Palco de Prensa
No se sabe si como una burla descarada, un contrasentido, o mero sarcasmo, el XX Ayuntamiento de Tijuana, encabezado por el empresario priísta, Carlos Bustamante Anchondo, estableció como lema de su administración: “Una ciudad con orden”, cuando que fue todo lo contrario, un desorden general.
Varias son las notas características de tal desorden. La proliferación ilegal de carteleras publicitarias, los taxis clonados o amparados, y el comercio ambulante, son algunas de las más notables, aunque también puede agregarse el funcionamiento de innumerables empresas mercantiles, así como los llamados giros negros, al margen de la ley.
Pues bien, ahora pueden agregar otra más. El estacionamiento público, construido a un costado del edificio del Palacio Municipal, otorgado, por el XIX Ayuntamiento encabezado por Jorge Ramos Hernández, a la empresa Administradora de Obras y Concesiones, S.A. de C.V., con fecha 21 de enero de 2010, fue construido y opera totalmente al margen de la ley.
Es más, puede decirse, que es casi seguro que ni siquiera cuenta con licencia municipal de operación. Es un ejemplo de irresponsabilidad absoluta, no solamente de parte de la empresa concesionaria, sino también de los Ayuntamientos XIX, XX y XXI, que debieron haber verificado y exigido, que tuviera licencia de construcción y que la obra se hubiese hecho con la rigurosidad necesaria para garantizar seguridad a los usuarios.
El columnista tiene en su poder, copia del Oficio AE-443-10, de fecha 22 de junio de 2010, suscrito por el ingeniero Javier Durán Crespo, con el carácter de jefe del Departamento de Acciones de Edificación, del XIX Ayuntamiento, dirigido a la empresa concesionaria, informándole que no había inconveniente en que realizara la obra e incluso dándole valor de “Documento Oficial de Autorización”. Los conocedores del tema, precisan que dicho documento no es, de manera alguna, una licencia de construcción.
Pero no sólo eso. Resulta que, mediante Oficio AM-231-10, el administrador del Municipio, Manuel Guevara Morales, actual titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano del Gobierno Estatal, instruyó a Durán Crespo para que entregara la constancia de terminación de obra y éste así lo hizo, cuando que la construcción de dicho estacionamiento, a septiembre del 2014, aún no ha sido concluida.
Es más que absurdo, que los funcionarios del XIX Ayuntamiento, encabezado por el panista Jorge Ramos Hernández, nunca supervisaron la obra y, por lo tanto, no verificaron que se cumpliera con los requisitos más elementales, para garantizar la seguridad de los usuarios. Como tampoco lo hicieron los funcionarios del XX Ayuntamiento, encabezados por el empresario priísta Carlos Bustamante Anchondo, el del lema de “Una ciudad con orden”. Ni los del XXI Ayuntamiento.
Por eso los funcionarios del área de Obras Públicas Municipales del XXI Ayuntamiento, “no dan pie con bola”, en este asunto. Pese a que el estacionamiento se ubica contiguo al Palacio Municipal, es evidente que no hay una bitácora de la revisión de la obra y parece que voltearon a verlo hasta que en días pasados la empresa concesionaria les informó que la explanada superior, no se podría utilizar para el evento del Grito de Independencia, debido a que no tenía capacidad para ello.
Sin embargo, pasaron los días y dieron por cierta la supuesta justificación, para no utilizar ese sitio, para los fines originales. Pero no reaccionaron. No consideraron importante realizar un estudio técnico, para determinar la seguridad o riesgo del estacionamiento, para los usuarios del mismo. Ni mucho menos consideraron necesario clausurarlo.
Incluso, fue hasta el día en que, a insistencia del síndico social, ingeniero Bernabé Esquer, el ingeniero Roberto Sánchez, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano, efectuó una revisión ocular, con la que se percataron que estaban realizando obras de reparación a la estructura, y ordenaron su suspensión, pues no se contaba con autorización oficial para ello. Pero no lo clausuraron, continuó en uso.
En días pasados, un experto en urbanismo y construcción, al grito de: “no se hagan bolas”, explicó al columnista que el origen de las fallas de la estructura del estacionamiento es que se excedieron en la capacidad de resistencia del peso, para la que fue construido.
El pasado fin de semana, vía correo electrónico, el arquitecto Rigoberto Díaz Gómez, presidente del Colegio de Arquitectos de Tijuana, dijo al columnista que la solución a esto, es muy sencilla: ordenar la clausura y la demolición total de la obra. No se hagan bolas.
Señaló categórico que la obra fue mal planeada y con tantas fallas garrafales, que lo recomendable y ético es su demolición, y que es imperdonable que se pretenda hacer reparaciones que a la postre van a resultar un desastre, del cual nos vamos a lamentar. Que es el pago por lo que mal se hace, y que no se debe olvidar que estamos en una zona sísmica. Que lo material, se recupera, las vidas humanas no.
El pasado jueves 19 de septiembre, el síndico social, mediante oficio SINDSOC/1198/2014, recomendó al síndico procurador, Arturo Ledezma Romo, que a fin de prevenir cualquier situación que pusiera en riesgo la integridad física o patrimonial de los usuarios del estacionamiento, girara formal instrucción a la Secretaría de Desarrollo Urbano, para que ésta ordenara a la concesionaria las reparaciones o demoliciones necesarias, para remediar las fallas estructurales.
Asimismo, que se prohíba el uso de dicho estacionamiento, además de que se realicen las indagatorias correspondientes, determinando responsabilidades y se apliquen sanciones. Un día después, la Sindicatura Procuradora solicitó a la Dirección de Protección Civil inspeccionar la obra, realizar dictamen técnico y determinar grado de riesgo para usuarios.
No se hagan bolas. Debe acabar el desorden. Procede la clausura y casi seguro la demolición. No entienden aquello de que es preferible prevenir que lamentar. Una tortuga, sería más veloz.
