Columna 
Dr. Marco Antonio Samaniego López *

Los acontecimientos del pasado domingo en Nochixtlán, Oaxaca, han generado en muy poco tiempo una enorme movilización de la sociedad. Para este fin de semana se anuncian marchas de apoyo  a los maestros de dicho estado en  muchas entidades de la República. Sin duda, uno de los elementos cohesionadores son las redes sociales, en particular el Facebook, que permite conocer  detalles bajo formas de sociabilidad que con las imágenes de los eventos, muestran una brutalidad en la forma de actuar de las policías. 

Ente los argumentos se encuentra el carácter social de  la educación, sobre todo lo que implica  su gratuidad, como un derecho  inalienable para todos los mexicanos. El que desde nuestra lectura es más relevante,   en la reforma laboral  vestida de reforma educativa, con implicaciones para los involucrados. 

Entre los argumentos que están en la palestra por sectores sociales están  preguntas como   ¿Tienen derecho los maestros a realizar paros   y dejar a los alumnos sin clase? ¿Por qué  cobran sin trabajar durante sus prolongados paros? Y, dadas las implicaciones que esto tiene para la elección presidencial  de 2018, el tema del seguro candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador. 

Sin embargo, con la información que desde la distancia y  a su vez la posibilidad que nos permiten los medios electrónicos, la  pregunta que se genera luego de lo sucedido el pasado domingo, es ¿ Era necesario el uso de la fuerza armada en esas dimensiones? ¿Cuál es el papel que deben tener las fuerzas armadas  ante conflictos de orden laboral? ¿Por qué se desplegó tal cantidad de recursos? ¿Que amenaza representaban para la seguridad nacional? En las imágenes aparecen jóvenes, mujeres, niños, hombres con palos,  hondas y piedras, que como David contra Goliat, son lanzadas a  quienes están para servir y proteger a los ciudadanos. 

Pero las afirmaciones del gobernador Gabino Cué son  dignas de colección: los infiltrados fueron quienes dispararon. Los verdaderos agentes del orden no fueron los culpables de las muertes de ocho personas.   La idea de una infiltración es para desviar culpabilidades. Sin embargo, de ser cierto, ¿Cómo en las fuerzas del orden puede haber infiltrados? ¿Cómo vamos a conocer los protocolos de seguridad cuando, entre los agentes, existen  personas u organizaciones con capacidad para inmiscuirse como parte de los grupos armados? La afirmación del gobernador significa un problema todavía mayor. Los grupos que están interesados en ¿ qué? se logran infiltrar para ¿ qué?. Implica que las fuerzas armadas son altamente vulnerables, incapaces de reconocer la membresía de sus integrantes.  Es una enorme debilidad de las fuerzas del Estado. 

Desde el pasado sábado, cuando los jugadores de  Chile golearon  al equipo mexicano siete  a cero, en los medios de comunicación se repite la pregunta de si el seleccionador debe o no permanecer en el cargo. Varios indican que la renuncia debe ser inmediata.  Sin embargo poco se discute sobre el gobernador de Oaxaca, quien acepta públicamente su poca capacidad no sólo para gobernar, sino además para conocer quiénes forman parte de las fuerzas armadas que actúan en su entidad. Reconoce la capacidad de ¨infiltrarse¨  en  los grupos armados por el Estado, que  son tan débiles  e incompetentes que  pueden hacerse pasar como parte de ellos. Ese  es un gran problema de seguridad. 

Todo indica que la mesa de negociaciones, negada en un inicio por el secretario de Educación, ayudara a solucionar parte del problema. Ojalá así sea.  Sin embargo, con ¨infiltrados¨ que lo explican todo las vulnerabilidades del Estado mexicano se incrementan. Si existen los ¨infiltrados¨, gran problema;  de ser un argumento sin bases del gobernador, entonces el problema es el gobernador. Si no se discute su renuncia, entonces el problema es gigantesco. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México. Su tesis doctoral, Los ríos internacionales entre México y Estados Unidos, fue galardonada como la mejor tesis en el año 2004 por la Academia Mexicana de Ciencias.