Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 8 DE JULIO DE 2022.- Si la oposición estaba en el fondo de la barranca, con la información que se ha hecho pública sobre el dirigente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, su presencia se vuelve un pesado fardo para cualquier intento de convertirse en una alternativa seria.    Casas, terrenos, inversiones, todo con sueldo de diputado, gobernador y ahora dirigente de un partido.    Sumar los salarios reportados, no tiene relación con la cantidad de recursos que se requieren para obtener todos esos bienes materiales.  Y por supuesto, su sueldo como dirigente del partido, es parte de las prebendas que cobran por existir, gracias a las leyes electorales. 

La forma en que se obtuvieron las grabaciones es totalmente ilegal.  Las expresiones son de alguien que se siente en confianza para usar un lenguaje que utiliza para con una persona a la que se le considera cercana. El lenguaje soez, es una evidencia de que el dirigente del partido no tenía la menor idea de que estaba siendo gravado.  Pero eso no evita que lo asentado, sea una evidencia de corrupción, de una mentalidad prepotente y de un manejo arbitrario de los recursos públicos.  Pagar allá, acá, transferir, matar periodistas de hambre ( lo que abre otro problema porque implica la permanencia del chayote). Nada en las grabaciones demuestra que se trabaje en un proyecto, en estrategias para impulsar políticas públicas, en mejorar las relaciones con los integrantes del cada vez más diluido partido. 

Si el momento de detener la reforma eléctrica fue el instante cumbre de la oposición, estos días son de una fragilidad avasallante. No hay priistas que lo defiendan. La violación de la ley por parte de la gobernadora de Campeche, apenas se menciona. El efecto de las grabaciones ha sido devastador. La eficacia va de la mano de la pobreza que demuestra el dirigente que lleva al partido a un sumidero del cual, quien sabe si podrá salir.   Acudir a instancias internacionales para acusar que es perseguido político, evidencia que no tiene capacidad de movilización en México. A nadie se le ha ocurrido convocar una marcha en la ciudad de México para defenderlo. Están seguros que, de intentarlo, la cantidad de personas, serían ínfima.  Nada que ver cuando en 2006 se dieron las protestas y marchas de López Obrador. En el caso de “Alito”, no sé si acudirían sus familiares cercanos. 

¿Cómo defender lo que da vergüenza? Imposible. Por eso aparece en Suiza hablando en un estrado, en un auditoria vacío. Los que filmaron las imágenes que circulan en los medios, ubica a un dirigente que no le habla a nadie que lo escuche. Simples estertores de un cadáver político que nos muestra que tirar el dinero de los mexicanos es un acto social al que se han acostumbrado son extrema ligereza. Le da lo mismo hablarle a un auditorio vacío que dar órdenes para gastar dinero en campañas de las que sólo se espera la derrota. 

El principal defensor de Alito fue López Obrador.  Fue injusta la manera en que se ingreso en su casa, afirmó. Sin duda, para el proyecto de la 4t, el mejor escenario es Alito en la presidencia del PRI. La imagen de la corrupción todos los días son votos para Morena y un fardo para la oposición. Si esta no había encontrado forma en cuatro años, ahora menos. Si alguien pensaba el barco se hundía, con Alito ya no hay duda, se hunde porque se hunde. En Morena, deben estar felices por cada día que el personaje salga en pantalla: es la imagen del pasado que muchos queremos ver enterrado. 

Morena se ha alimentado de priistas.  Esto tiene múltiples significados. Desde elementos comprometidos y con preparación, hasta arribistas que buscan posiciones a costa de lo que sea.  El juego de imágenes de priistas en Morena, tiene sustento y es una realidad que debe ser explicada.  Las capacidades obtenidas en la administración son necesarias, indispensables. No se aprende de un día para otros y los resultados implican experiencia.  Por ello, Morena, lejos de ver lejano el triste escenario que ofrece Alito, debe cuidar su interior. Mientras López Obrador esté como fiel de la balanza, se pueden detener los impulsos. Cuando deje de serlo, el país estará en otra condición nueva: volver a construir instituciones políticas, pero que sean diferentes a las que existen. 

Por eso la reforma de electoral es reforma de Estado. Un gran reto. Un camino nuevo porque con los mensajes de buena voluntad y los rayos de esperanza, no alcanza para un país como México. Es un frágil equilibrio que logró cambiar cosas importantes, pero que en el largo plazo, tampoco tiene una gran alianza al interior. Las corcholatas, se abrazan y se amenazan, se ríen y pagan encuestas favorables. Todos están adelantadísimos al proceso electoral, pero no hay institución que los detenga. El INE, por más que lo intente, ha dejado de ser la institución confiable que presume ser y los embates en su contra ha minado su legitimidad. Si me equivoco, pues que detenga a las corcholatas porque no son tiempos electorales y las fotos demuestran lo contrario. 

Pero terminemos con Alito. Ese que cobra su sueldo con las prebendas que le da INE y que ya no tiene legitimidad ni entre los militantes de su partido. Es decir, alguien que recibe recursos para construir una plataforma de futuro, pero que no le creen   ni los miembros de la organización.  Bueno, pues que cobre el dinero de los impuestos, para demostrar que existe aún una clase política que vive una realidad diferente a la de los mexicanos.  Y luego, se siente indignados por que se conoce la verdad. 

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