TIJUANA BC 23 NOVIEMBRE 2018 .-Las expresiones que se han escuchado los últimos días han sido disímbolas, antagónicas y en varios casos, para nuestro  consideración, exageradas. La crisis humanitaria que vive la ciudad está en el escrutinio de muchos lugares del mundo y desde comunicaciones que recibimos, algunos han llegado a cuestionar la viabilidad del proceso. 

Nuestra afirmación es que hasta el momento la única declaración que no debió realizarse nunca es la del presidente municipal, Juan Manuel Gastelúm. Su opinión como persona es muy respetable y es decisión de él  con qué criterio la realiza. Pero sus palabras no son de una persona cualquiera, sino de uno de los responsables de ejercer el estado de derecho.

Es decir, no   está en sus funciones definir algo que ya está discutido,  analizado y decidido.  Los derechos humanos son para todos por igual, sin ningún tipo de distinción.  NO hay humanos no derechos ni medio derechos  ni a ver si tienen derechos humanos.  No está sujeto a discusión quien  los posee o no, son imprescriptibles e irrenunciables.  Sin duda el costo político de esa afirmación se va a ver en el futuro, pero por lo pronto la autoridad no puede poner en duda la existencia de una condición humana. 

Sin duda el tema es de capital importancia dado que los efectos en la vida cotidiana de miles de tijuanenses se ha sido   afectada en sus desplazamientos y en su condición laboral, sobre todo para quienes cruzan con regularidad al país vecino. La condición de frontera, como hemos apuntado en otros textos, generan que los temas siempre sean distintitos en los espacios fronterizos porque  buena parte de la relación diaria está en función de actividades económicas, sociales y familiares marcadas por el limite internacional. 

Por ello, la autoridad debe de tener un lenguaje conciliador en función directa de los problemas sociales que se pueden generar. Es claro que los ánimos están en una situación distinta a otras migraciones y a otras circunstancias  en la relación bilateral,  dado que el lenguaje y las acciones del actual gobierno estadounidense están en una línea discursiva agresiva, pero precisamente por ello no se puede sostener ese discurso de este lado de la línea. No se deben repetir consignas o frases que aplicadas fácilmente pueden tener repercusiones de otra índole, como de hecho ya sucedió. 

Así, por ejemplo, FOX News, la cadena de noticias más apegada al discurso antiinmigrante por décadas ha tomado las imágenes del pasado domingo y las ha ubicado con todo tipo de exageraciones. Para ellos todos los tijuanenses estamos en contra de los migrantes y gritamos por las calles en favor de  Trump, lo que claramente no es cierto. Nosotros vemos sin duda que el tema ha dividido opiniones y posturas con respecto a las caravanas en lo específico, pero lejos de observar una postura unánime, los argumentos están diferenciados.

Nosotros observamos a numerosos grupos, muchos más que los 300 que marcharon el domingo, en la idea de colaborar con alimentos y medicinas, cobijas y ropa. 

Hasta el momento no me  he topado con ningún tijuanazi que esté pensando en eliminar a los judíos, en luchar por el  espacio vital  de Hitler o llamar a la formación del cuarto Reich.

Tampoco he visto a nadie  llamando a la superioridad de la raza blanca ni he visto a nadie proponer la formación de la Gestapo.   Sin embargo el término se ha usado porque  en  una condición distinta se ha generado  una discusión que polariza. Y en ese sentido apuntamos que quien esto escribe parte de la idea que no tiene la razón, pero  se tiene la capacidad de argumentar y proponer.  NO se trata de que todos estemos de acuerdo para respetarnos, se trata de que debemos respetarnos precisamente en la diferencia. 

Cuando Gastelúm deje el cargo él puede decir lo que sea del tema que quiera, ese es su derecho humano y si alguien en su condición de ciudadano no está de acuerdo con él y se sobrepasa con su persona, que se le aplique la ley.  Pero no se puede ser el encargado de hacer cumplir el estado de derecho y cuestionar su existencia en toda su dimensión. 

Cada quien decide lo que puede enunciar con respecto al proceso que  en estos día ha modificado la vida cotidiana de esta ciudad.  Yo llevaré al lugar  de confinamiento frijoles para que a quien le guste los aproveche para su buena salud, y si no desean comer los frijoles que llevaré  respetaré  la opinión de los hondureños con respecto a ello. A mí no me alcanza para más  y en mi opinión son muy ricos. 

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.