Columna
Dr. Marco Antonio Samaniego López *

En los últimos días han surgido numerosas notas en relación con la posible deportación de mexicanos hacia México. El discurso antimexicano de Trump ha generado un interés que hagen erado nuevas imágenes. Así, por ejemplo, el presidente de la República acudió al aeropuerto de la ciudad de México a recibir a varios migrantes que fueron expulsados. De acuerdo a la prensa, les indicó que serían bien recibidos y acogidos en nuestro país.

De igual forma las televisoras han empezado a dar a conocer las referencias de quienes han enfrentado el escenario adverso. La deportación como una amenaza a la integridad de sus familias y su capacidad económica. Una criminalización que sin duda ha generado enorme inquietud entre los posibles afectados.

Qué bueno que, finalmente, se preste atención a algo que quienes vivimos en la frontera lo hemos conocido, observado y estudiado desde hace varias décadas. Incluso, ya aparece en la prensa nacional que el muro, valla, cerco o como quieran llamarlo ha estado ahí desde hace muchos años.

Durante el gobierno de Barack Obama se realizaron la mayor cantidad de deportaciones en toda la historia. En efecto, más de tres millones de mexicanos fueron regresados a nuestro país. ¿Por qué no se identificó a Obama como un caza migrantes? ¿Porque la atención no se ubicó en un discurso crítico que confrontara la cantidad de redadas que se realizaron? Las narraciones que nosotros obtuvimos en base a informes, indican que en ciudades como Phoenix, las condiciones en que se realizaron las deportaciones fueron en condiciones poco alentadoras. Hacerlo de esa manera en estos momentos, sin duda, generaría demandas en torno a la violación de derechos humanos de miles de personas.

En nuestro contexto, cuando las amenazas y criminalización pública que ha realizado Trump generan tanto interés, nos lleva a plantear por qué lo sucedido en años previos no fue motivo de espacio en los noticieros. Sin duda, el tono del presidente estadounidense es un factor importante. Pero sólo es el tono: sólo es la forma en que se plantea. Los efectos se han vivido por los migrantes desde hace varias décadas y las condiciones de su regreso ha estado llena de incertidumbres por décadas.

La diferencia radica en que en estos momentos significa capital político. Son los reflectores ante la andanada de noticias generadas por un presidente poco convencional que ha modificado en menos de un mes la manera de hacer política. Experiencia que por cierto, parece más vivir en el descontrol que en la pertinencia.

Las acciones que los bajacalifornianos emprendieron en días pasados, con jornadas cívicas y de participación social ejemplares, han provocado que se observe a la entidad como un posible factor de crecimiento para la imagen de los interesados en construirse como líderes del pueblo. Varios políticos están apuntados para hacer lo que miles de residentes de la localidad han realizado por décadas y sin reflectores: apoyar a los migrantes. Apareció en los medios electrónicos de todo tipo un tema que ofrece posibilidad de imagen y surgen pronto quienes desean convertirse en el superman de los migrantes.

Las contradicciones son muchas. La más evidente: el presidente recibiendo migrantes. Es como si se deseara que el virus de una enfermedad le agradeciera al enfermo. Lo que no se hizo en el país durante años y que provocó la migración, es ahora motivo de una foto dándole la mano para indicar que todo estará bien.

Es lo que nos quieren presentar las televisoras: ellos generan un discurso en favor de los migrantes. Pero durante décadas protegieron, cuidaron, alimentaron y propiciaron que el virus se esparciera. La enfermedad se generó aquí, no allá. El problema no es Trump, es a final de cuentas el mismo discurso de la década de 1980, o el Schwarzenegger cuando era gobernador de California. Es lo que dijo Bush durante ocho años. Pero hoy sirve para la foto, y veremos muchas. En pocos días, quieren convertir en votos lo que tiene más de un siglo siendo realidad de muchos.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México. Su tesis doctoral, Los ríos internacionales entre México y Estados Unidos, fue galardonada como la mejor tesis en el año 2004 por la Academia Mexicana de Ciencias.