Har nogle chili con carne
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Har nogle chili con carne

MEXICO, DF - lunes 28 de julio de 2014 - lasillarota.com.
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Por: RAFA Devillamagallón
Columna: La Silla Rota
 
Har nogle chili con carne
 
[o lo que es lo mismo… ¿en qué momento nos interpretaron así?]
 
Debo confesar que con mucha anticipación a mi viaje a Dinamarca, había preparado una serie de datos curiosos sobre México, con la intención de describirlo de manera graciosa e inteligente frente a cualquiera que me interrogara al respecto. Ya podrán imaginar mi frustración cuando nadie me preguntó.
 
“Para ustedes es más fácil, todo el mundo sabe donde está México” me comentó una compañera proveniente deTúnez, un país mucho más pequeño y ciertamente más enigmático que el nuestro ante la cultura occidental. El impacto que tuvo en mí esa frase fue tal, que ni siquiera puedo recordar qué era aquello que ella refería como más fácil para nosotros. Al menos no era fácil exponer una descripción, debido a que nadie mostraba la curiosidad suficiente. ¿Será que por saber donde está México la gente cree saber suficiente respecto nuestra nación? ¿O al menos lo suficiente como para no sentir la necesidad de interrogar más a fondo? Porque ciertamente la estudiante mencionada estaba siendo interrogada respecto a su patria al momento de decir la frase. Sobra decir que yo era el curioso en ese caso, mientras que ella no mostraba un interés similar.
 
Evidentemente todo el mundo sabe donde está México. Compartimos más de 3000 kilómetros de frontera con el país más poderoso del mundo, el cual adicionalmente puede ser considerado aquel con mayor influencia cultural-mediática sobre Europa; por ende, sobre Dinamarca. Compartimos también —para bien o para mal— suficiente historia con el mencionado país, así como un flujo constante de migración que genera una cultura compartida cuya influencia en sus instituciones es innegable. Ello genera que seamos constantemente retratados en todo tipo de contenido mediático proveniente de los Estados Unidos. ¿Pero es ese todo el interés que producimos?
 
Algo que saltará inmediatamente a la vista de todo aquel que busque indicios de México en Copenhague es que la gran mayoría de los supermercados tienen aunque sea una minúscula sección que ofrece explícitamente productos “mexicanos”. Son en realidad productos considerados por ellos como adecuados para preparar comida típica mexicana. Cuando digo que esta sección puede ser minúscula, me refiero a que en ocasiones consiste tan sólo en una repisa; pero en muchos casos se trata de un estante entero. Los supermercados en Copenhague no son ni remotamente tan grandes como en México, de manera que la oferta puede considerarse representativa; tal vez por debajo de la estadounidense (que ofrece marcas específicas más que regionalismo), pero a la par de la mayoría de las naciones del medio y lejano oriente (si las consideramos individualmente, desde luego). No puede decirse lo mismo de ningún otro país latinoamericano o de algún africano.
 
Y es que es ciertamente nuestra comida lo primero en que piensan los europeos cuando se les menciona que uno es mexicano. En mi primer semana en la Universidad de Copenhague, un grupo de compañeros oriundos de diversas naciones de dicho continente coincidieron todos en reiterar su gusto por la comida típica de mi país. No los someteré a ustedes —en su mayoría lectores compatriotas— a la descripción que dichos colegas hicieron de nuestros platillos. Sólo traten de imaginar el menú de un restaurante llamado The zarape, ubicado en el aeropuerto internacional de alguna metrópoli del Medio Oeste de los Estados Unidos.
 
Con el tiempo, uno evoluciona de predicador a cínico. Dejas de intentar convencer a la gente de que tu comida es más que tacos y de que además los hard shell tacos no son tal cosa; dejas de insistir en que el chili con carne es texano y en que no porque algo tenga sazón picante se convierte en un platillo típico nuestro (aunque esto último es lo que más sentido tiene de entre sus afirmaciones); y —finalmente— terminas por abandonar el argumento de que la Cocina Tradicional Mexicana es la única gastronomía incluida en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Sé que esto último no contradice ninguna de las posibles afirmaciones de los interlocutores, pero llega un momento en que uno está intentando demostrar un punto que ya no sabe cuál es.
 
Es por ello que facilita mucho la vida el cambiar al estado de insolente. Ante la afirmación de “probé muy buena comida mexicana en [cualquier lugar excepto México o EEUU; claro, en los barrios mexicanos]” uno simplemente contesta “no, you don’t” y ante la presentación de un plato acompañado por la aserción “esto es mexicano”, sencillamente se objeta “no, it’s not”. ¿Qué cómo lo sé? Soy mexicano. Quien quiera más explicaciones, que las pida. No estoy tratando de convencer a nadie y además, estoy dispuesto a probar tu platillo y a disfrutarlo, si es el caso. Sólo no me trates de convencer de que es un guiso típico de mi país. ¿No sabría yo eso sin necesidad de tu aclaración?
 
Lo cierto es que todo apunta a la conclusión que esbocé en el tercer párrafo: Los europeos (con excepción tal vez de los españoles) nos ven a través del filtro mediático gringo. En su defensa habría que señalar que nosotros no percibimos Escandinavia de manera muy distinta. ¿Quién sabe de vikingos más allá de lo que Hollywood ha decidido platicarnos? O más cercano a nuestro tema: yo he comido en Estados Unidos variedades de lo que en nuestro país se conoce como pan danés y que allá es llamado de igual forma (Danish Pastry). No obstante, la verdadera versión danesa —conocida comowienerbrød— no guarda mayor semejanza con éstos.
 
Ahora que soy estudiante de medios de comunicación, puedo afirmar que a distancias tan grandes, la verdad imperante sobre otras culturas es a menudo aquella que los medios deciden contarnos. Es natural y no podemos atribuir toda la culpa al emisor o al receptor de dicha información. Lo que sí deberíamos cuestionarnos cuando nos hacemos conscientes de sesgos como el aquí descrito, es si debemos luchar por restarle hegemonía al intermediario.
 
@deviraf
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