De la Feria de Tijuana y la Ley  sobre el régimen de propiedad en condominio. 

     

“Mi libertad termina donde empiezan los derechos de los demás”, Anónimo.

 

Una tarde el Búho Sabio y el Creador escuchaban una historia desagradable. De esas cotidianas doña Chonita desgreño a Conchita por cusca y porque la llamo gorda. Don Aniceto estaba en la cárcel porque la noche anterior se puso una guarapeta de aquellas y cuando su vecino le dijo que le bajara al volumen de la música sacó la pistola y le acomodó dos balazos.

 

El Creador no lo podía creer y el Búho sabio intentaba consolarlo diciéndole que a lo mejor las próximas generaciones sí podrían evolucionar.

 

Las noches se engalanan con las luces multicolores. El aire fresco parece dar tregua a las altas temperaturas que han venido azotando a nuestra ciudad. De frente nos recibe el Mago del Oriente. Inmóvil. En sus manos un bote recibe el pago de los visitantes, quienes a cambio obtendrán una carta con su futuro. Para quienes nos gusta jugar con la imaginación pensamos el camino que tuvo que recorrer este personaje entre los desiertos de arabia y las artes que debe conocer y guardar entre sus túnicas.

 

Los carritos chocones, la rueda de la fortuna todo parece trasladarnos a nuestra época de infancia. Nos relaja. Nos saca de la rutina del estrés de la ciudad, el trabajo y el tráfico.

 

La mujer águila que fue castigada por una bruja por portarse mal, al igual que la mujer tortuga. Los grupos musicales que tocan al fondo y le dan un aire pueblerino a nuestra cosmopolita Tijuana, todo está muy bien, pero hay excesos que rompen el encanto y que nuestras autoridades municipales bien harían en regular.

 

A la llegada el estacionamiento. Si amplio y con mucho lugar. Lo cual parece lógico si debes pagar cincuenta pesos para estacionar tu auto, y a la salida todavía darle propina al “Viene viene” si no quieres que te despida con una majadería o un apodo de menos.

 

Caminas por la feria hay algunos precios razonables al alcance de cualquier bolsillo, pero hay otros que de plano le dicen a los del estacionamiento “quítate que ahí te voy” como los locales de comida que te venden una orden de tacos de adobada o de pastor como prefieran llamarle a noventa pesos. ¿Qué? ¿Noventa pesos?

 

Está bien que uno de los objetivos sea reactivar la economía de las familias de la región (aunque casi todos los locatarios radiquen en todos lados menos de aquí dicho sea de paso), pero creo que los excesos aparte de romperle el encanto a la magia de la feria sus luces, juegos y atracciones, también dejan un mal sabor de boca y provocan que mucha gente piense dos veces antes de regresar o al menos estacionarse donde mismo.

 

Pero pasemos a otra cosa que también está relacionada con la falta de atención por parte de las autoridades municipales. No sólo las de Tijuana sino del resto de los municipios de nuestro estado que tampoco han tomado muy en serio el tema.

 

Las promesas que realizan nuestros alcaldes en campaña de los alcaldes son ambiciosas y se quedan en nada. Por ejemplo Carlos Bustamante Anchondo se regodeo diciendo que dejaría a Tijuana como San Diego y en sus manos tuvo la oportunidad de sentar las bases para ello y simplemente no lo hizo.

 

Me refiero a la Ley sobre el régimen de propiedad en condominio que fue aprobada por el Congreso del Estado en el 2004 y da atribuciones a los ayuntamientos para contar con oficialías conciliadoras e incluso en aquel entonces se dio el plazo de un año para que esta ley entrara en vigor y a la fecha nada.

 

En el caso de Tijuana no sólo paso Carlos Bustamante desde entonces, también lo hizo Jorge Ramos y a pesar de que ya anda queriendo entrarle al ruedo político de nuevo, tampoco hizo nada al respecto, esperemos que el doctor Jorge Astiazarán ponga manos a la obra.

 

Y porque digo que el empresario Carlos Bustamante pudo sentar las bases implementando esta ley. Fácil él quería que Tijuana se pareciera a San Diego, bueno sin el afán de verme malinchista, pero en el vecino condado las leyes se respetan, cuando uno cruza a San Diego ve a los paisanos bien portaditos, no se pasan un alto y los que viven por allá no andan haciendo sus pachangas a altas horas de la madrugada porque así les va.

 

Pero vienen a Tijuana y se dan vuelo. Se lucen como decimos por acá y las autoridades ni sus luces. Bueno eso es en gran parte porque esta ley aunque está publicada en papel no existe en la realidad y todo mundo hace lo que le da su soberana gana. Si don Carlos hubiera dejado sentadas las bases, sólo cumpliendo con lo que entonces exhortaron los diputados otro gallo nos cantaría y quizás estaríamos más cerca de ser una sociedad más tranquila y muy similar a San Diego, lamentablemente no lo somos. 

Bueno hasta ahí la dejamos, me despido con un pequeño anuncio, el próximo Golpe Bajo será escrito por el autor desde el centro del país, ya que estaremos por aquellos rumbos atendiendo presentaciones de la novela “Donde la oscuridad penetra” el sábado 27 de septiembre en Cuautla, Morelos y la semana siguiente en la Ciudad de México, a ver qué tema interesante se nos atraviesa por allá para comentarlo en este espacio.