TIJUANA, BC 21 DE NOVIEMBRE DE 2011.-
Las aguas turbias.
Por : Gilberto LAVENANT
Lo que para el Partido Acción Nacional representó la intención de hacer uso del “dedo azul”, para designar a muchos de sus candidatos a diputados federales y senadores, lo ha sido para el PRI la alianza con el PVEM y, sobre todo, el PANAL, propiedad de la maestra Elba Esther Gordillo.
En el PAN, 1,455 panistas, que se sintieron desplazados y afectados por este “método democrático”, impugnaron el acuerdo y el Tribunal Electoral, del Poder Judicial Federal, dejó sin efectos el acuerdo de la Comisión de Elecciones del blanquiazul, en base al cual se pretendía designar, o sea escoger candidatos, vía “dedazo”, en 141 de los 300 distritos electorales de mayoría relativa y candidatos a senadores en 24 de las 32 entidades.
En el PRI, no se sabe que hayan llegado a tanto. Es usual que los priístas rezonguen, pero al final, por regla general, se “disciplinan”. Lo cierto es que muchos, en especial aquellos que consideraban promisorias las condiciones para ocupar curules en la Cámara de Diputados, o en el Senado, se sintieron afectados al observar que, por mero compromiso, les arrebatan esa posibilidad, para regalarla a recomendados de Elba Esther o del partido verde.
El sábado 19 de noviembre, en la columna “Bajo Reserva”, del periódico capitalino El Universal, se dedica un párrafo en relación a dichas turbulencias : “…Un grupo del PRI ha comenzado una rebelión contra el dirigente del partido Humberto Moreira. El senador Francisco Labastida coordina una fracción que ha venido criticando el reparto de las candidaturas a puestos de elección popular para la alianza electoral con el Partido Verde y Nueva Alianza. El tamaño de la artillería se reflejó en la sesión de la Comisión Política Permanente del miércoles, donde sólo 10 de 180 consejeros presentes se opusieron a la coalición. Nos dicen que la inconformidad de ese bloqueo, que ha sumado al chiapaneco Sami David y al chilango Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, parte de que fue debilitado en sus intenciones de controlar ciertas candidaturas. El propio Moreira los ha descalificado en privado”.
Hasta ahí, pareciera que la rebelión no es algo grave. 10 de 180 consejeros, enturbian el agua, pero no provocan una turbulencia que haga naufragar al barco priísta. Bueno, eso, a primera vista.
Sin embargo, en nota publicada en el periódico capitalino La Jornada, el mismo día, refiere el tema con mayor amplitud, que evidencia que las cosas son mucho más serias. En dicha nota se advierte que : “…La rebelión crece en el PRI, al grado de que legisladores inconformes lograron que el dirigente nacional priísta, Humberto Moreira, aceptara recibir el próximo miércoles a una comisión de senadores y diputados que plantearán su rechazo a los términos en que se negoció la coalición electoral con el PVEM y PANAL”.
“Además –agrega la nota- de que en el Congreso continuó el repudio de priístas a esa coalición, también en los Estados de la República, sobre todo los más afectados por la cesión de posiciones al Panal y al Verde, reaccionaron ayer. En Sinaloa, el dirigente estatal, Pablo Moreno Cota, reclamó al Delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Enrique Martínez y Martínez, que se hayan otorgado dos distritos y una senaduria a los dos partidos coaligados”.
Apenas el miércoles de la semana pasada, la Comisión Política Permanente del PRI aprobó ir en coalición total con los partidos Verde Ecologista de México y Nueva Alianza para los comicios del 2012, en el caso de presidente de la República, y parcial para diputados y senadores.
Conforme a dicha alianza, PRI, PVEM y PANAL, tendrán el mismo candidato a la Presidencia de la República. Hasta ahí, no hay problema. Los reclamos surgen por el reparto de posiciones para diputados federales y senadores.
En el caso de los diputados federales, de 300 distritos electorales, habrá coalición solamente en 126 distritos, de los cuales 72 serán para el PRI, 30 para el PVEM y 24 para el PANAL. En esos distritos, los electores afines a los tres partidos, votarán por el candidato coaligado, sin importar la filiación partidista.
En el caso de los Senadores, de 64 candidaturas, dos por cada entidad, habrá coalición en 20 de ellas en 10 Estados de la República, de las cuales 11 serán para el PRI, 5 para el PVEM y 4 para el PANAL.
Los reclamos surgen, no precisamente`por la coalición, sino por los “sacrificios” que ello implica. Si el PRI no fuese en coalición, en los 126 distritos electorales federales pactados en la alianza, habría 126 candidatos priístas a diputados federales, y no solamente 72 y en el caso de posiciones para el Senado, en los 10 Estados comprometidos para ello, habría 20 candidatos priístas y no solamente 11.
La discordia, pues, surge por las 54 candidaturas de diputación federal y las 9 para el Senado, que el PRI “regalo” al PVEM y PANAL, con tal de que apoyaran a su candidato presidencial, sin reflexionar, ni consultar a los priístas, en especial a los “sacrificados”, o sea a aquellos que veían una candidatura en su carrera política y que hoy tendrán que resignarse a ser simples mirones y aplaudidores de los candidatos de la alianza.
La nota de La Jornada señala claramente que : “Entre priístas no sólo hay molestia, sino rabia e incluso indignación” y advierte que un grupo de lesgisladores priístas, de ambas cámaras, analiza la posibilidad de presentar un recurso de queja ante el Tribunal Electoral Federal, para que se nulifique el pacto de la alianza. Igualito que los panistas.
Los “ganones” de esta alianza, son la maestra Gordillo, quien obtuvo posiciones en el Senado para su hija y su yerno, y el tristemente celebre “niño verde” del PVEM, Jorge Emilio González. Se enturbian las aguas, y esto puede llegar a convertirse en turbulencia. Las cosas empeoran, pues ante una seria de indecisiones, entre los priístas, hay quienes pretenden hacer valer aquello de que “…en río revuelto, ganancia de pescadores”.
