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Derecha alternativa

MÉXICO - martes 31 de octubre de 2017 - ALICIA FUENTES.
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MÉXICO 31 OCTUBRE 2017 .- Recientemente, durante una entrevista que giró en torno a las relaciones México -Estados Unidos, el premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, señaló: 

... prácticamente ahora tenemos a un supremacista blanco en la Casa Blanca
Más allá de las diferencias entre ambos personajes, esta afirmación de Krugman la comparte un gran número de estadounidenses. A finales de septiembre, la NBC News publicó una encuesta que indica que siete de cada 10 estadounidenses ven "pobres" las relaciones raciales en Estados Unidos. Sólo 25% de los encuestados aprueba el manejo del presidente Donald Trump en los temas raciales, de estos el 50% son republicanos, 23% independientes y 5% demócratas.

Los malos resultados de Trump en la percepción estadounidense son la consecuencia de una serie de acciones que han tenido por objeto consolidar el apoyo de la comunidad blanca y conservadora a su gestión. Por ejemplo, en su segundo día en el cargo, comenzó el desmantelamiento de los activos tecnológicos que la Casa Blanca heredó de su antecesor, renovó el sitio http://www.whitehouse.gov del que se deshabilitó la versión en español y se eliminaron las secciones de políticas que hacían referencia a derechos civiles, justicia ambiental, policía comunitaria y reforma de la justicia penal, entre otras. Si bien el sitio actual tiene una sección We the People, esta proporciona poca o ninguna descripción de quién constituye la sociedad civil.

Posteriormente, Trump firmó cuatro órdenes ejecutivas que dan marcha atrás a la reforma de justicia penal de su predecesor y que afectan a miles de personas de todo el mundo en materia de inmigración: 1) Mejorar la seguridad pública al interior de Estados Unidos; 2) Mejoras en la seguridad fronteriza y la aplicación de la ley de inmigración; 3) Prevenir la violencia contra oficiales encargados de hacer cumplir la ley;4) Protegiendo a la Nación de la entrada de terroristas extranjeros. En conjunto, las ordenanzas presidenciales empoderan al Departamento de Seguridad Interna para hacer cumplir las leyes migratorias a través de inspecciones, detenciones y encarcelamientos en comunidades desatendidas y la posterior revisión de cada caso por parte de un juez de inmigración, así como también se autoriza al Departamento de Justicia a cancelar decretos locales para enjuiciar a aquellos que comentan actos de violencia contra los oficiales encargados de hacer cumplir la ley en el ejercicio de su labor.

Adicionalmente, en agosto pasado, Trump indultó al ex Sheriff de Maricopa, Arizona, Joe Arpaio, que enfrentaba una condena de hasta seis meses de prisión tras ser hallado culpable de desacato a los tribunales por un caso de discriminación racial. Posteriormente, le faltó claridad y firmeza al condenar los lamentables hechos ocurridos el 12 de agosto en la ciudad de Charlottesville, Virginia, donde se realizó la mayor marcha supremacista armada de los últimos años en protesta por la remoción de una estatua de Robert E. Lee y que derivó en enfrentamientos con contramanifestantes, con un saldo de una mujer y dos oficiales de policía fallecidos, además de decenas de heridos. La ambigua respuesta de Donald Trump que siguió al enfrentamiento, tuvo consecuencias inmediatas en diferentes ámbitos, incluyendo su entorno cercano. En este contexto, destaca la renuncia al Consejo Manufacturero Estadounidense de Trump por parte de los directores generales de Merck, Under Armour e Intel, dimisión a que se sumaron los representantes de la Alianza Manufacturera Americana, de la Federación Estadounidense del Trabajo y del Congreso de Organizaciones Industriales que evidentemente se desmarcaban de las posturas de la Casa Blanca. En respuesta a esta desbandada, vía twitter, Trump abolió el Consejo Manufacturero Estadounidense y el Foro de Estrategia y Política.

No obstante el clima de molestia generalizada, a principios de septiembre, la administración estadounidense derogó el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), que permitiría al Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos la deportación de 762,562 jóvenes inmigrantes a los que durante una conferencia de prensa, el Procurador General, Jeff Sessions, se refirió como "extranjeros ilegales".

En contrapartida, un mes después de Charlottesville, el Congreso de Estados Unidos aprobó por unanimidad una resolución para condenar el ataque terrorista doméstico que después fue firmada por el presidente Trump. Con esta inusual avenencia bipartidista en el órgano supremo estadounidense se pretendía enviar un firme mensaje de rechazo a los actos racistas ocurridos en Charlottesville. La resolución solicita al ejecutivo estadounidense denunciar a los grupos de odio que adopten el racismo, el extremismo, la xenofobia, el antisemitismo y la supremacía blanca; y pide a las agencias federales, incluidos los Departamentos de Justicia y de Seguridad Interior, mejorar la recopilación de información e investigación de crímenes de odio, y "hacer frente a la creciente prevalencia de grupos de odio en Estados Unidos".

Más recientemente, y con una amplia cobertura de los medios de comunicación, Trump cuestionó el patriotismo de los atletas negros de la NFL al manifestarse contra la brutalidad policiaca ejercida contra las minorías durante el canto del himno nacional.

El auge de supremacismo blanco no solo es tema de preocupación en los Estados Unidos, también es motivo de investigación por parte del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEES), que publicó un estudio en el que señala que en los últimos años, pero en mayor medida desde la victoria de Donald Trump, la derecha alternativa estadounidense (reformulación del nacionalismo blanco) ha cobrado popularidad, pero con nuevas formas de presentación y comunicación y con una alta presencia en el ámbito político. El IEES indica que dentro del equipo cercano a Trump hay personas que comparten la ideología de derecha alternativa; por ejemplo, Steve Bannon quien tras una controvertida medida fue incorporado al Consejo de Seguridad Nacional y posteriormente removido de su cargo por el propio mandatario. Mike Flynn, que se vio obligado a dimitir como Asesor de Seguridad Nacional tras mentir sobre sus contactos con Rusia, es defensor de la tortura, comparte una ideología similar a la de Jeff Sessions, Procurador General, o Mike Pompeo, Director de la CIA y miembro del Tea Party.

Es lamentable que en pleno siglo XXI existan ideas y expresiones que pudiesen llevar a un retroceso social, político y jurídico, especialmente en un país como Estados Unidos que, tras muchos años de lucha por los derechos civiles, se jacta de ser la democracia más consolidada del mundo. Pareciera que los actuales dirigentes estadounidenses no aprenden de la historia de su propio país.

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