Los límites del potencial recaudatorio de la reforma fiscal
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Los límites del potencial recaudatorio de la reforma fiscal

MÉXICO DF - miércoles 19 de octubre de 2016 - La Silla Rota.
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Columnista: La Silla Rota 
Por: Jorge Villalobos Seañez

*.- las alternativas para el futuro


MÉXICO DF 19 DE OCTUBRE DE 2016(La Silla Rota).- Ayer, en la Cámara de Diputados, fueron aprobados los dictámenes de la Comisión de Hacienda y Crédito Público correspondientes a las reformas de la Ley Federal de Derechos y de la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos.
 
Para continuar con la aprobación del Paquete Económico 2017 se espera que el jueves 20 puedan votarse las modificaciones que fueron enviadas por el Ejecutivo Federal a la Ley del Impuesto Sobre la Renta y la Ley del Impuesto al Valor Agregado, correspondiendo al Senado de la República continuar con el proceso legislativo y ratificar o corregir los dictámenes.
 
A pesar de que en nuestro país el ISR y el IVA tienen una importancia mayúscula en la estructura de ingresos tributarios,[1] toda vez que representan más del 80%[2] de los ingresos que pueden obtenerse, debido al Acuerdo de Certidumbre Tributaria[3] de 27 de febrero de 2014, emitido como consecuencia de la Reforma Hacendaria de 2013, el Ejecutivo Federal determinó i) que no serían propuestos nuevos impuestos; ii) que no se aumentarían las tasas a los impuestos existentes; y iii) que no se reducirían ni eliminarían los beneficios fiscales ni las exenciones existentes ¡desde ese momento y hasta el 30 de noviembre de 2018!
 
En ese momento, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no esperaba la estrepitosa caída del precio del petróleo[4] y confiaba, además, en que la reforma hacendaria recién aprobada incrementaría los ingresos tributarios y, paulatinamente, despetrolizaría las finanzas públicas.
 
Sin embargo, los incrementos en la recaudación del ISR y del IVA obtenidos como consecuencia de la Reforma Hacendaria han llegado al límite de su potencial recaudatorio, siendo necesario preguntarnos si con la reforma de 2013 será posible afrontar los retos fiscales de 2018, o bien, si ha llegado el momento de que los partidos políticos se atrevan a plantearse la modificación de la columna vertebral tributaria, sin importar los costos electorales.
 
Y es que al analizar el comportamiento que ha tenido la recaudación del ISR, es posible advertir que la recaudación esperada por el Gobierno Federal en la Iniciativa de Ley de Ingresos para 2017 (ILIF 2017) es mayor en 170 mil millones de pesos, es decir 10.31% más. De igual manera, tratándose del IVA, se proyecta que para el siguiente año se obtendrían 52 mil millones de pesos más que los previstos en la LIF de 2016: un 3.72% de incremento. Y ésa es precisamente la comparación que la Secretaría de Hacienda ha venido presumiendo en distintos foros, señalando que por primera vez en la historia del país, los ingresos tributarios han tenido un incremento sostenido que permite abandonar la dependencia de la renta petrolera.
 
No obstante, los impuestos aludidos gravan una manifestación de riqueza mostrada por los gobernados, ya sea que se trate de incrementos patrimoniales de carácter positivo –como es el caso del ISR– o de actos de consumo como en el IVA. Es decir, las manifestaciones de riqueza estarán en función directa del contexto económico del país, por un principio básico: ante un entorno económico adverso, todos preferimos apretarnos el cinturón y en lugar de gastar, ahorramos.
 
Es por ello que las proyecciones de recaudación entre ISR e IVA no deben ser comparadas entre sí, sino en función del Producto Interno Bruto, para determinar cuál es la recaudación que se ha obtenido en términos de funcionalidad económica.
 
Por ejemplo, toda vez que el ISR lleva un cálculo anual, el efecto de la reforma hacendaria en la recaudación del ingreso tributario se observa hasta 2015, en que se incrementó en 235 mil 800 millones de pesos la recaudación, un aumento del 23% respecto de lo obtenido en 2014. En términos del Producto Interno Bruto, fue un punto porcentual y medio. Ese efecto se debe en la mayor parte a los cambios al régimen de consolidación fiscal para personas morales y en menor medida a los límites a las deducciones para personas físicas.

Para 2016, el diferencial entre la recaudación de 2015 y lo señalado en la LIF no alcanza siquiera un punto porcentual del PIB, a pesar de que se trate de 26 mil 800 millones de pesos.
 
Comparando la proyección de la SHCP en la ILIF 2017 con la LIF de 2016, estamos hablando de poco más de 170 mil millones de pesos, que una vez más, ni siquiera llega a un punto porcentual del PIB.
 
Lo que se advierte en la gráfica anterior es que entre 2014 y 2015 existe una alza en la recaudación del ISR y que de allí en adelante, se vuelve inercial y sin incrementos significativos.
 
En el caso del IVA la situación se repite, al comparar la recaudación de 2015 con la de 2014 existe un incremento de 94 mil 456 millones de pesos, es decir, 15.5% más. Ese efecto de la reforma hacendaria –en el cual se incluye la homologación de la tasa fronteriza a la tasa general del impuesto– se tradujo en un incremento de medio punto porcentual del PIB. De ese momento en adelante, el IVA muestra también un comportamiento inercial.
 
De 2015 a 2016, el IVA aumentó en 5.4% que en términos nominales implica 38 mil 140 millones de pesos, pero que en función del PIB es menos de la mitad del comparativo 2014-2015.
 
En efecto, si la reforma hacendaria tuvo por consecuencia que la recaudación del IVA se hubiera incrementado 0.56% del PIB, en el periodo de 2015 a 2016, apenas llego al 0.20% y, lo que es más grave ¡sucede lo mismo con la proyección de 2016 a 2017! pues se aumenta la recaudación en poco más de 52 mil millones de pesos, y la Secretaría de Hacienda dirá que la recaudación por este concepto es ahora 7% mayor a la de 2015, pero en términos del Producto Interno Bruto, esa diferencia apenas será del 0.20%
 
Al agotarse el potencial recaudatorio del ISR y del IVA, es oportuno considerar si es que el Gobierno Federal podrá hacer frente –a largo plazo– a las necesidades que enfrenta el país como, por ejemplo, las pensiones cuyo monto se ha incrementado en 60% de 2010 a 2017 según los datos del Centro de Investigaciones Económicas y Presupuestarias.[1]
 
Se debe considerar que, al ser comparado internacionalmente, México tiene un nivel de recaudación por concepto de impuesto sobre la renta muy bajo para los estándares de la OCDE, pues mientras que en los países miembros se recauda alrededor de 11.5% del PIB, de 2014 a 2016 en México se ha recaudado, en promedio, 8 puntos porcentuales del PIB.

Por lo que corresponde al IVA, la recaudación es casi dos veces menor que el promedio de la OCDE. Haciendo la comparación con países como Argentina, Chile o Brasil, se advierte que la tasa general del 16% es baja, pues en éstos la tasa es de 21%, 19% y 17% respectivamente.
 
Es por eso que, independientemente de si el gobierno de Enrique Peña Nieto quiera arriesgarse a establecer impuestos en miras al proceso electoral de 2018, lo cierto es que el próximo Presidente y los Senadores y Diputados que integrarán la LXIV Legislatura deberán considerar, sin cálculos partidistas, si es que nuestro país requiere abandonar el régimen excepcional de tasa del 0% de IVA para alimentos y medicinas y establecer tasas menores a la general de 16% para estos productos, o considerar si ha llegado la hora de gravar transferencias patrimoniales como son las herencias, los legados y las donaciones. 
 
@JVillalobosS
@OpinionLSR

 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor

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