Columnista de la SillaRota: FEDERICO LING SANZ CERRADA
En ese sentido, la PAHO es una inmensa mezcla de medicina con política pública. Se necesitan doctores, especialistas que conozcan bien el funcionamiento de nuestro cuerpo y de las enfermedades, pero también se necesitan personas especializadas en políticas públicas, gobiernos y burocracia, que sepan lidiar con los procedimientos administrativos que cada país tiene. Cuidar la salud no solamente significa tener elementos médicos disponibles para asegurar la misión, pero también tener gente lo suficientemente capaz de sortear los procedimientos y los laberintos intragubernamentales de cada país, para saber leer la situación de los mismos y poder recomendar e implementar la mejor solución posible.
Como decía al inicio de esta colaboración, el pasado lunes tuve la oportunidad de escuchar en una plática al doctor Prabhjot Singh, Especialista en Malaria, quien discutió las enfermedades transmitidas por vectores, las cuales fueron el enfoque del Día Mundial de la Salud de este año. Los vectores son insectos que pueden transmitir los virus y las bacterias y por ende, causar un gran daño a la población. Algunos ejemplos de estos males son el dengue, la malaria, etc. Y dado que el grupo a quien se estaba dirigiendo estaba conformado en su mayoría por mexicanos, el Doctor Singh puso ejemplos acorde a nuestro país, para tratar de entender mejor la situación.
Para el caso específico que nos ocupa, una cosa me llamó mucho la atención: el doctor mencionó que existen algunos brotes de malaria en el continente, entre ellos está México; de manera focalizada en el estado de Sinaloa. Y cuando el doctor comenzó a elaborar sobre esto, mencionó que la causa principal del brote sinaloense de malaria se debía, en gran medida, al narcotráfico. Inmediatamente vino a mi mente una gran cantidad de preguntas, pues me resulta francamente sorprendente que el narcotráfico sea una de las causas que la PAHO tiene que atender para cuidar la salud de los pueblos americanos. ¿Cuáles son las razones de que el narcotráfico afecte el cuidado de la salud en Sinaloa? Entre otras cosas, la dificultad en el acceso a los servicios de salud, la clandestinidad en que operan muchas personas en esos poblados, la falta de doctores y de suministros médicos por el temor a ser atacados por el crimen organizado, y otra serie de factores que están directamente relacionados con el fenómeno del tráfico de drogas.
Más allá de abundar sobre las causas y los posibles escenarios de solución, lo que me resulta más interesante de todo es la construcción de la imagen de México en el exterior. No necesariamente está basada en la opinión pública general, en percepción o en ideas preconcebidas, sino en factores científicos, tomados en cuenta por organizaciones como la PAHO, y que tienen que ver con la realidad de México. Yo jamás me imagine que este factor sería uno de los pilares de la imagen que tiene nuestro país en los organismos internacionales, mucho menos cuando el Gobierno Federal y los gobiernos estatales trabajan tanto para revertir precisamente esta tendencia. Lejos de cualquier otra cosa, creo que tenemos que preguntarnos muy seriamente si los esfuerzos en términos comunicacionales para que México reconstruya su imagen en el exterior están siendo eficientes, o si por el contrario, la realidad se está encargando de derrumbar desde la raíz todo el trabajo que se ha hecho.
Una cosa es cierta: la percepción es realidad y la realidad puede moldearse desde la imagen, la comunicación y las ideas en abstracto. Pero llega un punto en que la imagen – por muy bien hecha que está – no puede contravenir a la realidad, cuanto ésta dista tanto de aquella que se pretende narrar. Ante los hechos tan determinantes, tan poco flexibles y tan definitivos, como el brote de malaria en el estado de Sinaloa, lo que queda entonces por hacer es afrontar el problema, reconocer que hay una brecha entre lo que se quiere contar y lo que está verdaderamente sucediendo, y proponer una ruta – con los pies en la tierra – sobre las alternativas de solución. La comunicación más poderosa es aquella que se basa en la realidad, y sobre ella construye. Cuanto mejor si la comunicación está bien hecha y es atractiva.
@fedeling
