El día que Trump pisó Los Pinos
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El día que Trump pisó Los Pinos

MÉXICO DF - miércoles 31 de agosto de 2016 - La Silla Rota.
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Columnista: La Silla Rota   
Por: Alejandro Encinas Nájera

MÉXICO DF 31 DE AGOSTO DE 2016 (La Silla Rota).-  Que México le ha robado a los estadounidenses sus fuentes de trabajo; que levantará un Gran Muro a lo largo de la frontera; que su construcción habrá de ser costeada por los mexicanos; que mientras ellos nos dan dinero, nosotros les mandamos asesinos, violadores, drogas y criminales; que deportará a 16 millones de nuestros connacionales; que ISIS tiene campos de entrenamiento ocho millas al sur de la frontera, en Chihuahua. El predicador de odio espeta: ¡México no es amigo de Estados Unidos! ¡Páguenme el dinero que me deben!
 
De 2014 a la fecha Donald Trump se ha dedicado a calumniar a los mexicanos. Sus insultos nos han agraviado; han exacerbado la hostilidad en contra de nuestros connacionales que viven al norte de la frontera, exponiéndolos a todo tipo de agresiones por parte de racistas convertidos en legión.
 
Por eso cuando la noche del martes leí que el candidato republicano venía a México a invitación de Enrique Peña Nieto pensé: –¡qué buena broma! En verdad que los sitios de sátira política son cada vez más ocurrentes. Al confirmar la veracidad de la noticia, simplemente no lo podía creer. Al igual que miles de mexicanos, quedé estupefacto.
 
Justo en el momento en que líderes de todas partes del mundo le dan la espalda a Trump, cuando ruega por validación internacional, cuando se encuentra en su peor momento en las encuestas, en pocas palabras, cuando está políticamente asfixiado, el presidente de México le obsequia un tanque de oxígeno. Se trata de la mayor torpeza en lo que va del sexenio, y eso que han habido bastantes.
 
Si algo ha caracterizado la postura del gobierno mexicano en torno a la amenaza que representa la candidatura republicana, es su inconsistencia y ofuscación. En vez de congruencia y estrategia, contradicciones y desatinos. Repasemos:
 
Durante los meses en que se incubaba el fenómeno Trump, la embajada de México en Estados Unidos estuvo sin mando. Dejando las cosas a la mitad, Eduardo Medina Mora renunció para irse a la Suprema Corte.  Posteriormente fue nombrado como embajador el académico Miguel Basáñez, quien apenas duró siete meses en el cargo. Tanto él como el subsecretario para América del Norte fueron removidos por Claudia Ruiz Massieu para promover el ingreso de funcionarios identificados con el salinismo en los niveles más altos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
 
El pasado 13 de abril, José Paulo Carreño se estrenaba como subsecretario en un seminario titulado “Mitos y realidades de la candidatura de Donald Trump”. Desde la tribuna del Senado declaró: “Quiero reiterarles que en la Cancillería compartimos la preocupación por este tema y estamos ya en la instrumentación de una ambiciosa estrategia para  atenderlo y enfrentarlo con efectividad.”
 
Aún así el gobierno siguió tirando escopetazos erráticos, carentes de objetivos. Semanas más tarde, el 9 de mayo, la oficina de Presidencia emitió un comunicado en el que dio a conocer que México no intervendría en el proceso electoral de los EUA. También anunciaba que buscaría a quien resulte electo Presidenta o Presidente de los Estados Unidos para seguir construyendo una relación constructiva.
 
Vaya viraje: Si en marzo Peña comparaba a Trump con Hitler y Mussolini, en agosto lo recibe en Los Pinos con alfombra roja. El jefe del Estado Mexicano le dio un trato de jefe de Estado a alguien que por más que aspire a serlo no lo es.
 
En Estados Unidos la comunidad hispana tiene cada vez mayor influencia electoral. La foto de la conferencia en los Pinos podrá ser utilizada por el equipo de Trump como mejor le convenga. Era justo lo que el candidato necesitaba para despojarse de su imagen demagógica e irresponsable. No es cosa menor. Basta con preguntarse ¿cuál sería la reacción de nuestra Cancillería si en plenas campañas presidenciales de 2018 la Presidencia de EUA invita al candidato opositor a la Casa Blanca?
 
Detrás de la invitación de un personaje desacreditado a otro hay un misterio. ¿Será la reacción impulsiva de EPN ante el ninguneo de Trudeau y Obama en la cumbre de líderes de América del Norte que se celebró en Ottawa en junio? ¿Será su revancha íntima ante la humillación que le infringió Obama cuando en una conferencia con periodistas de todo el mundo lo interrumpió para explicarle lo que significa el populismo? ¿Estará enfurecido porque el Partido Demócrata invitó a Margarita Zavala a su Convención Nacional?
 
La improbable genialidad o el as bajo la manga de EPN no aparecieron durante el día que Trump pisó Los Pinos. El mexiquense se está poniendo la soga al cuello cuando todavía faltan más de dos años para que finalice su sexenio.
 
@EncinasN 
@OpinionLSR


Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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