Después de las elecciones, la reconciliación
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Después de las elecciones, la reconciliación

Monterrey NL - miércoles 27 de junio de 2018 - Fernando Núñez de la Garza Evia.
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Plaza Cívica
Por: Fernando Núñez de la Garza Evia
www.plaza-civica.com @FernandoNGE

MONTERREY NL 27 DE JUNIO 2018.- Durante las elecciones, la regla es la polarización, la excepción es el compromiso. Lo anterior es entendible, ya que se necesita polarizar para que haya competencia, contraste de ideas y confrontación de personalidades. Sin embargo, pasadas las elecciones y durante el ejercicio gubernamental, la regla debe ser el compromiso, la excepción la polarización. Lo anterior es necesario, ya que se necesita compromiso para que haya acuerdos, se avance la agenda pública y continúe el ejercicio de gobierno. Ambos momentos son distintos, ambos necesarios para que funcione la democracia. Estamos por terminar el primero de ellos, y comenzar el segundo.

La democracia ha retrocedido fuertemente en diversos países subdesarrollados, y se tambalea en algunos desarrollados; son los tiempos de los movimientos anti-sistema, de los candidatos populistas. El siguiente gobierno de México se desenvolverá precisamente en éste contexto mundial, y la gran pregunta que surge es, ¿qué ha ocasionado tales retrocesos democráticos, de los cuales los mexicanos podamos aprender para evitar? Dos profesores de gobierno de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, recientemente publicaron un pequeño ensayo en el New York Times titulado “¿Cuán tambaleante es nuestra democracia?”, basado en un libro de su misma autoría titulado “Cómo mueren las democracias”. Y las lecciones son sencillas, pero contundentes.

Para que una democracia funcione, nos comentan los autores, las constituciones deben estar reforzadas por dos reglas no escritas. La primera es la “tolerancia mutua”, la cual consiste en que los políticos vean a sus rivales como oponentes legítimos que aman igualmente al país, y no como enemigos a vencer a cualquier costo. La segunda es la “abstención o autocontrol en el ejercicio del poder”, la cual consiste en que las autoridades no hagan uso de sus prerrogativas hasta el máximo (ejemplos: que el Presidente use el poder de perdón consigo mismo, o que aumente el número de ministros en la SCJN para poner así a incondicionales suyos; que el Congreso se niegue a aprobar la Ley de Ingresos o el Presupuesto de Egresos, o que no apruebe a miembros del gabinete presidencial o ministros de la SCJN). Lo anterior lo podrían hacer, pero no lo deberían hacer, porque afectaría gravemente el ejercicio gubernamental; sería legal, pero iría en contra del espíritu de la ley.

La polarización constante y extrema es lo que ocasiona que la clase política termine violando las dos reglas comentadas anteriormente. Sobre sus peligros, los autores nos dicen: “La historia sugiere, sin embargo, que las normas democráticas son vulnerables a la polarización. Alguna polarización es saludable, incluso necesaria, para la democracia. Pero la polarización extrema puede matarla. Cuando las sociedades se dividen en campos partidistas con visiones del mundo profundamente diferentes, y cuando esas diferencias se consideran existenciales e irreconciliables, la rivalidad política puede convertirse en odio partidista”.

Después de décadas de pugnar por la democracia, los mexicanos vivimos ya en un régimen democrático, un sueño alcanzado. Después del domingo primero de julio, los mexicanos habremos realizado las elecciones democráticas más grandes de nuestra historia, un logro en sí mismo. Lo que debe de seguir es despolarizar al país en la medida de lo posible, y conformar el gobierno por una parte y la oposición por la otra. El Poder Ejecutivo debe estar consciente que no lo puede todo, y la oposición debe estar consciente que su papel es de contrapeso, no sabotaje.

Según Latinobarómetro 2017, solo el 18% de los mexicanos está muy o algo satisfecho con la democracia, y un 82% está poco o nada satisfecho con ella. Por ello, resulta de la mayor importancia hacer que nuestra democracia funcione, y para ello es requisito indispensable dejar las elecciones atrás y evitar el exceso de polarización: tolerancia y abstención, estrechar nuestras manos como mexicanos y respetar la letra y el espíritu de la Constitución.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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