"PAN Y CIRCO"
Por: Francisco Ruiz, "RuHe"
Bien hicieron los griegos siglos atrás, en darle forma a la apremiante necesidad entre la sociedad y darle el nombre de “democracia”. “Demos” (pueblo o gente) y “kratos” (poder o autoridad), dos vocablos griegos que todos en alguno momento de nuestras vidas hemos escuchado.
Como reza el dicho aquel: “nadie experimenta en cabeza ajena”, es precisamente así como todos hemos constatado que el hombre (del poder) plasma en papel los consensos a favor de la mayoría, pero en la práctica ejecuta solo los propios. Las leyes, escritas por el gobierno, en teoría suelen figurar un ambiente perfecto pero en práctica todas sus virtudes se vienen abajo.
He de ahí que hayan surgido diversas expresiones derivadas de la tan famosa aportación griega en terrenos políticos, tales como “democracia dirigida” o “ingeniería electoral”; las cuales por cierto son muy acuñadas por la clase política nacional, claro siempre de manera “extraoficial” y con cuidadito, al final del camino sigue siendo un secreto a voces.
Retomando un poco de lo antes mencionado, me permito citar uno de los más esenciales argumentos jurídicos para la defensa de nuestra autoridad como mexicanos, “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”, eso nos dice nuestro artículo 39 constitucional, pero tal parece que nos agarraron dormidos al momento de publicarlo.
Sin embargo esto funciona igualito que en muchos matrimonios, cuando tiempo después de la boda se empeñan en ignorar la famosa frase “hasta que la muerte los separe”.
Territorio, recursos, población y gobierno conforman al Estado, pero resulta que no todos tenemos la misma calidad de mexicanos, y no hablo de las influencias ni del compadrazgo, sino de un fragmento de nuestra Carta Magna, que define a quienes tienen calidad de ciudadanos y a quienes no, para saberlo pueden consultar el artículo 34 de la Constitución Federal.
Bien señala el polémico político tabasqueño y hoy virtual candidato a la Presidencia de la República (otra vez), Andrés Manuel López Obrador, en su documental “Fraude 2006”, cito: “…la revolución permite avances en el terreno social pero no en el terreno político…ya no es un hombre, ya no es don Porfirio, es doña Porfiria, el PRI…”, refiriéndose a la prolongada gestión del general Porfirio Díaz, a través de las reformas legislativas que le permitieron una reelección indefinida; y a su vez, hace un comparativo con la hegemonía del que fuera el partido en el poder por más de setenta años.
Así vivimos muchas elecciones, y no hablo de aquellas donde los muertos votaban, se robaban las urnas o se caía el sistema, hablo de las más recientes, las del 2006, elección presidencial famosa por su tan cerrado cierre, mas no hablaré de si hubo fraude o no, simplemente me baso en los hechos. Resulta que de la totalidad del padrón electoral, solo alrededor del sesenta por ciento votó, de ese sesenta, poco más del 35 por cierto eligió al ganador, y cierto es mayoría pero veamos, analicemos un poco más la cosa.
Resulta que primero nos dicen que todos somos mexicanos y que “…LA SOBERANIA NACIONAL RESIDE ESENCIAL Y ORIGINARIAMENTE EN EL PUEBLO…”, pero ¿en cuál? ¿En el que si es ciudadano o en el que no lo es? Porque resulta que de poco más de cien millones de mexicanos, que en ese entonces éramos, solo quince millones eligieron al Presidente en turno, por lo tanto yo concluyo: ¿Cuál mayoría? ¿La relativa o la absoluta? ¿Y entonces quien es dueño de la soberanía? ¿Todos o la mayoría? Ahora sí que, ¿Quién es pueblo y quien no es pueblo? ¿O también se pone en duda si somos mexicanos? ¡Tan solo 15 de 100! no pues, si es mayoría, pero ustedes disculpen, porque según ellos, nosotros somos quienes tenemos la culpa.
El hombre que no se gobierna a sí mismo, difícilmente podrá gobernar a un país, es por eso que sería interesante conminar a los conocidos como “hombres (y mujeres) del poder” a que se autoanalicen y si consideran que saben gobernarse. A título personal, les invitaría a ser generosos ante la necesidad de la gente, recatados y sumisos ante la voluntad popular; deben ser escuetos y huraños ante la tentación, represivos ante las pasiones; amorosos y pacientes ante la exigencia de su pueblo; incluso existe un heptágono moral que luego les paso.
A propósito de la actividad político-electoral que se avecina para nosotros los mexicanos, que residamos fuera o dentro de territorio nacional, me he dado a la tarea de compartirles estos breves pero sentidos pensamientos con el propósito de promover entre nosotros los ciudadanos, el preponderante papel que juega cada una de nuestras voluntades al momento de definir el curso de la agenda política nacional, y en ese mismo tenor les comparto un fragmento de las declaraciones del extinto ex presidente chileno Salvador Allende, quien hablaba de la democracia así:
“…entonces, ¿dónde está la democracia? Nosotros vamos a hacer una democracia auténtica porque va a participar el pueblo. Y no una minoría como está ahora. Ahora, cuando un pueblo tiene conciencia de las metas que quiere alcanzar, ese pueblo es capaz de sacrificios. Y estoy seguro que el pueblo de chile está maduro, porque ya ha entendido y entenderá mañana que tendremos todos que hacer sacrificios. ¿Para qué? Para sembrar para el futuro. Los dos o tres primeros años van a ser muy duros pero sobre esa base de un gobierno recto, moral en que no haya privilegios y […] para una minoría, el pueblo va a responder. Es ese el gran aval que tengo yo: la inteligencia, el patriotismo y la moral del pueblo chileno...”.
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* Francisco Jesús Ruiz Hernández, es licenciado en Comercio Exterior y Aduanas, con mención honorífica, por el Tecnológico de Baja California, Campus Tijuana, en el periodo de agosto de 2005 a junio de 2009 y actualmente radica y labora en Houston Texas Estados Unidos de Norteamérica.
