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Una postura Mexicana

Tijuana BC - viernes 13 de mayo de 2022 - Marco Antonio Samaniego.
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Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 13 DE MAYO DE 2022.- Siempre la postura de México con respecto a América Latina y Estados Unidos tiene un carácter conflictivo.  Desde el surgimiento del concepto América Latina,  está marcado por ser de orden defensivo ante la acción armada de algún sector estadounidense.  Para el caso específico del surgimiento del concepto, antes que se definiera el espacio al que se hace referencia, la invasión de William Walker a Nicaragua en 1854, fue el factor que detonó la emergencia de presentar un frente unido. El presidente de Estados Unidos reconoció el gobierno de Walker y con ello, surgieron un conjunto de propuestas que le dieron forma al concepto. A mi parecer un concepto que siempre ha tenido sus matices. 

Así, cuando meses atrás el mismo William Walker trató de formar una república en Sonora y Baja California, no hubo un efecto detonante. Su intento coincidió con  la pretensión de James Gadsden de comprar Baja California y Sonora, o de ser posible más, con la idea de expandir el sistema esclavista en los territorios del noroeste de México. La síntesis de decir la compra Gadsden o la venta de La Mesilla, esclarece poco el objetivo del mencionado, quien, agresivo y decidido a expandir la esclavitud como sistema productivo, deseaba mucho más que el territorio que fue adquirido en 1853. William Walker fracasó en su proyecto por falta de apoyo, sobre todo de recién llegados a San Francisco, por efecto del descubrimiento de oro, que no estaban dispuestos a abandonar la zona para ir a aventurarse a Baja California y Sonora, donde hubo resistencia a la propuesta.

Antonio María Melendrez  - nativo de la Grulla - fue quien encabezó la resistencia en lo que corresponde a Baja California y Walker, luego de pocos meses, salió derrotado. 

Poco después, como ya mencioné, con la invasión a Nicaragua, el tema cobró otra dimensión. Walker se convirtió en un referente y el concepto de América Latina, defensivo y antiestadounidense, fue retomado por Napoleón III para aprovechar la guerra civil (1861-1865) y tratar de unir a los entonces latinos – en su relación con la lengua romance –  y aprovechar el momento en contra de   los yanquis del norte y en la medida de lo posible ayudar a los confederados separatistas. Los efectos de todo ellos son múltiples, pero se destaca la invasión francesa a México y la llegada de un “príncipe” – cualquier cosa que sea eso-  a gobernar a México, donde además se le nombró “emperador”, aunque en el arte de gobernar no pudo demostrar nunca que era lo que gobernaba. 

Un siglo después, cuando la Unión Soviética trató de colocar misiles en Cuba, - octubre de 1962 – y Kennedy trataba de formar la Alianza para el Progreso para recibir apoyo declarado de los países del continente,  el posible ataque nuclear estuvo cercano, lo que afectaba a todo el planeta. México, a pesar de ciertas dudas, terminó con apoyo al gobierno cubano en 1964 y desde entonces, presidentes mexicanos acudieron a saludar a Fidel Castro. Desde Echeverría hasta Ernesto Zedillo tocaron tierras cubanas y se tomaron fotos con el revolucionario dictador. Con Fox, se dio un penoso incidente, llamado “comes y te vas”, que quedará como uno de los peores momentos en la historia de la diplomacia mexicana. 

Por supuesto, un dictador es un dictador y Cuba era y sigue siendo una dictadura. Pero cuando Echeverría o López Portillo aparecieron con Castro y también con Jimmy Carter las fotos no causaron escandalo porque el país era otro. La prensa era otra. Lo que no ha cambiado, a pesar del intento de Obama, fue cambiar la postura en torno a Cuba. La lógica mexicana de apoyo a la isla, tiene un sustento en una idea de quebrantar un aislamiento en el cual el principal afectado es el pueblo cubano. Ellos son los que padecen una condición que les ha marcado por varias generaciones y que incide directamente en su forma de vida.  La falta de productos, comunicaciones y también, de democracia, mantienen una condición  que sigue sin tener propuestas efectivas.  Por ello, la discusión sobre qué hacer en esta relación es de relevancia. Voltearse como si no pasara nada, es como negar que Cuba esté en el continente. Es como decir  vamos a unirnos todos pero los que dan problemas no, porque entonces va a haber problemas. Sonrisas y aplausos, como si la realidad necesitara de sonrisas y aplausos y no de confrontar realidades que marcan a millones de seres humanos. El que se porte bien es invitado y el que no, mejor que se quede en casa para no saber que existe y que su realidad,  de todos modos, está presente en el contexto de las decisiones continentales. Es mantener lo que no ha funcionado para que no siga funcionando. 

Vamos a jugar al juego de todos unidos pero sin discutir. El ámbito de la guerra/invasión a Ucrania genera una necesidad y una diferencia. ¿Por qué  no intentar algo que marque una diferencia? ¿O pateamos el bote para seguir pateando el bote? Si el contexto permite avances, por mínimos que sean, por qué no aprovecharlos. A lo mejor no sale nada, a lo mejor sale algo que cambie la realidad de varios miles de personas. Los odios en el tema son grandes y los efectos electorales internos marcan la presidencia de Biden.  

Por otra parte, Venezuela y Nicaragua tienen semejanzas y diferencias. Sus realidades son duras y con efectos en todo el continente. Los niveles de incertidumbre son  enormes para pueblos completos que viven en condiciones extremas. El caso nicaragüense es impresentable en la forma que sea. Nicolás Maduro ni se diga.  Imposible no tener una opinión negativa, cuando menos en mi caso. Pero debe haber congruencia en la forma en que llamamos a las cosas. ¿Existe congruencia al no invitar a tres  porque son los que no están de acuerdo en diversas posturas, o todas?  No sé se las realidades de esos tres países cambien el algún momento, o hasta que, en términos naturales, los sujetos que se mantienen en sus cargos  fallezcan. Pero sí sé que una postura congruente, que ha sostenido México en muchos momentos – incluyo  a Porfirio Díaz con Nicaragua en 1908 -  es que los problemas continentales se enfrentan, en  un contexto en que nuestra realidad, sobre todo la de nosotros los que vivimos en la frontera, es de que estamos aquí y ellos allí, y las ideas se defienden, aunque la negociación dependa de varios factores. ¿O resignificamos el fracasado  comes y te vas? 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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