Palco de Prensa
Para muchos bajacalifornianos, el gobernador panista, Francisco Arturo Vega de Lamadrid -le gusta que le llamen Kiko- es un pésimo gobernante. Los observadores de fuera, piensan lo mismo.
No parece tener carácter. Dicho en otras palabras, pareciera que no es gobernador, o que no tiene autoridad como tal.
Esto, en apenas su primer año de gestión administrativa no le pasó a ninguno de sus antecesores. Es risueño, carismático, ojo azul. La edad es la que ya no le ayuda, para buscar un protagónico en una telenovela.
Aunque lo suyo, lo suyo, es la aviación. Se la pasa más tiempo volando, a bordo de un avión, que en su oficina, despachando asuntos propios de su función.
Y cuando está ahí, generalmente no atiende a nadie. Para no comprometerse. No obstante que tiene un montón de asuntos pendientes de resolver.
Sus colaboradores, al menos algunos, le “siguen la onda”. Se la pasan planeando, planeando y planeando, pero no logran concretar nada. O casi nada.
A manera de justificación, dicen que el primer año casi no hicieron nada porque se la llevaron haciendo los contactos necesarios para ello. Pero que en el 2015 habrá una formidable proyección de los programas de infraestructura. Como diría la abuelita: “ver, para creer”.
Otros, en cambio, sí están haciendo algo. Están sacando tajada de los negocios públicos. A un lado las licitaciones y adjudicando obras y proyectos, a los compas.
Hay que ahorrar, para las futuras campañas políticas. O al menos, recuperar lo que invirtieron en la contienda que llevó a Kiko a la gubernatura.
Pero también hay otras cosas que preocupan, seriamente, a los bajacalifornianos y a los que observan a esta entidad, y a su gobernador, desde fuera.
Durante la comparecencia de Daniel de la Rosa, secretario de Seguridad Pública Estatal, ante la Legislatura local, el funcionario dio cuentas alegres de lo que supuestamente se ha hecho sobre la materia.
Algo totalmente distinto a lo que observó el diputado priísta René Mendívil. El legislador dijo que, durante los primeros siete meses del presente año, la incidencia delictiva se ha incrementado de forma preocupante, en comparación al mismo período del año anterior. Ha habido más víctimas por lesiones, robos, violaciones, homicidios o secuestros en Baja California.
Lo más alarmante, señaló, es que la Secretaría de Seguridad Pública del Estado no admita el alza de los delitos. Enfatizó que la seguridad pública es una asignatura que la presente administración ha quedado mucho a deber a los bajacalifornianos.
Mendívil apuntó, que de acuerdo a los datos proporcionados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a agosto del 2014, comparado respecto del mismo periodo del 2013, los índices de delitos patrimoniales se incrementaron en 3.5%, las lesiones en 6.96%, el robo en un 7.3%, las violaciones en un 11.31%, los homicidios en un 20%, los secuestros en un 36.66% y otro tipo de delitos han aumentado hasta en un 25.64 por ciento.
Pero también los observadores foráneos ven con preocupación las condiciones de inseguridad en la entidad.
El martes 16 de septiembre, del año en curso, el periodista Carlos Loret de Mola, en su columna “Historia de Reportero”, hace referencia a Baja California, como uno de los dos nuevos Estados descompuestos.
De entrada, comentaba que para el Gobierno Federal hay dos nuevos Estados en alerta roja. Que detectaba en ambos, un paulatino grado de descomposición en lo que toca a la seguridad, y por tanto, a gobernabilidad.
Aclaraba que no eran los de siempre, como Tamaulipas, Michoacán, Oaxaca o Guerrero, haciendo hincapié en sus características particulares.
Fue entonces que hizo mención del envío de tropas de la Gendarmería Nacional, a Baja California y Jalisco.
Dijo que el Gobierno federal -recalcó que se lo habían confirmado, fuentes del más alto nivel- está muy preocupado por el deterioro de los índices de seguridad en estas dos entidades.
Y precisa: “donde hay mal gobernador, hay problemas de seguridad”, resume un alto funcionario del Gobierno Federal. La frase salpica parejo: Tamaulipas, Michoacán y Jalisco son de mandatario priísta; Guerrero, de perredista; Oaxaca, de un militante de Movimiento Ciudadano; y Baja California, del PAN.
Luego describe las condiciones que han agudizado el tema de la inseguridad. Las deportaciones. Los efectos nocivos de la Reforma Hacendaria, por ejemplo. El narcotráfico, por supuesto.
“Súmele –dice- a esto, un gobernador, Francisco “Kiko” Vega, a quien la prensa local tacha de ausente y acusa de pasar más tiempo en el DF que en su Estado, y listo el potaje de la descomposición”.
Cierra, con una expresión: “Jalisco y Baja California, en la mira”.
