Los charales con huevo y el pan con nata de Peña Nieto
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Los charales con huevo y el pan con nata de Peña Nieto

TIJUANA, BC - viernes 27 de abril de 2012 - Abel Muñoz Pedraza.
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Procesos Políticos
Por: Abel Muñoz Pedraza


“Mira nomás, éste soy yo. Éste soy yo hace… pues qué tendría aquí… un año; con mi carrito de pedales. Ésta es la casa que fue de mi abuela; es una casa que me trae muy gratos recuerdos. Veníamos y comíamos aquí con mi abuela; charales con huevo, me acuerdo; mi pan con nata me encantaba. Había un tocadiscos aquí; tenía discos… Jorge Negrete. Tengo un grato recuerdo de mi infancia en Atlacomulco”.

Éstas son las palabras que Enrique Peña Nieto pronuncia en uno de los spots que promueven su candidatura rumbo a la presidencia de la República (http://www.youtube.com/watch?v=h_0m0iqCAX4). En el video que dura 31 segundos, el abanderado priista nos relata la infancia que vivió en la casa de su abuela ubicada en el municipio de Atlacomulco, Estado de México; ciudad que vio nacer a una de las élites políticas más poderosas y disciplinadas del país, la cual se ha ido reproduciendo y renovando con el tiempo.

Entre tantos comentarios que se han difundido en las redes sociales acerca de las campañas y los candidatos, me llamó la atención el que escribió un amigo en su cuenta de Facebook: “La mejor propuesta que he escuchado en los spots de esta campaña: comer charales con huevo y pan con nata... es increíble, de verdad...”.

Para el ex gobernador del edomex y su equipo de trabajo, la estrategia de campaña que actualmente llevan a cabo puede ser resumida con la siguiente fórmula: a menor exposición ante la opinión pública, mayores posibilidades de no cometer errores y ganar la contienda del 1 de julio. Desde esta perspectiva, la buena imagen del candidato se convierte en una prioridad y una cuestión a explotar y, con base en ella, se ha venido construyendo en el imaginario social  la idea de que Peña Nieto es un “supercandidato” o “el gallo”; una especie de personaje con cualidades y atributos que sólo tienen los superhéroes surgidos de las historietas.

¡Carisma, sencillez, humildad, talento, novedad, experiencia y compromisos cumplidos!, es lo que vociferan los vendedores del “producto milagro” llamado EPN. Nos dicen que es un ser omnipresente y omnipotente, capaz de atender y solucionar todos los problemas del país, sin embargo, para el buen ojo del observador que no responde a ningún partido político, es notoria la ausencia de propuestas serias en su campaña.

“Regreso y me da mucho gusto recibir aquí a Enrique Peña Nieto, el galán de galanes, que además este… bueno, ¿qué te puedo decir Enrique? Todo mundo… bueno, Chío casi muere cuando te casaste. Creo que hubo varias infartadas, ¿no?”. Ese el recibimiento que le dio la conductora de espectáculos Maxine Woodside a Enrique Peña Nieto en su programa “Todo para la mujer” durante la emisión del 18 de abril de 2012 por Radio y Tele Fórmula (http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=45DqwuOJ38Q), en donde platicaron de cuestiones personales y de política.

En contraste con lo anterior, es sabido que Peña Nieto ha rechazado y cancelado invitaciones de medios de comunicación especializados en temas políticos y de instituciones de prestigio para asistir a exponer sus propuestas o a debatir con el resto de los candidatos. Como ejemplo está el foro de estudiantes organizado por la Universidad Iberoamericana al que nombraron “Buen ciudadano Ibero”, en donde los estudiantes hacen preguntas a los candidatos y éstos están expuestos a las críticas, rechiflas y aplausos. La asistencia de Peña estaba programada para el 24 de abril, sin embargo canceló días antes del evento.

Posteriormente, EPN declinó asistir, por medio de una carta firmada por Luis Videgaray (su coordinador de campaña), a un debate convocado por la periodista Carmen Aristegui en su programa de radio y televisión que transmitiría MVS el 25 de abril, que por cierto, en radio es el noticiero más escuchado del país. Poco después, el dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, informó a los medios que el candidato priista únicamente asistiría a los debates organizados por el IFE, solicitando que éste dejara de ser convocado a otros eventos. Incluso, aún sigue pendiente la respuesta de Peña Nieto para asistir al foro que organizará Milenio Televisión en la segunda semana de mayo.

La estrategia de Enrique Peña Nieto no tiene que ser cuestionada por ser inválida o ilegal, ya que está apegada a la normatividad electoral, pero tampoco puede ser alabada, o defendida ante las críticas, bajo el argumento de que no viola la ley y se apega a derecho. Para algunos podría ser justificable que busque conservar su ventaja a través de una menor exposición de su figura ante la opinión pública en situaciones que puedan sacar a relucir su poca capacidad intelectual, cuestión que el candidato ya dejó ver en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y en la entrevista que le realizó el periódico español El País. Pero más allá de esta justificación, habría que transitar a un nivel de análisis distinto para estudiar la estrategia electoral del PRI y Peña Nieto.

Me queda claro que Enrique Peña Nieto es un candidato soberbio, ¿por qué? Porque en una democracia es normal que se debatan propuestas, se contrastan ofertas y se confrontan opiniones, ya que se cuenta con el espacio y los medios para hacerlo. Por lo general, en una campaña electoral se busca exponer una plataforma política, destacar sus virtudes, acentuar las diferencias con los otros y emitir críticas con lo que no se está de acuerdo. No obstante, Peña Nieto, al rehusarse a proponer y debatir en espacios alternativos a los que por ley organiza el IFE, denota un desprecio por una ciudadanía que busca informarse y escuchar lo que dice el candidato, ya sea que el interés se origine porque lo apoyen, estén en desacuerdo con él o necesiten mayores elementos para darle el voto. En consecuencia, la estrategia de EPN denota un desprecio por los principios básicos que deben de estar presentes en la celebración de elecciones bajo un régimen democrático.

Y sí, los charales con huevo y el pan con nata a los que Javier hacía referencia en su comentario de Facebook retratan perfectamente lo anterior. Hasta ahorita la campaña del priista no ha sido exigida ni amenazada, su barco navega por aguas tranquilas y benévolas. Para Peña Nieto y su equipo, “los charales con huevo y el pan con nata” están por encima de propuestas de carácter político, debates en medios de comunicación que quieren sintonizar millones de ciudadanos con posibilidad de votar y de la expresión de ideas y formas de sacar adelante al país ante un auditorio de estudiantes en una universidad. Ese es el nivel de campaña que le conviene al abanderado priista, en donde él impone el ritmo y no al revés, cosa que no es para asombrarse si tomamos en cuenta sus orígenes.

Abel Muñoz Pedraza es estudiante de la maestría en Estudios Sociales con línea en Procesos Políticos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la Ciudad de México. Es egresado de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), campus Tijuana. Correo electrónico: [email protected]

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