TIJUANA BC 1 DE NOVIEMBRE 2018.-Los gritos, amenazas, vituperios y medidas que ha tomado Donald Trump en referencia a las caravanas de migrantes que se han formado en Centro América ha generado tal atención mediática que su efecto inmediato ha sido la formación de otras caravanas que al observar la estrategia de los primeros, lejos de amedrentarse se suman a una forma de organizarse que mantiene la atención de los medios.
Es decir, tanto insulto genera la atención en algo que ha sucedido durante muchos años: centroamericanos cruzando a Estados Unidos por territorio de México es una escena común, no tiene nada de nuevo, la diferencia la marca la atención que se ubica fácilmente a través de los medios y como medida de presión ante una condición de amenaza vía twitter.
Una interpretación que surge es el uso bastante conveniente por parte del presidente estadounidense. Es decir, cuando se acercan las elecciones intermedias que generalmente gana el partido opositor, en este caso los demócratas, se presenta como el salvador de las fronteras, capaz de detener la amenaza que representan los migrantes. Los comentaristas de FOX NEWS le echan fuego a la hoguera al indicar que de no ser por Trump, Estados Unidos ya no existiría ante la llegada de tanto extranjero que va a apoderarse de su país.
El mensaje es claro, si pierden el senado y la cámara de representantes se acaba el trumpismo, ganarían los demócratas, mismos que, sin diferenciarse del republicano Bush, construyeron durante dos décadas el muro que ya existe entre los dos países. Es decir, el muro lo pagaron demócratas como Bill Clinton y Barack Obama, ayudados ocho años por Bush hijo. Así los hombres del presidente, Fox News, en caso de analizar un poco más el tema, se darían cuenta que los demócratas han llevado a la práctica lo que ellos solicitan.
Por otro lado, los rostros, las angustias y las penurias de quienes realizan la travesía generan empatías entre grupos organizados y sociedad en general. Si bien existen comentarios fuertes en contra de las caravanas, es también claro que los apoyos se han presentado de manera clara y abierta. Desde mujeres que llevan agua y alimentos hasta las instituciones del estado en sus diferentes niveles que apoyan con albergues. La manera en que se realiza el traslado genera solidaridades y los testimonios han provocado certezas que invitan a otros a realizar el viaje.
Así, el escándalo de Trump ha provocado la idea de que es posible. Ha removido conciencias y generado estrategias que no habían estado presentes. En Tijuana, representantes de la industria maquiladora han dicho que aquí sobra donde emplearse. Una estimación dada la semana pasada por los representares en la mesa de Otay, publicaron que requerían diez mil trabajadores sólo para dicha zona de la ciudad. Evidentemente, no se explica la forma de satisfacer todas las necesidades de tal cantidad de trabajadores en un corto lapso de tiempo.
El seguimiento de las caravanas ha mantenido la atención y entre más grite Trump más parece alimentar una estrategia. Sin embargo, el final que sea es duro para cualquiera de las partes. Algunos ya han adoptado por regresarse porque las condiciones del viaje son poco alentadoras luego de caminar y caminar. Otros se mantienen pero no tienen idea por dónde van a llegar y hasta dónde. En nuestro país una pregunta es constante, sí, apoyo, pero porque a ellos y a otros mexicanos que viven aún peor, como diferentes grupos indígenas de Chiapas y Oaxaca, por mencionar sólo algunos, no se les apoya. Cientos de indígenas que laboran en los campos de Sinaloa, Sonora y Baja California, han pasado lo mismo y si acaso han recibido atención, ha sido colateral y sin continuidad.
Dicho de manera sencilla, lo que van a lograr es quedar como mano de obra de bajo precio en cualquier lugar al que lleguen. Si pasan a Estados Unidos, la vida es dura porque reciben menos salarios que otros grupos migrantes, si se quedan aquí, las condiciones de empleo serán de bajo nivel. No hay más.
¿Y si son cinco? ¿Y si se empieza a gestar de manera masiva una migración a nuestro país? Cualquier resultado de las cuatro que ya están en marcha, es duro para muchos. El final feliz no es cruzar a Estados Unidos, ni quedarse en México.
* Marco Antonio Samaniego López. Doctor en historia por el Colegio de México.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.