Palco de Prensa
Mientras que el sur de Ensenada, el Valle de San Quintín, se incendia, socialmente hablando, luego de años de abandono oficial, de explotación y abusos en contra de los jornaleros agrícolas y de sus familias, el gobernador panista, KikoVega, le echa más leña a la hoguera, al operar al lado de los patrones y recurrir a trampas y mañas.
Las versiones periodísticas, en torno a estos hechos, que ya han trascendido a nivel nacional e internacional, refieren condiciones infrahumanas, condiciones de esclavitud, que Kiko y colaboradores han tratado de eclipsar, mediante “boletines de prensa” amañados, en los que aparece como un individuo preocupado por resolver este conflicto, que tiene colapsada la economía del su de la entidad.
Entre otras cosas, una de las principales demandas de los jornaleros agrícolas es el incremento salarial. De un pago diario de 120 a 130 pesos, inicialmente reclamaban 300 pesos. Luego disminuyeron sus pretensiones a 200 pesos.
Sin embargo, los patrones, ricos, acaudalados, entre los que tan solo los productores de fresa recaudan unos 1,560 millones de pesos anuales, ofrecieron incrementarles apenas 6 pesos diarios. Y ante la insistencia de los trabajadores, los representantes patronales, de manera soberbia, abandonaron la mesa de negociaciones.
Esto ocurrió el pasado viernes. Por la tarde, surgieron dos informaciones, absurdas. Una de la parte patronal, en la que se indica que patrones y sindicatos, titulares de los contrats colectivos de trabajo de los ranchos, pero que no representan a los jornaleros, aumentarles el 15% al salario. La “formidable” cantidad de 19 pesos diarios.
Pero no dicen, ni reconocen, que están hablando de contratos colectivos de protección. Esos que se firman a espaldas de los trabajadores, generalmente sin el consentimiento o aprobación de estos, para librar de responsabilidades a los patrones y en base a los cuales han explotado a sus trabajadores en los últimos años.
Con esta acción amañada, legalmente hablando parece que se terminó la causa o motivo del conflicto social, pero que al no ser avalada, ni reconocida precisamente por los explotados, hacen que el problema persista. Que eso y nada, es lo mismo.
Olvidan, patrones y gobierno, que precisamente uno de los principales puntos del pliego petitorio de los jornaleros, es la revocación de los contratos colectivos de trabajo, celebrados con sindicatos blancos, cuyos nombres han ocultado, para evitar su linchamiento.
La otra información, es un extenso boletín de prensa, del gobierno estatal, que habla de un gobernador preocupado por la problemática prevaleciente, pero que el propio Kiko Vega echa por tierra, con unas cuantas palabras. Advierte que si a los jornaleros se les mayor salario, se van a venir a Baja California muchos más, y que la entidad no está preparada para ello.
Kiko “enseñó el cobre” feamente. Sacó a relucir su mentalidad empresarial. Está en contra de que los trabajadores ganen más, pese a lo que ganan actualmente no justifica, ni compensa, la explotación de que son objeto. Para el gobernador panista, pagar mayor sueldo a los jornaleros, es peor que una maldición, pues una avalancha de mixtecos, guerrerenses y oaxaqueños, principalmente, “invadirían” a Baja California.
Da asco leer el contenido del boletín oficial. Habla de un personaje de los tiempos de la colonia, cuando las condiciones de explotación movieron a muchos mexicanos a luchar, primero por la independencia de México y luego a emprender la Revolución Mexicana, que aún no logra alcanzar sus propósitos.
No lo dice el gobernante panista, pero con tal mentalidad, se entiende que durante años, él y otros gobernantes, emanados del Partido Acción Nacional, han solapado, tolerado y propiciado la esclavitud en Baja California.
Por ello calla, cuando los periodistas le preguntan respecto a la acusación que pesa en contra de uno de sus principales colaboradores, Manuel Valladolid Seamanduras, Secretario de Fomento Agropecuario, de ser uno de los explotadores de jornaleros agrícolas.
Tan fácil sería, para acabar especulaciones, integrar una comisión especial, con representantes de organismos diversos, incluyendo ciudadanos de reconocida solvencia moral, no cómplices, ni agachones, que recorran los ranchos y verfiquen cuales son las condiciones prevalecientes.
Pero insisten en pretender “tapar el sol con un dedo”, a base de boletines de prensa mentirosos y fantasiosos, parciales y encubridores.
¿Alguien puede creer que lo que está ocurriendo en San Quintín, son simples mentiras de los jornaleros agrícolas?
¿Alguien puede creer, que los jornaleros agrícolas están exagerando las cosas, pues viven casi en un paraiso?
Evidentemente que no. Los que mienten y abusan, no solo de sus trabajadores, sino que abusan en el uso de trampas y mañas, son los patrones y los gobernantes, encabezados por el propio Kiko Vega.
Ahora, la situación se le saldrá de las manos a Kiko –bueno, si es que pensó que en algún momento la tuvo- pues, por su culpa, por su cerrazón y postura patronal, ahora intervendrán, sin duda alguna, expertos en luchas sociales, en las que predominan la violencia y las agresiones. Y entonces, tendrá que entrar en escena, la Secretaría de Gobernación. Más fuego. En pleno proceso electoral.
