Por Hamlet Alcántara
De literatura y otros menesteres en seguridad pública.
“Quien piensa a lo grande debe equivocarse a lo grande”, Martín Heidegger.
Trazados del Tiempo
Los muertos no se van. Acarician nuestros recuerdos de vez en cuando. Tocan a la puerta del alma y entre sueños nos saludan.
El tiempo los mata, pero el timbre de un despertador los resucita anunciando su nombre.
Algunos hasta se aparecen en la recámara.
Trepados en un columpio o parados en un rincón.
Los muertos se convierten en una creación del alma. En espíritus que cantan en el bosque y en un bosquejo detrás de una veladora.
A propósito del centenario del natalicio del escritor argentino Julio Cortázar que se celebró el pasado 26 de agosto me llegó un poco la inspiración y decidí compartir con los lectores un relato corto o prosa poética de mi autoría titulada “Trazados del tiempo”.
Lo anterior sin el afán de compararme con el maestro Cortázar obviamente, quien es uno de los máximos exponentes precisamente en estos géneros, además de ser uno de los integrantes de los escritores del llamado Boom Latinoamericano al lado de Gabriel García Márquez y Octavio Paz entre otros.
Y es que eso de las mini ficciones o cuento corto es un verdadero arte que no es muy socorrido y menos en un país como el nuestro donde el hábito de la lectura no está muy arraigado, a pesar de que tenemos grandes exponentes como Guillermo Samperio, un autor que encontró en este género una importante plataforma para darse a conocer, sobre todo considerando la falta de espacios en los medios de comunicación y los lectores de cinco minutos.
Recuerdo a mi amigo y maestro Daniel Sada, escritor cachanilla de renombre, quien nos hablaba a sus alumnos precisamente sobre el concepto de los lectores de cinco minutos. Hoy en día los escritores nos encontramos frente a este desafío.
Con la llegada de las redes sociales, el Internet y la propia televisión, los autores debemos asumir el reto de que tenemos frente a nosotros a lectores de cinco minutos: es decir personas que agarran un libro, revista o periódico y que si en cinco minutos la lectura no les atrae, nuestros escritos están condenados al bote de basura, por decir menos.
El desaparecido maestro Daniel Sada nos repetía eso cuantas veces podía y como ejemplo nos ponía la inmortal novela de Pedro Páramo, de Juan Rulfo: “Vina a Cómala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”. La sola fuerza de esta frase te invita a continuar con la lectura y de ahí es imposible que un buen lector la deje hasta terminar la obra completa.
Pasando a otros temas en días pasados tuvo lugar un evento de gran pompa donde estuvieron presentes el Gobernador del Estado, Francisco Vega de la Madrid, el alcalde de Tijuana, Jorge Astiazarán Orci, el Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, Esteban Islas Basilio, entre otras personalidades de la política para firmar un acuerdi en materia de seguridad, el relanzamiento de la línea de denuncia 089.
Todo lo que se haga en materia de seguridad es aplaudible, aunque esperemos que esto sirva al menos para que el Secretario de Seguridad Pública del Estado (SSPE), Daniel de la Rosa Anaya le eche un ojo a las instalaciones del famoso C4, donde los empleados trabajan en no muy buenas condiciones.
El nuevo Centro de Control, Comando, Comunicación y Computo Tijuana conocido como el C4 fue inaugurado el pasado 30 de octubre del 2013 por el entonces Gobernador, José Guadalupe Osuna Millán y el actual titular de la SSPE, quien repitió en el cargo.
Entonces se hizo un magno evento, sólo que las autoridades olvidaron un pequeño detalle instalar el agua y el drenaje a estas nuevas instalaciones, y así continúan a la fecha. Según nos dicen empleados de este centro hay veces que la fosa séptica se llena y así dura hasta semanas.
Ya se imaginaran los olores para quienes tienen que estar hasta más ocho horas del día atendiendo las denuncias de la ciudadanía y de la falta de personal mejor ni hablemos.
Esperemos que ahora resuelvan este pequeño detalle.
