COLUMNISTA: La Silla Rota
POR: Julio Castillo López  

CIUDAD DE MÉXICO 29 DE NOVIEMBRE DE 2016 (La Silla Rota).- La noticia de la muerte de Castro llamó la atención. Llevaban años diciendo que en diciembre se moriría y que Cuba por fin sería libre… no se murió en diciembre, ni se murió siendo la cabeza del poder ejecutivo en su país.
 
Desde el sábado llovieron los reportajes, noticias y comentarios positivos y negativos sobre el famoso Comandante, que se mantuvo al frente del poder durante décadas e hizo de su pueblo una auténtica isla; no sólo en el aspecto geográfico sino en su separación y aislamiento del resto del mundo.
 
Para mí, Cuba llegó por su música y por su cercanía con Yucatán. Los textos de Eliseo Alberto y las canciones de Santiago Feliú me fueron pintando la isla, la disidencia y la realidad que vivían. También siendo muy joven conocí a Carlos Alberto Montaner en Madrid y a Teresita Yañiz de Arias en la Ciudad de México (aunque hacía su vida en Panamá), cubanos en el exilio que nunca negaron su raíz y hablaban con orgullo de su historia, pero renegaban de la realidad que vive dicho país. Por Teresita conocí a varios músicos cubanos en México e incluso fui parte de aquel mundo musical exiliado que encabezaban Pancho Céspedes y David Torrens. Fue entonces, a principios del presente siglo que conocí la isla y gracias a la familia del comediante y músico Virulo, conocí la realidad que se vivía allá.
 
Unos años más tarde todavía, en 2012, tuve la suerte de recibir y pasar varias horas en el Senado de la República con Huber Matos, General de la Revolución Cubana que estuvo encarcelado 20 años por Fidel y que, incluso en los reportajes que he oído en los últimos días, intentan borrar de la historia de Cuba.
 
Fidel y Raúl Castro, Ernesto “el Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y Huber Matos fueron los principales hombres que estuvieron al frente de la revolución. El Che renunció a sus cargos y murió en Bolivia, Camilo Cienfuegos desapareció en el 59, poco después del triunfo de la revolución y en el mismo año en que Huber Matos fue encarcelado… Así el sueño de una revolución idealista y social se convirtió en el patrimonio personal de Fidel.
 
Para muchos Cuba sigue siendo el ideal del comunismo que sí funciona y esgrimen muchas razones de defensa: la salud, la educación, el cuidado de sus niños y el 54% de su presupuesto dedicado a programas sociales, pero Cuba no es eso, o no es eso solamente; Cuba es también su falta de libertad, sus desaparecidos políticos y todas las atrocidades que se generan a partir de un poder ejecutivo ilimitado, autoritario e incapaz de aceptar disidencia o crítica alguna.

Cuba es también aquellos románticos discursos que daban el Che y Fidel, que sin duda emocionan a cualquiera, pero también su hambre, su falta de oportunidades, su imposibilidad de salir, su gran cantidad de graduados que se dedicaban al turismo por sólo ahí encontrar un espacio laboral o la realidad, conocida por todos, de su prostitución y sus actividades clandestinas.
 
Hoy quieren erguir a Fidel como un héroe, pero creo que esa percepción no sólo falsa sino que está llena de pasado; de un pasado que permitió que alguien así siguiera gobernando, un pasado en el que no existían libertades y que admiraba a los tiranos y a los dictadores.
 
Huber Matos no sólo lo describía como un tirano sino como un cobarde en las horas complicadas de la revolución; un millonario que mantenía a un pueblo con hambre mientras él se daba una vida de lujos capitalistas.
 
La muerte no debe borrar la realidad y el estar tantos años al frente de un país no borra todas las atrocidades que se hicieron para mantener dicho poder… no debe haber cargo que valga una sola vida, ni mucho menos poder que se sustente en la miseria de su gente.
 
La muerte de Fidel hubiera sido algo muy esperanzador para millones de personas si hubiera sido a tiempo. Ahora no sólo da un poco igual porque el poder está cedido a su hermano desde hace algunos años, sino porque la realidad ha ido cambiando a la isla y la libertad, que muchos murieron esperando, sigue sin ser una realidad tangible.
 
@JulioCastilloL 
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