TIJUANA BC 11 DE NOVIEMBRE DE 2016.- Cualquiera que diga que estaban ahí las señales que indicaran la victoria de Donald Trump, exagera en su comentario. Si bien era una posibilidad, esta era mínima ante las posibilidades que ofrecían las encuestas publicadas en los diferentes medios.
Incluso, quienes hoy apuntan que Luis Videgaray acertó, exageran en dicha afirmación. Fue un asunto de casualidad, no de cálculo ni de los modelos utilizados para estimar los resultados de las votaciones.
Los análisis de las razones que explican el triunfo del magnate, se presentarán en distintos momentos en los años por venir. Lo inmediato es la reacción que realice el gobierno de México ante un escenario que poco estimado: Trump presidente. Los escenarios de un Trump moderado o de un Trump exaltado, envalentonado y soberbio modifican las estimaciones en diversos sentidos.
Por desgracia, quienes vivimos las zonas de frontera, el tema de la depreciación del peso en función de la incertidumbre que se ha generado es un asunto que golpea nuestra economía de manera inmediata. Modifica en el corto plazo las expectativas sobre los meses siguientes, sobre todo en lapso que este personaje tome las riendas del país vecino el próximo mes de enero.
Los lenguajes, las actitudes, las opiniones de los siguientes meses, van a generar la constante expectativa de una posibilidad que hace unos cuantos días parecía no tener sustento. ¿Qué va a cambiar, cómo y cuándo? Ese tema genera un ámbito de incertidumbre con el que tendremos que vivir en el futuro próximo.
Por ello, nos guste o no, a pesar de lo desagradable que resulta – cuando menos a quien esto escribe – tendremos que seguir información sobre Trump que permita identificar escenarios inmediatos. Lo del muro, como hemos apuntado, va a descubrir el futuro presidente que ya existe desde hace veinte años. Se va a dar cuenta que ese no es un tema que solucione los profundos problemas que se viven en Estados Unidos. Si le dedica tiempo, esfuerzo y dinero, es su asunto, pero alguien le va a decir que por ahí no soluciona mucho.
Por otra parte, el triunfo de Trump nos revela el profundo fracaso de Obama. Quienes hablan de la popularidad del mismo, tendrán que elaborar una explicación que nos lleve a entender como fue capaz de generar tanta división al interior de su país. El premio nobel de la paz de hace unos años, tenía un escenario de guerra en varios estados y regiones que están lejos de mostrar la conformidad con sus acciones. Desde donde nos encontramos, tenemos que buscar información que nos permita ubicar cómo un personaje mediático, en el sentido peyorativo, fue capaz de capturar una idea de futuro para una nación.
Era el escenario menos previsto, pero resultó en una cruda realidad. La afirmación de que Hilary Clinton y Donald Trump eran personajes sumamente impopulares, generó una postura de resentimiento que abrió el camino a una discursividad poco reflexiva, carente de posturas claras y sin la visión de la globalidad. Pero está ahí y cuando menos por cuatro años, es una realidad con la que tendremos que vivir.
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