"Beware"
Agencia Fronteriza de Noticias
IZZI
VOTAR ES UN DERECHO Y UNA OBLIGACIÓN. VOTA ESTE PRÓXIMO 2 DE JUNIO
Programas Keila
Programas Villegas
Translate this website into your desired language:

"Beware"

MÉXICO, DF - sábado 19 de abril de 2014 - lasillarota.com.
1273
Columnista de la SillaRota: LUIS FARÍAS MACKEY
 
Attali explora dos opciones más de futuro: El hiperconflicto y la hiperdemocracia. Deseo hoy, sin embargo, hilar sobre una condición inherente a su primer y más probable escenario. Condición que, considero, está presente ya en nuestra cotidiana realidad.
 
“El Mercado” es hoy considerado como sujeto, “Salvador”, suma inteligencia, ley última e inapelable, deidad y fin en sí mismo. A esta invención que ha destronado al hombre del centro de la creación, no le basta con acaparar todos los bienes y todos los negocios, si no que requiere, para subsistir, quebrar al hombre mismo en su esencia.
 
El hombre, para ser, requiere convivir y toda convivencia demanda una argamasa de cooperación, solidaridad y compasión. La convivencia se construye sobre un sentimiento de amistad y una sensación de confianza, se cobija en un sentido de pertenencia y se reproduce en otro de comunidad, que brinda la certeza que es el bienestar de todos, la garantía del mío propio.
 
Si quitamos la vista y atención un momento de la televisión y de las redes (no podrían estar mejor nombradas; basta ver cómo nuestra niñez y juventud viven presas entre sus cuerdas), quizás podamos rescatar el sentido de armonía que priva en la naturaleza y se palpa en el universo más allá de nuestra burbuja terráquea y su deidad mercaderil.
 
Pues bien, el hombre forma parte de esa armonía. Al menos, debiera hacerlo. Sin embargo, vive incordiado por una segunda naturaleza mercantil y consumista. Entonces, parafraseando a un clásico: Si todo está tan bien, ¿por qué nos sentimos tan mal?
 
Nada del mundo actual busca hacer feliz y armónico al hombre. Por el contrario, busca incordiarlo, desmoralizarlo, alienarlo. Aislarlo de la naturaleza, de sus potencialidades y de toda convivencia armónica y solidaria. Somos unas máquinas autómatas y voraces cuyo único fin es consumir; no para satisfacer necesidades primarias, sino para saciar dependencias creadas que una vez saciadas dejan un vacío aún más desgarrador que el precedente.
 
Corremos a la insatisfacción inquebrantable. Nada nos llena, nada nos calma, nada nos pacifica, salvo correr desbocada y alienadamente en una banda de consumismo sin fin.
 
Pero no sólo no queda satisfacción, tampoco queda nada que pueda conservarse. Todo es desechable una vez adquirido, nada está hecho para durar. Todo es fugaz. Todo es efímero. Nada es consistente.
 
Sandra Bullock ganó 69 millones de dólares con la película Gravedad. ¿Qué dejó a cambio? Una hora de entretenimiento. Por el contrario, el campesino que produce los alimentos que sostienen nuestras vidas se muere de hambre porque su trabajo es despreciado y está depreciado. El albañil, el plomero, el electricista, el carpintero, que hacen posible nuestra vida en una vivienda que gozamos todos los días y quizás de por vida, jamás ganarán en toda su existencia una suma parecida a la de la artista y, sin embargo, nos dan muchas más satisfacciones que una hora de distracción.
 
Un programador de videojuegos, que no produce nada tangible ni esencial para la vida, puede volverse millonario en una semana, pero quien produce algo esencial o al menos necesario debe quedar sometido. Más que ello, debe estar moralmente quebrado, desarmonizado con el mundo y con la sociedad, desamparado y sin esperanza. Su autoestima y seguridad internas deben fallecer sin derecho a la alegría, al solaz, al esparcimiento, a la paz interna, a la creación y a la felicidad.
 
Ese es el hombre perfecto para el mercado. El trabajador sometido y derrotado; desmoralizado, sin sentido de pertenencia, sin lazos comunitarios, sin armonía.
 
Tampoco crea Usted que la artista de cine y el programador de videojuegos son felices y saben de armonía y paz con uno mismo. Cargan diferentes cruces en el mismo infierno.
 
En fin, algo anda mal y no es el hombre ni las voces que lloran en lo más incomunicable de su ser, sino una segunda naturaleza que le ha sido impuesta y lo encadena al peor de los futuros y presentes.
 
Ya lo dijo Harrison:
 
Beware of sadness
It can hit you
It can hurt you
Make you sore and what is more
That is not what you are here for.
 
@LuisFariasM
Ayuntamiento Bullying
Poli Egresados
Matemáticas Fáciles
21 Aniversario
IZZI Abril 2024
PBM Medicina
Buscador Acerca de AFN Ventas y Contacto Reportero Ciudadano