Columna
Dr. Marco Antonio Samaniego López *
Ante la andanada de amenazas que vierte a nuestro país y al mundo el actual presidente de Estados Unidos, se han abierto tantos frentes hacia el interior y el exterior de dicho país que los temas se ubican y desparecen de la discusión sin que el análisis pueda tener espacio suficiente.
Dar seguimiento a lo sucedido en Berkeley, nos lleva a vincular temas que están de nuevo en la mesa de discusión, sólo que de manera violenta y en un tono creciente. Incluso, es claramente provocador ir a una universidad que tiene más de sesenta años como espacio para tratar el tema de las preferencias sexuales, el medio ambiente y la igualdad entre los individuos, llegar a decir que sólo hombres blancos tienen derecho a la educación. Quien quiera que lo defienda en esa condición, es obvio que será rechazado por estudiantes que han caracterizado a dicho campus como una fuente de ideas sociales de carácter progresista.
Los temas no son menores. Y el caso de los comentarios sobre las tropas estadounidenses, ya en la frontera, ya en el interior de México, enciende las luces rojas no sólo para nosotros, sino para diferentes países. Si quiere poner el ejemplo con nosotros, es claro que tendremos apoyo internacional, pero también evidencia de que por largo tiempo los asuntos de narcotráfico, mano de obra, corrupción, democracia y participación social, han estado pendientes y en manos de un sistema político que no ha respondido a nuestras necesidades.
Ante la propuesta de una segunda barda – o más alta, o más gruesa – las bromas de hacer túneles no son respuesta. Los temas que se abordan, dejan en claro que los problemas no son de una administración o de una zona específica. Son temas estructurales, que tienen raíces muy profundas, que no se solucionan con medidas simples ni coyunturales. Nos indican que durante décadas los mismos asuntos van y vienen como si se tratara de un péndulo. Un pasado que regresa con diferentes intensidades de acuerdo a las coyunturas.
El discurso de la segunda barda, por otra parte, también indica que en Estados Unidos no han hecho su trabajo. Ni aquí ni allá. No es una sola estrategia, pero si se ataca el mercado, esos cinco o seis millones de compradores de drogas, el problema se reduce sin la segunda barda. Si no se compra, la mercancía se pierde, se pudre y su producción disminuye.
De este lado, el discurso de la segunda barda obliga a pensar las tareas pendientes de todo un sistema político mexicano que actúa ante lo coyuntural, pero no a largo plazo. La visión es apenas sexenal, inmediatista. Por ello la vulnerabilidad es tan significativa. Por supuesto existen fortalezas, pero en el balance se observa que las dificultades para sortear el tema serán complicados. Son cuatro largos años, si no es que ocho.
En estos días en que se han planteado de una forma novedosa las maneras de participación social en Baja California, son sin duda interesantes los resultados que a mediano puedan surgir. Aparecen liderazgos, grupos con tradición local, organizaciones que no habían encontrado la manera de penetrar socialmente. Todo ello nos habla de una idea de mayor participación y de un interés real por temas que son fundamentales.
Pero la protesta puede estar llena de sentimentalismos. Un asunto como la desalinizadora debe ser tratado muy en serio. Es una vulnerabilidad que en momentos álgidos como estos, nos ubican en altísimos grados de dependencia con respecto a una condición que está ligada necesariamente a Estados Unidos. No resuelve el tema, pero ayuda. Y si la segunda barda se vuelve realidad, las opciones en el futuro pueden debilitarse. Y con Carmen Salinas en la Cámara de diputados y el regreso al ring de la flamante diputada por Baja California, Jackie Nava, dudo que se observe hacia un futuro posible la solución de temas sustanciales como el agua.
Pero no es culpa de ellas. Es una estructura financiada por los mexicanos que ubica en tan importantes espacios de representación social, a quien sea, con tal de ganas escaños, recursos y prebendas. Todo los demás puede esperar. Las vulnerabilidades llegan solas y con Trump en la presidencia, pueden aparecer muchas más. No quiero saber quién ganó la pelea de mañana, prefiero pensar que ganaremos los mexicanos en la formación de nuevas organizaciones políticas.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.
* Marco Antonio Samaniego López. Doctor en historia por el Colegio de México. Su tesis doctoral, Los ríos internacionales entre México y Estados Unidos, fue galardonada como la mejor tesis en el año 2004 por la Academia Mexicana de Ciencias.