PAN Y CIRCO
Por: Francisco Ruiz, RuHe

ANDRES, EL SOBERBIO

Durante mi lectura de una de las columnas en un periódico de circulación nacional, me encontré una frase que se presume pronunció Andrés Manuel López Obrador: “ustedes son hombres de Estado, yo soy hombre de nación”. Y así lo dejo de manifiesto de nueva cuenta durante su discurso en la Plaza de la Constitución, el domingo pasado. En general, el tono de su discurso fue el que le ha caracterizado siempre, uno nacionalista y crítico, pero reiterativo, populista y poco novedoso.

Andrés Manuel demostró de nueva cuenta su “peso” político, partió de un ambiente hostil y completamente adverso logrando convencer a muchos indecisos, atrajo a quienes creyeron que era un “peligro para México” en el 2006  pero le dieron su confianza en las pasadas elecciones, aunque no está por demás decir que muchos votaron por el para intentar impedir que llegará a Los Pinos el hoy Presidente Electo, sin embargo no fue suficiente.

Hoy el ex jefe de gobierno busca estructurar su propio movimiento, tal parece que lo miraron feo en el partido, que no sólo fundó sino en el cual militó más de 20 años, o de plano no le brindarían el soporte que el demandaba. Esto para mi queda claro el “cáncer” de Andrés, su soberbia, le aqueja de nuevo.

Admiro la labor del ex candidato, simpatizo con muchas de sus ideas, pero también soy realista y soy un mexicano comprometido con mi país más allá de simpatías, la objetividad me obliga a reflexionar y dentro de dicho análisis vislumbro una posible meta de Obrador: fundar un nuevo partido para consolidarlo como una iniciativa ciudadana, plural e incluyente, capitalizarlo, adherir a otras fuerzas; en síntesis, sustituir al Movimiento Progresista con Movimiento de Regeneración Nacional, el cual contribuya en sus planes a mediano y largo plazo, una sutil y poco disfrazada “sucesión” izquierdista.

LOS PLATOS ROTOS

En resumidas cuentas, puedo concentrar mis opiniones de la siguiente manera:

Primero, es evidente que el tabasqueño no cumplirá con las declaraciones que formuló durante la campaña, donde aseguró que de perder la elección presidencial se retiraría para residir en su finca en Chiapas, en definitiva Andrés no se va a “La Chingada”.

Segundo, el Movimiento Progresista, integrado por los partidos autodenominados de “izquierda”, fue una herramienta de vital importancia para Obrador hasta este domingo, ellos aportaron los recursos y a través de los mismos que se cumplieron las formalidades que dicta la ley para registrar candidaturas. El PRD, PT y Movimiento Ciudadano se sirvieron de Andrés Manuel López Obrador, y este se sirvió de ellos, como él bien dijo “Estamos a mano y en paz”.

Tercero, aunque los partidos le aportaron mucho al ex jefe de gobierno capitalino, sí se pone en una balanza fue Andrés Manuel precisamente el ganon, porque si de fuerzas se trata, arrastran más los votos que las bases de los partidos. Los partidos tienen los recursos pero AMLO tiene los votos, algo que capitalizó muy bien.

Cuarto, a través de la anunciada “independencia” del ex candidato presidencial, y consolidando a MORENA como un partido político, no solo resquebraja a la izquierda y la deja endeble, sino que ya tiene asegurado el conducto legal por el cual alcanzar candidaturas, esperemos que el run run que ya suena sobre su futura candidatura presidencial en el 2018, no encumbre más la soberbia del señor López. Creará un partido que pueda controlar y que ofrezca mejores posiciones que un PRD debilitado y vacío, como me atrevo a augurar que sucederá.

Quinto, el más golpeado en este asunto resulta ser el buen amigo Marcelo, y es que Ebrard deberá enfrentarse en las próximas internas no solo al jefe de gobierno electo, Miguel Ángel Mancera,  quien ya desde temprano levanto la mano, sino a una fuerza opositora más que puede ser la de la nueva institución partidista, ello aunado a un Movimiento Progresista que NECESITARA de la fuerza de López Obrador.

Sexto, se alinean con el también conocido “Peje” o se van a su finca, puesto que la fuerza del voto la tiene él, habrán de saber negociar, el mango de la sartén está en la mano de Andrés, aunque no sabemos si se trata precisamente de la extremidad izquierda. Bien adelantó el ex Presidente Legítimo en su mensaje: “…estaremos dispuestos a caminar juntos y llegaremos a acuerdos para actuar como una sola organización…”, aunque en esos acuerdos el pondrá sus condiciones.

Séptimo, Andrés Manuel merece toda mi admiración por consecuente, desde joven se empecinó con la lucha social, se separó del PRI por sus conductas sesgadas y antidemocráticas; junto a Cárdenas, Muñoz Ledo y otros, fundó el partido del sol azteca; marchó con el Dr. Nava; contendió por el DF; luego sobrevivió al desafuero; enfrento un primer embate durante la campaña presidencial del 2006; vinieron las reacciones, los señalamientos, los logros, sus aportaciones a la vida democrática del país. Se ha atrevido a hacer públicos los secretos a voces que muchos por temor, a represalias o a la burla, callamos.

Andrés se rige por las palabras de uno de los personajes a quien ha manifestado profesar una profunda admiración: "Nosotros vamos a hacer una democracia auténtica porque va a participar el pueblo y no una minoría como hasta ahora pero sobre la base de un gobierno recto, moral en que no haya privilegios y granjerías para unas minorías, el pueblo va a responder ese es el gran aval que tengo yo", Salvador Allende.

Conocer al pueblo es su principal arma, consensar acuerdos dentro del argot político es su reto.

POST SCRIPTUM

Una vez más Andrés y yo estamos de acuerdo, cuando dice que “… no es sencillo lograr una transformación pacífica y profunda como la que nosotros queremos y necesita el país. Hay que enfrentar intereses creados muy poderosos que se oponen de manera rotunda a perder sus privilegios”.

Andrés es férreo defensor de sus convicciones e ideales, es consecuente en su actuar, aunque necio y obcecado en sus procedimientos. Comparto su amor por México, su pasión por la Historia, algunos de sus románticos idealismos; sin embargo para ser político se debe actuar como político, uno capaz de decidir sin apasionamientos, analizar con objetividad, negociar con mesura, dirigir con dignidad, actuar con decencia; en la política no basta el liderazgo social, aunque es una cualidad que a muchos de los actores les hace falta.

Para que un hombre pueda gobernar un pueblo, primero debe gobernarse a sí mismo.

A la memoria del Presidente Allende.

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Nota Importante: las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.