Por: Dr. Marco Antonio Samaniego López

Adiós a la opción de que un verdadero independiente  congregara una postura ciudadana que generara una verdadera respuesta a la partidocracia. Hasta el momento, 36 candidatos se han registrado, con posibilidades de aumentar o de reducirse,  en relación directa a la documentación que presenten.   Varios llegan a la ventanilla no por sus logros, sino sustentados en sus fracasos políticos. En que no pudieron ser candidatos de los partidos en los que militaban.

Algunos señalan que se beneficia al PRI, ya que se divide el voto,  otros indican que el beneficiado puede ser AMLO, dado que el frente opositor le va a mandar una carretada de votos luego de la decisión de su candidato, sea quien sea, ya que no va a dejar contentos a sectores de esa nueva invención presupuestaria de la partidocracia. Nosotros afirmamos que los ganadores, sea quien sea los respectivos candidatos, va a ganar la partidocracia. La visión de corto plazo e inmediatista que poco resuelve, aunque ofrece espectáculos lamentables.

En entregas anteriores, llegamos a considerar que un independiente podía ser una opción para que los partidos políticos modificaran una relación con la sociedad, donde los compromisos no fueran firmas inútiles sobre  hacer una calle o un puente. Fuimos demasiado inocentes. La opción de la que hablaron por algunos días fueron sólo comentarios de ocasión  y lo que nosotros leímos como una posibilidad, no era más que una declaración de momento.

Hoy tendremos numerosos independientes que no lograron ser candidatos en sus partidos.  Estos, representan precisamente el fracaso de los procesos internos de  partidos políticos. Que se pasaran de un lado a otro, lo que muestra es la inconsistencia de las organizaciones que reciben recursos de todos los mexicanos para que construyan opciones políticas reales.

Estos personajes, representan  que los partidos  como están en la actualidad, no construyen opciones con sustento. Se fueron de sus organizaciones luego de presentar batallas que perdieron. Hablan de principios y de proyectos de nación que no se han presentado a los electores. Dicen ser la mejor opción, pero no lograron convencer a los miembros de las organizaciones que proceden. La contradicción es evidente: se trató de quedarse con el presupuesto para sus campañas pagadas por el pueblo. El fabuloso proyecto de país lo conoceremos en el caso de que lleguen a la presidencia.

Sus nombres son conocidos no por lo que han realizado, sino por haber pertenecido a las organizaciones a las que renunciaron. Sus rostros están en la lista de imágenes  que aparecen con recursos de todos los mexicanos.  Los conocidos, son independientes que llevan un fracaso institucional a cuestas.

¿Porque no convencieron a sus  presidentes respectivos de renunciar a los beneficios de vivir del presupuesto? ¿Porque  los que lo hicieron, sólo renunciaron a las carretadas de dinero de 2017?  ¿En que se lo iban a gastar? ¿Porque no convencen a sus homólogos de que sirve más la reconstrucción que una campaña desabrida? No, los partidos se van a gastar el dinero y se van a pelear en los diarios para la foto en que apoyen a alguna familia a levantar los muros de una casa.

No. Ellos no eran los llamados a una opción. No lo  fue en este caso y no se van a unir, no se van a poner de acuerdo para que se resalte  a uno de ellos. La opción se convirtió en desperdicio. Si no lograron convencer en sus partidos, no lo van a hacer con otros independientes. Lejos de mostrarse como fuerza real,  los independientes fueron convertidos en parte de un escenario que va a mantener la partidocracia. Y eso se convierte en un lastre político para todos.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.