Palco de Prensa
Por: Gilberto LAVENANT

Esta es la denominación bajo la cual se promueve la candidatura de las izquierdas, a cargo de Andres Manuel López Obrador : Despierta México. Quien sabe quien les diría que México está dormido, de ninguna manera, México está despierto y está harto de lo que ocurre en el país.

No se equivoquen, pues flaco favor le hacen al candidato de las izquierdas. Los mexicanos se abstienen de votar, no porque estén dormidos o porque sean flojos, sino porque no tienen interés en las cuestiones políticas.

Durante 70 años, los mexicanos supieron que votaran o no votaran, ganaban los que eran postulados por el PRI. Durante los últimos 12 años, les ofrecieron un cambio, creyeron en quienes se los ofrecieron y al final les dieron “atole con el dedo”.

Hoy en día, ya casi nadie cree en los políticos. Es tal la incredulidad, que para muchos lo único cierto es que político que no miente, no es político. Como que mentir es algo propio de la naturaleza de los políticos. Si a esto le agregamos que en esta contienda, lo que más ha destacado, es el hecho de que los propios políticos se acusen de mentirosos, unos a otros. Así como.

Pero veamos qué está pasando con “el peje”. No es lo mismo el 2006, que el 2012. Lo tiempos cambian definitivamente. Hace 6 años, Andrés Manuel, prácticamente ganó las elecciones presidenciales, pero le escabulleron el triunfo, se lo hicieron de pleito ratero.

Entonces, López Obrador se proclamó el “Presidente legítimo” y estuvo a punto de llevar a sus seguidores a una rebelión social que hubiese desestabilizado al país. A eso llegó, luego de una contienda en la que se mostró sumamente agresivo, tanto, que hubo quienes patrocinaron una campaña en su contra advirtiendo que era un peligro para México.

Andrés Manuel tardó mucho para digerir ese fracaso electoral. Pero al final de cuentas lo digirió. Eso precisamente le llevó a transformar su discurso agresivo, en uno amoroso. Quién fuera a decir que “el peje”, que entonces casi echaba lumbre por la boca”, en cada discurso, ahora lance rosas por doquier.

Ya no tiene enemigos, dice, sólo personas que tienen opiniones diferentes a las de él. Ya no pregona odios, ni rencores. Ahora, sólo habla de amor, de tolerar, de reconciliación. La diferencia es tal, que muchos no creen que sea sincero, piensan que se trata del mismo lobo, con disfraz de oveja. Algunos más hasta dudan de su hombría. Dicen que a su edad, es común que muchos hombres muestren preferencias sexuales distintas.

No cabe duda que Andrés Manuel ha hecho su mejor esfuerzo, para ocultar “los colmillos”, que antes evidenciaban su agresividad, bastante común o tradicional en los terrenos de las izquierdas. Su discurso amoroso, parece que sólo es de dientes para afuera, pues son muchos los que se niegan a creerle. Y no es necesario que lo griten. Se observa en los resultados de las diversas encuestas. Casi siempre en tercer lugar de las preferenias electorales. Sólo un par de ocasiones, rebasando a la panista Josefina Vázquez Mota, llegando al segundo lugar.

Sin embargo, habría qué observar que aunque a lo largo de la historia política de México, ha habido episodos o tramos marcadamente socialistas, como la gestión de Lázaro Cárdenas, México casi le ha tenido terror, no propiamente al socialismo, sino al comunismo, del que ha tendo vecinos ceranos. Quizás por ello López Obrador no ha tenido mayor aceptación.

Pero, la verdad, el problema del rechazo a AMLO, no solo es por él mismo, sino por quienes lo rodean. Hay cada pillo disfrazado de izquierdoso, que le verdad dan pena y vergüenza ajena. Nadie olvida por ahí al “señor de las ligas”, por ejemplo.

Y no solo eso, la izquierda mexicana esta pulverizada y hay tantas fracciones diversas y antagónicas, que no se sabe ni a cual irle. Es más, las diferencias entre ellas, son insalvables. Y no lo ocultan. En cada reunión o congreso convocado para la toma de acuerdos en conjunto, generalmente terminan agarrados de las greñas.

Prueba de ello es que ayer, en un mítin en la explanada municipal de Naucalpan, Andrés Manuel dijo que es preciso que los partidos de izquierda busquen la unidad y ya dejen los pleitos de un lado. Por algo lo dijo. Es evidente que las pugnas internas no lo dejan avanzar.

El candidato presidencial de la coalición de las izquierdas "Movimiento Progresista", pidió ser congruentes, consecuentes y honestos a los dirigentes de los partidos que lo acompañan, y les advirtió que si son de izquierda, no se puede estar pensando en el provecho personal.

"¿Qué ganamos con estar peleando? nada más hacerle el juego a nuestros adversarios. Tenemos que unirnos todos, PT, PRD y Movimiento Ciudadano, nada de pleitos. Necesitamos la unidad de todas las fuerzas progresistas porque esto va más allá de intereses personales o de grupo por legítimos que sean. Estamos en un momento definitorio para la nación y se necesita la unidad para transformar a México".

López Obrador, reiteró a los seguidores de su movimiento que tienen que hacer un pacto por la honestidad y trabajar por la transformación del país con beneficio real para el pueblo y así mismo, pidió que en estos dos meses, el último jalón de este proceso electoral, se sumen al trabajo de convencer a los mexicanos de votar por el Movimiento Progresista.

También les dijo que de obtener el triunfo el 1 de julio, habrá austeridad, honestidad, programas sociales, apoyos y se hará historia para los mexicanos y que “el día de mañana podrán, mirando a los ojos a sus hijos y nietos, contar lo que hicieron por lograr la transformación con un verdadero cambio".

Por cierto, mañana estará en Tijuana Andrés Manuel, López Obrador. La cita es a las 3:30 de la tarde en la esquina de Avenida Revolución y Calle Segunda. Una tarea difícil la de “el peje”, en una entidad donde los partidos de izquierda prácticamente son inexistentes.

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