Columnista de la SillaRota: JORGE ROJAS 
 
La temporada de reformas estructurales que prometen cambiar a México y que se aprobaron en su gran mayoría sin amplios debates aplastando todos y cada uno de los cuestionamientos, empiezan a desmoronarse y dejar ver su auténtica naturaleza, ¡reformas sin visión y carentes de mecanismos de blindaje!, a simple vista la renovada legislación en materia energética exhibió la ausencia de contenido técnico para proteger el máximo patrimonio de los mexicanos, el gas y su petróleo.
 
La discusión legislativa en México carece de discusión de fondo, por el contrario se privilegia la imposición de unos en contraste con la irreductibilidad de posturas contrarias, al final se impone la mayoría y se evade la obligación de un debate amplio, transparente y sobre todo productivo.
 
En la discusión del paquete económico 2015, los gurús del gobierno federal y de las fracciones parlamentarias del Congreso de la Unión no entendieron o subestimaron las señales de las grandes firmas financieras quienes alertaban sobre la necesidad de tomar previsiones respecto a las proyecciones de los precios del petróleo para 2015.
 
La decisión fue mayoritaria, a un año de la aprobación de la reforma hacendaria donde PRI, PRD, PVEM y Panal sumaron fuerzas para votar a favor, el PT y Movimiento Ciudadano ratificaron su incondicional NO, lo que menos les importa es México, ni qué decir de los mexicanos.
 
Es del dominio público que tradicionalmente el gobierno federal en turno a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ejerce presión extrema para imponer la voluntariosa decisión de la administración federal, así corresponde al partido en el poder el rendir tributo y pleitesía a la avasalladora determinación central.
 
En 2014 las señales de medio oriente no sirvieron para medio orientar a los salomónicos y expertos economistas del gobierno federal, así el paquete económico se fijó con una proyección por demás optimista respecto al precio del petróleo, el resultado es que al corte la tesorería central se ve en la penosa necesidad de anunciar cortes presupuestales drásticos para las diferentes áreas de la administración pública en México.
 
En efecto dominó, los tres poderes ya mandaron a sus respectivos encargados de administración a recortar en algunos casos hasta un 35% el presupuesto a ejercer para 2015. Si bien es un reclamo popular el recorte de gastos en los tres niveles de gobierno, en la práctica el gasto corriente en los rubros de nómina y gastos de operación se mantendrá intacto hasta después del 9 de julio próximo, una vez concluidas las elecciones federales intermedias.
 
De acuerdo al pragmatismo del ejercicio presupuestal que distingue a la política mexicana, en particular a las administraciones del PRI, es alta la probabilidad que ese macro recorte no restrinja el gasto para el primer semestre de 2015, el cual probablemente dejará sin fondos la operación de la segunda mitad del año.
 
Que nadie se extrañe que los airados anuncios respecto a que no serán aumentados los impuestos, ni serán creados algunos más, es una mentira por adelantado ante la cual el gobierno federal y por consiguiente los gobernadores recurrirán a la enmienda de solicitar préstamos para solventar la falta de recursos para el cierre del año.
 
El gobierno de Enrique Peña Nieto ha sido erróneo en el manejo de la economía y las finanzas públicas, con una reacción tardía ante la creciente disparidad del dólar respecto al peso, y la caída de los montos de ingreso proyectados por la venta de petróleo, sumado a un potencial aumento en las tasas de interés, no se ve como pueda reaccionar la administración de un presidente que se ve solo, cansado, pero aferrado a un gabinete que no le ayuda.
 
Los mexicanos deberán prepararse para aguantar vara, ya que la posibilidad de nuevos impuestos es una dolorosa realidad que vendrá por parte del gobierno federal para tratar de hacer frente a las inconsistentes políticas fiscales y de planeación económica.
 
Será de esperar que la administración actual niegue y se rasgue las vestiduras para rechazar que van a aumentar los impuestos, porque en el fondo saben que es una decisión que ya tienen contemplada.
 
Así que, electorado de México, ¿están dispuestos a seguir empeñando a México?, es una pregunta que motiva a acudir a las urnas.
 
@Mapaestrategico