TIJUANA 21 DE OCTUBRE DE 2016.- La propuesta de que Gonzalo Rivas Cámara reciba la Medalla Belisario Domínguez,  ha sido uno de los temas que la prensa ha cubierto en los últimos días.   Gonzalo Rivas,  de 49 años de edad en ese momento, el 12 de diciembre de 2011, fue el empleado de  una gasolinera que cerró las válvulas de los tanques de gasolina durante una manifestación de estudiantes normalistas. 

El incendio fue provocado  en una de las bombas y las posibilidades de un evento de mayores repercusiones quedaron truncas a raíz de su acción. No es posible afirmar categóricamente cuántas vidas se hubieran perdido de realizarse una explosión.  Nadie puede indicar  la dimensión del daño que pudo realizarse, a pesar de las especulaciones que se efectúan al respecto. 

Para algunos de los críticos de la propuesta, es el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, quien impulsa el reconocimiento a Gonzalo Rivas. En la prensa se  indica que el recientemente fallecido, Luis González de Alba, impulso su candidatura desde hace varios años. Sus columnas terminaban con esa referencia. 

Quienes se oponen al reconocimiento, argumentan que sería una forma de criticar la narrativa sobre los normalistas de Ayotzinapa. Dado que ellos iniciaron el incendio de la bomba sería una contrapropuesta a una forma de presentar el tema de los 43 desaparecidos. 

Para quien esto escribe, el argumento del reconocimiento a una acción como la realizada por Gonzalo Rivas merece muchos  galardones.  En su intento de eliminar el incendio, cambio su vida por la de otros, sin importar si eran estudiantes, policías, reporteros u otros empleados de la gasolinera. Como  ingeniero en sistemas computacionales, tenía conocimiento de las posibilidades que existían y actuó en consecuencia.

La acción es si misma debería ser suficiente.  Si bien el contexto es importante, la decisión de Gonzalo Rivas fue contundente. Se requiere de valor y decisión para efectuarlo en el tiempo en que debió  actuar. 

La lista de los galardonados con la medalla sin duda tiene personalidades de relevancia: Don Miguel León- Portilla, Luis González y González (historiadores ambos)  Manuel Gómez Morín, Gonzalo Aguirre Beltrán, Javier Barros Serrra, Ignacio Chávez, y otros  personajes que sin duda han realizado aportaciones significativas a nuestra sociedad. Sin duda, fuera de tono y de lugar, está Fidel Velázquez que la recibió en 1979. 

El año pasado, se le entregó al empresario Alberto Baillères González, dueño de Grupo Bal. Personalmente desconozco las  virtudes excepcionales  para  recibir  el galardón. La información que obtuve no me permitió distinguir  lo excepcional de sus actividades. 

Por ser común dentro de la actividad  en que nos desempeñamos encontrar discursos opuestos, donde se discuten posibilidades de interpretación encontradas y en numerosas ocasiones con datos y referencias que tienen divergencias constantes, nos resulta común que las narrativas sean motivo de disputa. Lo que se decide es como se va a recordar algo o a alguien. Es la contante disputa por la memoria, en la que, un discurso que se impone,  requiere que no existan otras posibilidades de explicación. 

Sin embargo, en nuestra opinión, la acción  realizada por Gonzalo Rivas es un acto de heroísmo.  Lo realizó para salvar a otros y  pagó con su vida. Él no sabía nada de lo que sucedería después,  no podía tener idea que su acto se relacionaría con las actividades de otros individuos cuatro años después. Simplemente actuó y evitó una tragedia, sin preguntar partidos no consignas. 

Si no se le otorga la medalla Belisario Domínguez, bien merece  otro reconocimiento de la sociedad. 

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