Sobre la falta de sensibilidad del actual Procurador de los Derechos Humanos Arnulfo de León.  

  “Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo”, Miguel de Cervantes.  

El Búho Sabio había encendido el televisor con toda la intención de relajarse un momento. A veces la naturaleza es tan salvaje y destructiva que cualquier descuido en el bosque puede ser fatal y ese en especial había sido un día difícil. 

Las primeras imágenes que aparecieron fueron manifestaciones supuestamente pacíficas que tenían que ser mitigadas por la violencia, esa que se genera de un pueblo cansado de que sus gobernantes se aprovechen de su condición para aplastarlos. 

Arnulfo de León Lavenant, aún Procurador de los Derechos Humanos y Protección Ciudadana de Baja California, ya no siente lo duro, sino lo tupido.

Más allá de las decenas de empleados que han sido cesados bajo su gestión, se suma un hecho lamentable.

Seguramente la conciencia del Ombudsman no está tranquila, luego del deceso de Marco Antonio Kim, a consecuencia de cáncer de hígado.

El ahora occiso laboraba inicialmente en el área de grupos vulnerables de la PDH, sin embargo, hace poco más de un año fue despedido de forma injustificada, por lo que interpuso una demanda laboral en contra del servidor público citado.

Al titular de los derechos humanos no le importó retirarle los servicios médicos a través de Issstecali, mucho menos conocer el estado que guardaba su salud. Presuntamente era uno de los tantos empleados que le dieron la espalda.

Producto de su avanzada enfermedad, que fue detectada hace tres años, Antonio Kim, retiró la demanda y fue reinstalado con un sueldo de mil 500 pesos en el área de intendencia.

Durante el tiempo que estuvo desempleado buscó por todos los medios acercarse con el titular de la PDH, sin embargo, hubo siempre evasivas hasta que un día lo interceptó y le expuso que su enfermedad registraba un avance considerable y que posiblemente perecería, por lo que era necesario regresar a trabajar para poder atenderse en el Issstecali.

Arnulfo de León Lavenant al ver el estado físico que guardaba Kim lo recontrató. El cáncer ya había invadido su hígado. Los días estaban contados, solo era cuestión de esperar para el fatídico final. Los médicos de Issstecali hicieron el mejor de los esfuerzos para salvarlo sin éxito alguno.
Hace poco más de una semana, Kim "El Guerrero", como le llamaban sus amigos perdió la batalla contra el cáncer a los 61 años. Sus cenizas fueron expuestas en una misa en la Catedral de Guadalupe en la Zona del Río. Sus familiares, amigos y seres queridos lo cobijaron en su última morada.
Más allá de la denuncia penal en contra de Arnulfo de León Lavenant, por presunto fraude, malversación de recursos y peculado, una vez más su reputación está en entredicho, ahora en el plano personal, al mostrar una conducta inhumana desde el cargo que todavía ostenta y que es pagado con el impuesto de todos los bajacalifornianos.

En otros temas no tan agradables no podemos ignorar lo que está sucediendo en las calles de nuestro país,  y que nuestros gobernantes simplemente han sido incapaces de resolver. 

Anoche las redes sociales y los noticieros se llenaron con imágenes que seguramente darán la vuelta al mundo. Manifestaciones pacíficas en todo el país, cierto, pero en el Zócalo de la capital las pasiones se desbordaron.

Uno puede decir son grupos de anarquistas que se están infiltrando entre los manifestantes, sin embargo hay que aprender a leer entrelineas, porque el presidente Enrique Peña Nieto ya lanzó una amenaza velada recordándonos que está en su derecho de usar la fuerza pública ante los hechos de violencia que no se justifican. 

Estamos de acuerdo. El problema es que más allá de usar la fuerza pública la Secretaría de Gobernación se tiene que poner a hacer su chamba, imágenes con los rostros de los anarquistas sobran y quien sabe por qué oscuro interés se les deja en libertad para que se aparezcan en cuanta manifestación se les antoje para hacer de las suyas, en vez de ponerlos tras las rejas por los destrozos que ya ocasionaron. 

Por eso la pregunta que se lanza al aire es ¿Quién está detrás de estos anarquistas y con qué intereses se les permite desvirtuar un movimiento y justificar el uso de la fuerza pública? A ver quién la responde, la dejamos de tarea.