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Independencia como dato, independencia como futuro

Tijuana BC - viernes 17 de septiembre de 2021 - Marco Antonio Samaniego.
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Por: Marco Antonio Samaniego

TIJUANA BC 17 DE SEPTIEMBRE DE 2021.- Los tradicionales gritos de independencia fueron eventos que plantean la idea de continuidad. Viva la 4t, viva la lucha contra la corrupción. El pasado siempre se usa como parte de un proyecto social. Es común y consecuente que se trate de justificar algo a partir de una memoria construida, sin importar el apego que existe con aquello que en efecto sucedió. Así se construyen las patrias, a partir de acciones de pasado que demuestran que el único fin posible, es el que utiliza la palabra para darse sentido. El poder político lo ha realizado desde siempre y eso no va a cambiar. 

Los mexicanos, como pocos, tenemos rituales de celebración que generan una idea de que somos los más nacionalistas. Embajadas, consulados, gobernadores, presidentes municipales, retoman una construcción de cómo hacerlo y con sus diferencias ligadas al personaje, se modifican detalles. Pero el grito es el grito. Para algunos el pozole, el menudo y el tequila. Un tiempo que fui habitante de la Ciudad de México, descubrí que para muchas familias el festejo, era una reunión familiar, de la misma importancia que otras fechas, como la Navidad. 

El ritual está ligado a la idea de estar a un lado de Estados Unidos. Es recordar que el pasado siempre está ahí, presente, que la tensión es una buena relacion o una relacion buena y no hay mucho más. Cuando México apoyó a Cuba en el marco de la Guerra Fría, tomó una postura que le daba un sentido a la política internacional. Estamos con Cuba y los cubanos, pero no estamos con el comunismo. En ese marco, hubo acuerdos para la no proliferación de armas nucleares en América Latina y nuestro país mostró una postura que resultó en visitas de Fidel Castro y en que el presidente mexicano, sobre todo Echeverría, asistiera a la isla caribeña. Nada pasó. Estados Unidos estaba más preocupado por intervenir con la operación cóndor e imponer el terror en Argentina, Brasil y Uruguay, que en los abrazos entre Castro y Echeverría. Chile, por supuesto, es un ejemplo de que era mejor poner un asesino dictador que temer una asociación cubano- mexicana para expandir el comunismo en América. 

Estados Unidos se metió en guerras en el medio oriente para disminuir el impacto al interior, de lo que significaba  retirar sus tropas de Vietnam y planteaba estrategias para apoderarse de más islas del Pacífico. En ninguno de los casos, por cierto, hubo acciones de democracia con esos pueblos.  Internamente, los movimientos ambientales crecieron como respuesta a las pruebas nucleares en Nuevo México y Nevada. En los informes   médicos sobre el efecto de los efectos del material nuclear, varias organizaciones de médicos demostraron que, en Carolina del Norte o Illinois, había pruebas de que varios tipos de cáncer se habían incrementado, a pesar de la distancia. Es decir, los estadounidenses estaban más preocupados por los efectos de dicho material que por los abrazos entre Echeverría y Castro. 

La visita de Díaz Canel, no tiene preocupado a Joe Biden. No está la unión soviética con ningún plan de colocar armas en la isla para que apunten hacia Florida. Y por cierto, las bases en Turquía que apuntan a Rusia sí siguen ahí, con regulaciones, pero están. Biden tiene más preocupaciones por la migración y por los efectos de la salida de Afganistán y por el Covid, que por las acciones de un 16 de septiembre en la ciudad de México.  De hecho, como vicepresidente de Estados Unidos, no renunció al cargo cuando Obama fue a saludar a Raúl Castro. Obama, quien se dedicó a lanzar bombas a diestra y siniestra en Siria y puntos cercanos, tuvo como plan terminar con el bloqueo económico. Es decir, Obama caminó en el sentido que hoy es cuestionado por numerosos editorialistas. Se pidió algo que el propio vicepresidente, hoy presidente, tuvo en su agenda. 

Pareciera pues que Lopez Obrador esta abogando algo nuevo, cuando en realidad hace una década estuvo planeado, aunque el triunfo de Trump lo detuvo. Florida aporta 29 votos electorales y es ahí donde se decide mucho de lo que sucede. Es entre los sectores desplazados donde se genera un discurso que presionó internamente para que se mantuviera el bloqueo y los votos que se otorgan, es un factor. Los demócratas saben que Florida ha estado en mano de republicanos y estos, saben que un punto central de mantener esos votos de su lado es continuar con el bloqueo. López Obrador acude a una postura generada hace medio siglo, cuando la Guerra Fría estaba en su parte más álgida. 

Por supuesto que Cuba es una dictadura. No hay forma de defender lo que ahí sucede. Miles y miles de testimonios reafirman las pésimas condiciones de vida en todos sentidos. Pero mantener el bloqueo no ha provocado más que miseria y hambre. Es mantener un odio a algo que ya no está ahí, el comunismo y los Castro. Es darle gusto al revanchismo y al uso y abuso de la memoria que busca humillar y aplastar.   Las palabras de los cubanos en Miami demuestran el ánimo de que no se trata de democracia, sino de revancha. 

Se puso el tema en la opinión pública. Y eso es importante porque se visibiliza que ese bloqueo tiene sesenta años. Miles de hombres y mujeres han vivido afectados por el bloqueo y cualquier discurso de igualdad, gobernanza, globalización, se resquebraja ante el hecho de mantener una condición de sometimiento que tiene doble dimensión, la interna y la externa. ¿Y si se quita el bloqueo y los cubanos deciden mantener su gobierno, cuál es el problema? ¿y si se quita el bloqueo y los cubanos quieren cambiar su gobierno, cuál es el problema? ¿Dónde esta la amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos? ¿en los machetes para cortar caña? 

La historia cubana siempre ha sido parte importante de la historia de México. Y la historia de Estados Unidos es parte sustancial de la mexicana, y sobre todo para la frontera.

Saber historia de México, obliga a conocer la de Estados Unidos. Los falsos nacionalismos llevan a la ida de ignorar lo que hace el vecino que influye de manera decisiva en tu vida cotidiana. Hacer a un lado a Cuba es imposible. Díaz Canel representa un régimen que viola permanentemente los derechos humanos, no verlo es estupidez. Pero no   ver el bloqueo y sus efectos, es doble estupidez. 

Por tanto, solo queda la negociación. Y si es necesario, la intermediación.  Muchos cubanos la necesitan. Se mueren de hambre y de falta de medicinas y sobre todo, de expectativas de vida. Seguirle el juego a los de Florida, es pedir que se mueran muchos para que ellos regresen algún día a vengarse. No ver que Cuba necesita cambiar, es encerrarse en discursos de la década de 1930 que de poco sirven en este contexto. 

Y ni modo. Si te toca te toca. Y México debe tener una postura para negociar. No tenerla es negar su doble realidad, hacia el Caribe y hacia el norte. Ahí estamos y todo repercute tarde o temprano. Lo único que no se debe hacer, es la tristeza de un Fox diciendo comes y te vas, para luego destrozar cualquier camino a una negociación. A veinte años de esa frase, sigue dando vergüenza. 

No sé si sea un plan a largo plazo. Espero que no sea un simple capricho. Pero si algo se avanza para que ese pueblo se libere, aunque sea un poco, de su doble tiranía, entonces sí que López Obrado va a pasar a la historia, de la buena. 

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

 

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