TIJUANA BC 9 DICIEMBRE 2016.- La única fórmula que no falla es  mejorar en la educación. En cualquier del mundo y de la manera en que se presente, genera mejores condiciones para la vida humana. En todos los contextos, la inversión que se realiza tiene como efecto mejorar la calidad de vida de las personas. Genera mejores condiciones para el empleo, constituye posibilidades de movilidad social, propicia  que la actividad artística y el ingenio  tengan  mejores escenarios. Es parte fundamental de la construcción del tejido social. Las razones, pues, son muchas y en todos los indicadores para  considerar la forma en que se vive en una sociedad, el tema del nivel educativo siempre es un elemento de significación. 

En estos días con los resultados de la prueba PISA  (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessmen) puede existir escepticismo con respecto al tema.  Sin embargo, nosotros afirmamos que  la educación no fracasa en ningún escenario, dado que los resultados no se manifiestan sólo en los exámenes que se aplican. Tampoco, por supuesto, es para hablar de logros. En más de una ocasión apuntamos que la educación no falla, pero el sistema educativo sin dudas resulta insuficiente. 

Por ello destacar el caso del reciente acuerdo entre la Universidad Autónoma de Baja California y el gobierno de estado, es un tema de relevancia. El monto de los recursos que no se cubrían empezó a incidir en los procesos educativos. Los más  de 65,000 alumnos, entre programas de licenciatura y posgrado, podrían  verse afectados de una u otra forma de manera paulatina. El mantenimiento de las instalaciones, la adquisición de materiales, los compromisos de movilidad estudiantil así como de profesores e investigadores y todo un conjunto de compromisos que se encadenan en la construcción de los indicadores que se observan por instancias nacionales e internacionales para ubicar el desempeño de la educación superior. 

La universidad no es sólo un  lugar para recibir clases, aunque sí forma parte de las condiciones indispensables. Sin embargo, se trata de un espacio en el que se ofrecen una multiplicidad de opciones para el conocimiento y su aplicación en diversos órdenes. Los referentes en el aula no son los únicos y en ocasiones, lo que resulta costoso son la disposición para la práctica de las actividades que se requiere implementar. Su enumeración es basta, compleja, y siempre insuficiente. Equipos y materiales de diverso orden, bases de datos, laboratorios, o   resguardo de  documentos  que resultan relevantes para comprender la diversidad de procesos con los que estamos vinculados.  

Incluso, sin pretender disminuir la importancia de universidades privadas, estas en su mayoría no atienden numerosos campos del conocimiento precisamente porque la inversión requerida es cuantiosa. La universidad pública en México, bajo cualquier circunstancia, ofrece mayores posibilidades para quienes acuden a ella. Si se aprende o no, es tema de discusión, dado que los jóvenes son quienes con su disposición y actitud marcan la diferencia. 

Así, pues, resaltar y destacar  un acuerdo es importante para indicar  que su impacto es a largo plazo, intangible en muchas ocasiones, pero con efectos sociales. Sin duda, la condición de ser educación superior marca una diferencia a largo plazo. Sin duda, un  hecho de relevancia para la autoridad universitaria y  el encargado del poder ejecutivo estatal.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

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