o apolítico, votar o abstenerse y las empresas televisoras, hacer negocio proyectando un evento deportivo en lugar de un debate presidencial. ¡Viva la democracia!

Efectivamente, gracias a que vivimos en una democracia, tenemos muchísimas libertades, aunque otras no tanto. Al final de cuentas cada quien puede hacer de su vida un papalote y echarlo a volar. Y conste, nadie les debe reclamar por ello.

Esto por la polémica generada por el hecho de que las televisoras nacionales, las únicas que tenemos, han optado por aprovechar comercialmente el raiting y proyectar programas que les patrocinan las empresas comerciales, en lugar del primer debate entre los candidatos presidenciales. Esto, el próximo domingo a las 8:00 de la noche, tiempo del centro.

Ante la posible valoración entre el partido Monarcas-Morelia, con el debate, de inmediato hubo quienes sacaron a relucir las libertades de los mexicanos, para hacer una cosa u otra. Quienes viven en países gobernados por sistemas comunistas, dictatoriales, seguramente envidian las libertades de los mexicanos, pues para ellos sólo hay de una sopa, la que les endilga el gobierno y que tienen que consumir sin chistar, so pena de ir a la cárcel.

Quienes subestiman el valor del voto, la importancia de un proceso electoral, quienes sienten flojera de ver un debate político o que incluso quisieran que no hubiese elecciones, seguramente ignoran que en un régimen dictatorial, no hay elecciones, ni libertades, pues los gobernantes son vitalicios, no obstante sus arbitrariedades y salvajadas. Ahí, el sueño de los ciudadanos es algún día poder ir a las urnas, para renovar gobernantes.

México, viviendo bajo un sistema democrático, aunque sea gobernado por políticos corruptos, ineficientes, frívolos, tiene el privilegio de renovarlos o removerlos cada seis años. Imaginen a un vaquero simplón y ocurrente como Vicente Fox, gobernando en forma vitalicia o a Calderón, gobernando para otros seis años. Se acaban a México.

En nuestro país, el Presidente de la República, es como un rey. Gobierna durante seis años, su palabra es ley a lo largo del sexenio y sigue gozando de seguridad personal, con cargo al erario público, con una pensión vitalicia, por si lo que robó les resulta insuficiente. Ya ven a Fox, hasta hizo su propia “Disneylandia” y nadie le dice nada.

Ahora que, como dice el dicho “no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre”, bien, o mal, según cada quien, pues en un país de libertades, como en el que vivimos, hasta criticar a tipos como a Vicente Fox, les parece mal a muchos, al vaquero simplón y ocurrente lo eligieron los mexicanos, no los chinos o los rusos. Si allá lo hubieran electo, lo hubieran matado de inmediato, para que pagara sus culpas.

Pero el origen de la polémica, es el hecho de que el próximo domingo, cuando se lleve a cabo el debate entre los candidatos presidenciales, Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri, las televisoras nacionales proyectarán programas ajenos a la política, que les garantiza mayor raiting y por lo tanto ganancias económicas. Ni a TV Azteca, ni a Televisa, les interesó el evento del IFE.

Ya hubo quienes dijeron que están en todo su derecho, que tienen la libertad de proyectar lo que les venga en gana o lo que les reditúe mayores utilidades. Que incluso los mexicanos están en plena libertad de ver el partido de fútbol, Tigres-Monarcas, en lugar del debate presidencial. No hay obligación legal, para que hagan lo contrario. Lo que si hay, para unos y otros, es obligación moral para con su país.

Se entiende que los dueños de las televisoras, no van a sacrificar utilidades o ganancias económicas, por fomentar los valores cívicos o el interés ciudadano en las cuestiones políticas. Al fin y al cabo, han de decir los señores del dinero, lo que importa es que voten el 1 de julio, aunque lo hagan a ciegas. Pero no olviden que con narcoviolencia, no hay libertades, ni negocios.

Salvo que la cancha en la que se llevará a cabo el partido de futbol vaya ser ocupada para otro evento, ese mismo día, el horario se podría cambiar. A menos que las 8:00 de la noche, sea la hora de mayor raiting o audiencia televisiva y el exigido por los patrocinadores. Entonces, seguro dirán : negocios, son negocios.

En cuanto a los aficionados al futbol, con tal de que sea un horario en que puedan estar en su casa, o sea ya fuera de trabajo, lo mismo les dá una hora que otra. De antemano cabe observar que si gana Tigres o Monarcas, no se acabará México, es solo un encuentro deportivo.

En el caso del debate presidencial, tampoco se acaba México si lo gana uno u otro de los candidatos presidenciales. En realidad el evento importante es la votación del 1 de julio próximo. Sin embargo, quienes tengan oportunidad de observar el evento político, podrán hacer una mejor valoración respecto a cada candidato. Ya no los cambiarán, serán los mismos, pero a la hora de emitir el sufragio, seguro que votarán por el menor peor, o por el que más convenga al país.

Además, el candidato que resulte electo en los comicios, tendrá en sus manos los destinos del país y México lo padecerá durante los próximos seis años. Por aquello de que muchos mexicanos están a la defensiva y piensan que ninguno de los cuatro será un buen gobernante. Habrá que ver.

El tema que generó esta controversia o polémica, dá para mucho más. Sobre todo en el ámbito de las libertades. Si las televisoras ya decidieron, por conveniencia propia, proyectar eventos diversos, a la misma hora del debate, a nadie se le puede obligar, en la comodidad de sus casas, a sintonizar la estación donde esté el evento de su preferencia : el fútbol o el debate. Para eso los mexicanos tienen amplias libertades ¡ Viva la demopcracia!

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