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Identidades políticas

Tijuana BC - sábado 9 de octubre de 2021 - MARCO ANTONIO SAMANIEGO.
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Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 9 OCTUBRE 2021.- Las identidades en los partidos políticos, hace mucho que fueron rebasadas por la adaptación, la flexibilidad y un conjunto de relaciones que pasan por coyunturas en las cuales, los actores políticos deciden construir sus carreras en función de posibilidades a corto plazo. En otros lenguajes, se menciona como chapulinismo, el cambio de camiseta, traidores (dependiendo de la postura), o cualquier otro. En última instancia, las capacidades desarrolladas en la experiencia se pueden ver truncas cuando el voto favorece a otros y algunos deciden que modificar la postura, es una condición de posibilidad. 

Así, diputados, senadores, jefes de departamento, directores generales, han modificado su pertenencia partidaria desde hace cuatro décadas. Muchos priistas apoyaron a panistas y viceversa. El PRD se llenó de priistas y el PAN, en varios momentos recibido a priistas que antes los habían confrontado. Sin embargo, es el PRI del cual se alimentó el PRD y ahora, tanto el PRI como el PRD alimentan a MORENA.  Desde distintas áreas del conocimiento, se puede observar estas transformaciones en un ámbito de constante negociación. En la actualidad, morenistas con antecedentes priistas o panistas o verdes o de movimiento ciudadano, se desmarcan arrepentidos de haberse sumado a MORENA.  En muchos casos, no parece que sea un tema de agendas, sino el de qué posición tengo en el gobierno y cuáles son las posibilidades de sumarse en determinado momento. Cuando eso se cancela, entonces salen rompiendo las puertas y reclamando incongruencia de los principios morenistas. 

¿Hasta cuándo y hasta dónde se puede sostener un sistema en esas condiciones? Imposible saberlo. En el corto plazo, funciona para MORENA porque recibe personas con experiencia, en dos sentidos. Administradores con conocimiento, pero, por otro lado, algunos con tradición de corrupción. Entre quienes realizan buenas practicas y los que no, es difícil distinguir. Por otra parte, si los delitos no se demuestran, no existe motivo efectivo para desplazarlos. Aunque algunos son difíciles de ubicar por una historia alejada de la corrupción. 

¿Por qué fue posible esta condición? Las reformas de la década de 1990, desde mi punto de vista, fueron clave. Se otorgó recursos a personajes, familias incluso, que tuvieron una base para movilizarse, crear clientelas, apostar por zonas y convertirse en partidos bisagra, con los cuales era necesario negociar para lograr cambios legislativos. Sectores medios, profesionistas de todo tipo, comerciantes, se volvieron expertos en sumarse como regidores, senadores, diputados y otros cargos, para ocupar puestos, construir o desarrollar experiencias y mantenerse en la pugna por instrumentar políticas públicas. 

El argumento lo dio la caída del bloque soviético, un supuesto fin de la historia y un supuesto fin de las ideologías. También, agendas enmarcadas en el cuidado del medio ambiente, el cambio climático o demandas relacionadas con el género, particularmente las mujeres. Nuevas exigencias que buscaron interlocutores en los que no importaban la pertenencia partidista, sino apoyos para lograr que en las agendas se integraran a las políticas públicas. Ser apartidista, se volvió lo frecuente. No querer tener relacion con los partidos, pero sí incidir en las legislaciones, ha sido la tónica. Lo que antes era acarreo y borreguismo, tomó el camino de asistir a acciones especificas con objetivos concretos.  Eso no ha eliminado el acarreo, los actos públicos con torta y soda, o las bolsas con recompensas por asistir. Pero hoy, cuando menos, se intenta que no se registren en el acto, porque los celulares incomodos exhiben que las prebendas no se encaminan a fortalecer la vida partidista, sino sobrevivir la elección para mantenerse en la disputa por el presupuesto. 

Es una convivencia entre la tradición y lo moderno, entre viejas y nuevas prácticas que hacen que un sistema se mantenga. El argumento, es que se trata partidos menos ideológicos y más prácticos. En esta línea, la reforma eléctrica se mueve en el ámbito de la negociación política. El PRI tiene un camino abierto para decidir si se mantiene en su alianza con el PAN o se aleja de una condición de confrontación con el gobierno, pero con el riesgo de que sus miembros en la coyuntura, se vayan a alimentar las filas morenistas. El tema es central porque el PRI, arrinconado como estaba, de pronto ha cobrado vida.  Sus votos se vuelven importantes para una de las reformas que tienen repercusión en la vida de todos los mexicanos y en proyectos de suma relevancia. 

Todo indica, que el elector (así, en abstracto, como una figura de la modernidad sin rostro) sólo observa en quien encabeza y no en los cuadros que aparecen en distintas posiciones. Lo importante es la eficiencia, la capacidad para tomar decisiones. En muchos casos, esto va de la mano de los perfiles y de las trayectorias, sin observar ya cuales eran las preferencias de antaño.  Para mí, cuando menos, la pregunta es si en realidad es una continuación de lo que fue el PRI, donde el sector marcaba grupos, organizaciones, charolazos, pero que en realidad se cubría bajo el manto del discurso de la revolución mexicana, que en muchos momentos dio para todos lados, izquierda, derecha, centro.  Después, los panistas, se mostraron como opción, pero el poder generó las contradicciones y los excesos que los llevaron al vacío que hoy exhiben. 

Es probable que esta condición este ahí desde tiempo atrás, porque los márgenes de negociación y propuesta están vinculados a lo que hoy sucede en las oficinas de palacio nacional. Una relacion con Estados Unidos que tiene márgenes, espacios, pero limitantes en las propuestas. Nuestro lenguaje tiene que ser de soberanía, pero las propuestas tienen que ir acotadas. Es una realidad. Los partidos funcionan en ese margen. Creo. Lo malo, no hacen agendas a largo plazo, porque la contingencia predomina.  Eso permite que no sea lo ideológico lo que se presente, sino la eficacia administrativa. Y por ello, cambiar, permita esos traspasos de grupos completos o de organizaciones de un lado a otro. En algún lugar, siempre está un partido, con recursos de todos los mexicanos, en espera de demandas que salen de abajo. Es probable que ahí estemos.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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