¿Competidor o rehén?...en el mercado energético
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¿Competidor o rehén?...en el mercado energético

México - martes 24 de julio de 2018 - Alicia Fuentes.
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MÉXICO 24 DE JULIO 2018 (LA SILLA ROTA).-Con la estrategia del dominio de la energía, Donald Trump ha logrado llevar a Estados Unidos no sólo a tener cierta independencia energética con respecto al exterior, sino también a ser uno de los principales exportadores de energéticos fósiles del mundo en corto plazo. Sin embargo, como buen empresario, Trump sabe que una mercancía producida necesita un mercado para venderse.

Pacto energético

Más allá de las especulaciones sobre qué discutieron Trump y Vladimir Putin a puerta cerrada en Finlandia, basta echarle un ojo a la conferencia de prensa que ambos mandatarios dieron para hacernos a la idea de que Helsinki fue testigo de lo que parece ser un pacto energético entre Estados Unidos y Rusia, el cual gira en torno al proyecto del gasoducto Nord Stream II, desarrollado y liderado por la empresa rusa Gazprom, al cual la administración Trump se ha opuesto pues aceptarlo implica perder el mercado europeo del gas.

El gasoducto Nord Stream II, extensión del oleoducto Nord Stream que corre entre Rusia y Alemania por el Mar Báltico, agregaría una capacidad anual de 55 mil millones de metros cúbicos de gas enviados desde la península de Yamal (Rusia) a la Unión Europea. Aunque el Nord Stream II podría afianzar la seguridad energética de Europa, los europeos ven con recelo el proyecto pues políticamente contradice los objetivos de la Unión Energética centrados en la seguridad de abastecimiento, competitividad y sostenibilidad de la energía. Económicamente, Gazprom tendría una posición dominante en el mercado y una ventaja competitiva en los países europeos del este, y geopolíticamente representaría desventajas estratégicas y económicas para Ucrania, debido a su papel como país de tránsito para el gas ruso hacia Europa.

A pesar de su apoyo a Ucrania después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, Alemania (pivote de la Unión Europea), influenciada por industriales e ignorando las discrepancias de sus socios europeos, aprobó el oleoducto Nord Stream II en abril pasado, causando el enojo de Trump, quien aprovechó la cumbre de la OTAN en Bruselas para acusar a Angela Merkel de convertir a Europa en rehén de Rusia y sugerir que el suministro de gas desde Estados Unidos sería la solución.

En Helsinki, ya con un tono bastante cordial, Trump advirtió a Putin y a la prensa que competirá con el gasoducto Nord Stream II, y por ende con Moscú, por el mercado europeo del gas, pese a la ventaja geográfica de Rusia. Una de las cosas que llaman la atención es la inusual tranquilidad del empresario neoyorkino al declarar abiertamente a Rusia como un "buen competidor". ¿A caso Trump está seguro de tener la sartén por el mango? ¿Qué lo haría pensar que puede ganar esta batalla?

Alianzas

El año pasado el Congreso estadounidense le otorgó al presidente la autoridad para imponer sanciones a cualquiera que proporcione bienes, servicios, tecnología u otro material para los ductos de exportación de energía de Rusia. Esto significa que si Trump lo autoriza, la persona, empresa o país que haga tratos con la empresa rusa Gazprom para desarrollar el gasoducto Nord Stream II podría ser sancionado por parte de Estados Unidos. Sin duda, esto constituye una medida fuerte de disuasión para las cinco empresas europeas que llegaron a un acuerdo con Gazprom en 2015: las alemanas Uniper y Wintershall, la alglo-neerlandesa Royal Dutch Shell, la austriaca OMV y la francesa Engie.

Esto también contribuye a explicar porque Putin, sabiendo que el proyecto Nord Stream II es una piedra en el zapato, soltó un anzuelo públicamente a Trump al sugerir que Estados Unidos y Rusia podrían "trabajar" para regular los precios del petróleo, algo que Putin puede hacer a través de la OPEP y Trump no. Ciertamente una oferta nada despreciable para solucionar del alza de precios de la gasolina en Estados Unidos y que, con algo de razón, Trump ha culpado a la OPEP.

Sin duda, Helsinki fue la pauta para que en la lucha por el mercado energético haya simultáneamente competidores y rehenes. La competencia de Estados Unidos y Rusia por el mercado europeo del gas ha convertido, por un lado, a la Unión Europea en el rehén principal; y por el otro, Washington y Rusia son rehenes el uno del otro al ofrecer monedas de cambio atractivas para cada país: no a las sanciones económicas por el gasoducto Nord Stream II a cambio de precios de petróleo.

Ante esta situación y con las salvedades del caso, recuerdo que el Ingeniero Heberto Castillo alertaba que "la obra del gasoducto es una fina forma de servidumbre, es la hipoteca del territorio" y que "entregar el gas por tubo implicaba fijar con antelación el precio".

En el mejor escenario para Occidente, el tiempo brindará una solución aceptable para unos y otros (Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea). Sin embargo, en el negocio internacional del gas, Washington y Moscú no son los únicos jugadores y Europa no es el único comprador. Por fortuna, hay otras regiones y países que en el mercado global tendremos algo que decir que opere en nuestro favor.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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