POLITEIA
Por: Javier Iván Maldonado Preciado
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TIJUANA BC 13 DE ENERO DE 2019.- La vida en la política es espectáculo de drama, comedia y, a veces, de tragedia. Quien logra formar parte del elenco, nunca se resigna a la renuncia o retiro. Para los políticos, ejercer y después mantener el poder es la cumbre, o a ello están acostumbrados quienes no conciben la vida fuera de los mendrugos oficiales. 

Hace cerca de tres años, el nombre del Teniente Coronel Julián Leyzaola comenzaba a generar revuelo entre la sociedad tijuanense, las muestras de apoyo en redes sociales eran contundentes, pero, en el fondo, cada simpatizante alentaba con la incertidumbre de saber que el teniente era arropado por un partido pequeño, sin demasiada estructura territorial, ni fondos y apenas con algunos representantes en los espacios públicos. Mientras para los simpatizantes del teniente esto representaba incertidumbre, para el resto de fuerzas políticas era motivacional, porque los ánimos de sus militancias se iban hasta las nubes, cada vez que un “no va ganar porque no tiene estructura” era pronunciado. Nadie ha negado nunca la efectividad del autoengaño. 

Propios y extraños nos sorprendimos en la jornada electoral, cuando la diferencia de porcentajes era mínima entre los tres candidatos más votados. Recordamos –aunque algunos más que otros- el polémico recuento de votos en los consejos distritales, donde todas las fuerzas políticas se cansaron de denunciar las irregularidades en favor de Acción Nacional, partido que nuevamente comienza a desplazar a sus simpatizantes hacia distintos espacios dentro de las instancias electorales, cargos que consideran necesarios para ganar. No es secreto, publican sus nombramientos en redes sociales y reciben aplausos por ello.

Luego de ser acusados de cometer fraude electoral, el PAN (encabezado por Gastelum Buenrostro) promovió la inhabilitación de Julián Leyzaola para sabotear sus aspiraciones hacia el año 2019, además de lanzar una fuerte campaña de desprestigio a nivel local y nacional, con el tema de violaciones a derechos humanos. En honor a la verdad, ninguna de estas estrategias les funcionó, porque la sociedad ha llegado a un nivel extremo de hartazgo, que implora por un representante que haga cualquier tipo de justicia, pero que la haga. 

Hay un dicho que reza que los políticos conservadores son las personas con más moral, porque tienen dos. Después de haber controlado todos los distritos federales y recibir un brutal revés en 2018, el PAN decidió cambiar su estrategia para 2019 e implementar lo que podemos identificar como una de las especialidades: la hipocresía. 

Analizando y razonando el adverso panorama que les espera, decidieron insertar en el debate público la idea de arropar a Julián Leyzaola como su candidato a alcalde (leyeron bien, postular a la misma persona a la que intentaron inhabilitar). Pero, contrario a lo que esperaban, el teniente y su equipo no corrieron hacia su red, implorando ser postulados por Acción Nacional, sino que prosiguieron con su proyecto de coalición entre el PRD, PBC y PES.

En este contexto, Juan Manuel Gastelum Buenrostro manifestó su intención por buscar la reelección como alcalde, sin contar con que Leyzaola dejaría abierta la posibilidad de sumar a la coalición al PAN, afirmando que él estaría dispuesto a que estos se sumen a su proyecto. En los días posteriores hubo presión en y desde el CEN del PAN, todo presuntamente orquestado por Javier Corral, quien estaría operando en favor de que Leyzaola sea candidato blanquiazul.  

La política puede tornarse mezquina, ser un mundo de hipocresía e ironía. Podemos transitar de un José Luis Ovando Patrón –dirigente estatal del PAN- llamando mentiroso al teniente coronel, a un Ovando Patrón levantando su mano en un templete. De un Ovando Patrón afirmando que postular a Leyzaola es inviable y menospreciándolo, a un curioso José Luis afirmando que es la opción más viable para la ciudad. 

En menos de 12 meses, estaríamos transitando de un dirigente afirmando que Tijuana “te exige muchísimo como para andar experimentando con personas que no nada más no tienen experiencia, sino que además su conducta y su estabilidad son bastante cuestionables”, hacia un dirigente alabando la trayectoria de esa misma persona. 

Quienes antes dedicaron más tiempo a destruir la reputación del teniente que a gobernar, ahora se dedicarían a intentar convencernos con letras de molde de que Julián Leyzaola nos convertirá en la mejor ciudad de todo México.  Para nada negamos que el Teniente Coronel es una opción interesante para la ciudad, sus estadísticas pueden ser objeto de análisis y conclusiones variadas, pero resultaría curioso comparar las distintas narrativas que han tenido los emisores del mensaje. 

Hoy en día, ganar elecciones es más importante que ser fiel a una ideología política. El poder es la cumbre. De la debilidad que trae oculta el poder, suelen aprovecharse los que viven de la hipocresía y la adulación, esperando seguir formando parte del elenco oficial. Solamente el tiempo revelará si esta alianza habrá de concretarse y si el PAN saldrá beneficiado y/o Julián Leyzaola perjudicado. 

¿Y ustedes? ¿Se imaginan al Teniente Coronel en un templete, con Ovando Patrón, Juan Manuel Gastelum y la síndico procuradora levantándole la mano?

Javier Iván Maldonado Preciado es egresado de la Licenciatura en Administración Pública y Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Baja California, campeón nacional de investigación política y ex Presidente del Parlamento de la Juventud del Estado de Baja California.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.