TIJUANA BC 15 DE NOVIEMBRE 2018 .-Nada fácil parece  la llegada de los miembros de parte de las caravanas  de centroamericanos que han llegado a la ciudad.  Ya no se trata de un conjunto de personas que aparecen en el televisor o en el face o instagram.  Se trata de seres humanos que ocupan un espacio social y que encuentran un límite a una acción que cambia de sentido al llegar  a la frontera. 

Los comentarios xenófobos, nacionalistas, regionales o locales, de acuerdo a la posición desde que se lean las acciones que han sucedido en Playas de Tijuana, llevan a una explicación que consideramos para este tema u otros.  No es lo mismo vivir en condición de frontera a estar en otra entidad del país. 

Lo que ha sucedido en otras zonas del país no se repite en esta dado que ya no hay la opción de subirlos a un camión y mandarlos al norte.  Gobernadores de Jalisco o Nayarit, los subieron a  diferentes medios de transporte y los llevaron a los límites de su estado. El que seguía hizo lo mismo, dar comida, cobijo y adiós, buena suerte en un límite fronterizo. 

Sin embargo la autoridad migratoria no intervino con una misma política a lo largo del traslado. Los gobernadores actuaron  de manera autónoma y no apareció nunca una idea más o menos definida de lo que pasaría cuando los migrantes centroamericanos llegaran a  un punto de quiebre.  Los cientos, o miles en pronta fecha, van a ser una realidad que demuestra que el fenómeno, por normal que sea para una ciudad como esta, con las características que ha tenido la presente, ha generado inconformidad por residentes que se sienten amenazados en su seguridad. 

En los videos que aparecen en diferentes redes sociales se generan imágenes que no se habían observado o que nosotros no habíamos visto en esta ciudad.  Un rechazo a que permanezcan a ciertos lugares dado el temor de acciones violentas.  En los comentarios que aparecen a las escenas mostradas, un alto porcentaje muestra un rechazo a la estadía de la caravana migrante.  Así, mientras hubo un camino al norte, hubo apoyos, solidaridades y buenos deseos, ya aquí, donde  la  permanencia será larga,  surge un nacionalismo  mezclado con temor por el alcance de lo que puede suceder ante la llegada masiva de los miembros de la caravana. 

El grito que nosotros escuchamos  y leímos en los comentarios fue no los  ayuden, no les manden nada, no los transporten, no fomenten su arribo. Parece por instantes una extensión de los discursos de Trump, donde aparecen términos como amenaza, invasión y ahora, primero los mexicanos.  Todo ello se había presentado en otros puntos del país pero aquí ya no hay alternativa. La presencia de los migrantes centroamericanos va para largo dadas las  medidas tomadas por el gobierno federal de Estados Unidos y a que, ese lenguaje ambivalente de apoyo y al mismo tiempo de váyanse pronto  se convierte en un tema de alcances internacionales, regionales y locales. Nos muestra una sociedad dividida ante una condición que es permanente en la ciudad: migrantes que llegan sin nada. 

Los epítetos negativos han aparecido. Los que apoyan han llamado a los que no ignorantes, racistas y xenófobos, los que no desean su presencia llaman a la no colaboración y surge el himno nacional en las partes que enfatizan la  invasión del extranjero. Es un discurso lleno de contradicciones y dudas. 

El fin de semana podremos observar si ese lenguaje aparece cuando los visitantes de Estados Unidos lleguen a  nuestra ciudad a divertirse, emborracharse y sin duda, utilizar algún tipo de enervante. Claro la diferencia está en la palabra, no es lo mismo ser turista y generar recursos que ser migrante y requerir ayuda. Enorme diferencia. 

Por  nuestra parte destacamos que la paradoja de esta ciudad está presente. En la manifestación del día de ayer se observan las contradicciones de una ciudad de  migrantes que tiene en el turismo una de sus fuentes principales de ingresos. No me imagino a los patriotas que cantaban el himno el día de ayer, parados en la avenida revolución cantándolo a estadounidenses para que no tiren basura o no exijan un buen servicio. 

Por otra parte el gobierno tendrá que actuar de manera más clara. No es lo mismo posar para la foto en otras entidades de la republica que hacerlo en los estados  y ciudades inmediatas al límite internacional. Aquí ya no es la misma foto. Ya no dice lo mismo. Y el significado es muy diferente.  

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.