Señoritos de la política
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Señoritos de la política

TIJUANA, BC - miércoles 17 de septiembre de 2014 - Gilberto LAVENANT.
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Palco de Prensa
 
Lo que está pasando en el Estado de Sonora, parece una leyenda de la época colonial. Cuando los hacendados enviaban a sus hijos a estudiar a la capital y luego los señoritos regresaban y actuaban como virreyes.
 
Su poder era tal, que trataban a la plebe como sus esclavos. Les robaban tierras, ganado, incluso a sus mujeres. Los trataban como a sus esclavos.
 
Hace más de 200 años de la Independencia de México, pero las ancestrales costumbres de los hijos de los hacendados siguen siendo las mismas. Un tanto acentuadas, cuando además de dinero, la política les permite llegar a ser gobernantes y por lo tanto adicionan el poder político a sus ambiciones.
 
El problema es que, hartos de gobiernos priístas, frívolos, derrochadores y corruptos, muchos pensaron que los “señoritos” tenían intenciones de servir a la comunidad, no de servirse, o de servirse con la cuchara grande, como sus antecesores. 
   
El ejemplo típico de estos nuevos políticos, supuestos redentores, lo es el actual gobernador de Sonora, el panista Guillermo Padrés Elías. Quizás haya otros iguales, o peores, en la República Mexicana, pero en principio, éste, como se dice vulgarmente, no tiene madre.
 
Veamos las gracias de este tipo. Es propietario de un “terrenito” de 3 mil 670 hectáreas, conocido como El Pozo Nuevo de Padrés. Un extenso predio, inicialmente árido.
 
Sin embargo, se metió a la política. En 1997 llegó a ser diputado local en el Congreso de Sonora. Luego, en el 2000, fue diputado federal. Después, en el 2006, senador de la República y a partir del 2009, gobernador.
 
Estando en esa posición, cuya gestión concluye en el 2015, transformó su rancho en uno de los más prósperos y exitosos del país. Bueno, no fue tan sencillo, pero aprovechó al máximo su participación en la política.
 
En el 2011, logró que el presidente panista, Felipe Calderón, le otorgara 6 títulos de concesión para explotar, usar o aprovechar agua del subsuelo, por un período de 30 años.
 
Las concesiones le permitieron, desde entonces, perforar 6 pozos de agua, de los que extrae 2 millones 888 mil metros cúbicos anuales. Más otros 4 millones de metros cúbicos, que extrae del río Manzanal.
 
Pero no crean que tales volúmenes del vital líquido, fueron para beneficiar a los sonorenses. De ninguna manera. Padrés Elías construyó en su “ranchito” una presa hidráulica, en donde almacena 4 millones de metros cúbicos de agua, para sembrar 300 hectáreas de nogal.
 
La obra, tiene una cortina de 120 metros de longitud y 80 metros de altura. Se estima que tuvo un costo de 170 millones de pesos. ¿De dónde se hizo de mulas Pedro?, podrían preguntar, si muchos sonorenses recuerdan a Padrés bajo el mote de “el mala paga”. Cosas de la política, podría decirse, como única explicación.
Cuentan que en el 2006, fue dado de baja de la Unión Ganadera Regional de Sonora, por mala paga, al no cubrir adeudos por un monto de 16 mil 997 pesos, por concepto de 779 juegos de aretes para su rancho San Agustín, en Arizpe.
 
Al construir la presa en El Pozo Nuevo de Padrés, cortó la corriente del arroyo y río Manzanal, además de que ha sobreexplotado los mantos acuíferos, al grado de que ahora tiene agua en exceso y ha convertido sus predios en prósperos y exitosos. De los más productivos de la entidad.
 
Lamentablemente, esto ha ocasionado que los pobladores de Bacanuchi, una comunidad vecina, de 248 personas, que viven de la agricultura y la ganadería, actualmente no tengan agua, ni siquiera para saciar su sed.
 
Pero ¿cómo reclamarle al “señorito” gobernador? Al responsable de velar por el bienestar de todos los sonorenses, pero que es el causante directo de sus angustias, de su agonía.
 
Luego se supo, que Padrés Elías, no tramitó, ni obtuvo autorización de las dependencias federales competentes, para la explotación y uso de recursos hidráulicos. Estaba bien con “Jelipe”, ¿qué podían hacerle?
 
Todo esto trascendió, debido a una tragedia. El pasado 6 de agosto, la mina Buenavista del Cobre, ubicada en Cananea y propiedad del Grupo México, derramó unos 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre en el Arroyo Tinajas, que contaminaron los ríos Bacanuchi y Sonora, así como La Presa El Molinito, afectando a más de 23 mil habitantes de las zonas aledañas.
 
La situación provocada por el derrame es tan grave, que ante la amenaza de cancelación de la concesión minera, el Grupo México accedió a la constitución de un fideicomiso por 2 mil millones de pesos, para reparar los daños provocados a los sonorenses.
 
El “señorito” Padrés, trató de aprovechar esto, para desviar la atención sobre las irregularidades de su “ranchito”. Publicó un desplegado en la prensa nacional, exigiendo al presidente Peña Nieto la atención inmediata de los sonorenses, afectados por el derrame tóxico. 
 
De paso, expulsó de la entidad a los delegados federales de Conagua, Sagarpa y Profepa, a quienes acusó de actuar de manera irresponsable y con objetivos políticos electorales, tras el derrame tóxico. Lo cierto es que le incomodaban, porque ya le habían “echado el ojo” a su “presita”.  Imaginen a este “señorito” como Presidente de la República. Ufff.  
 
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